Pueblo de referencia (inicio y final de ruta): Pampaneira
(Granada).
Poema a
Pampaneira (Rafael Gómez Montero)
Puerta abierta de la Alpujarra alpina.
Balcón a la Granada marinera.
Hacia arriba las nieves del Veleta,
al horizonte,el mar de Salobreña.
¡ Viajero en la Ruta Alarcorniana !
Caminante que buscas la belleza,
el sol, la luz, el aire, los castaños
y el agua cristalina del Poqueira.
Para ti peregrino en sus praderas
levanta al cielo lanzas Pampaneira.
Puerta abierta de la Alpujarra alpina.
Balcón a la Granada marinera.
Hacia arriba las nieves del Veleta,
al horizonte,el mar de Salobreña.
¡ Viajero en la Ruta Alarcorniana !
Caminante que buscas la belleza,
el sol, la luz, el aire, los castaños
y el agua cristalina del Poqueira.
Para ti peregrino en sus praderas
levanta al cielo lanzas Pampaneira.
Recorrido: Circular
Longitud aproximada: Entre 12-15 km (según
la versión que escojamos)
Dificultad: Media-Alta por el
desnivel a superar.
Desnivel: Entre 750 y 910 m
(según la versión que escojamos)
Tipo de camino: Lo habitual , sendas
, veredas, camino carretero, cortos tramos de asfalto y calles empedradas
cuando atravesemos los cascos urbanos de los tres pueblos.
Fecha de realización: sábado 21 de
abril 2018, Meteorología: unos 20ºC de
temperatura que con el bochorno del levante que nos dejó un cielo gris la mayor
parte de la jornada con bochorno al mediodía. Aunque afortunadamente a la ida,
coincidiendo con el tramo de ascensión la briosa de levante fue nuestra mejor
aliada.
50 participantes: Carlota Comino, Pepa
Pérez, Alena, Rosa, Pepe Pateador,
Eduardo Campos, Fernando Fernández, José Manuel Moreno, Miguel Fortes, Miguel
Moreno, Josefa Rebollo, Juan Antonio Villar, Ana Martínez, Manuel Álvarez,
Cristina Piqueras, Isabel Delgado, Manuel Naviero, Aurelio Campos, Julio Peláez,
Pepe Guerrero, Miguel Quiñones, Margarita Martínez, Nono, Julio Pérez, Francisco González Palma, Maria José Fernández
Lara, Inma Castillejo, Paco Gutiérrez, Francisco
Sedeño, Jerónimo Alba, Carmen Villasante, Paco Castillo, Manuel Pérez Peña,
Sancho Ada, Pepe Valenzuela, Mabel Moya, Mariano Navarro, Paco Verdugo, Mariví,
Antonio López, Conchi Moreno, Javier de La Fuente, Romualdo Estévez, Maria
Jesús Rider, Álvaro Millán, Olivia, Enrique Campos; nuestros guías Manolo
Manzanares y Carmen Cabello. Y un servidor, autor de esta crónica: Juan Ignacio
Amador Tobaja.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-del-poqueira-24171152A
tener en cuenta:
Nuestro itinerario coincide con
varios tramos de la amplia red de senderos del entorno, siendo nuestra
principal referencia a la ida el sendero local de la Atalaya (SL A-220) y a la
vuelta desde Bubión a Pampaneira el sendero PR-A 70 Pueblos del Poqueira.
Alicientes principales:
El Valle del
Poqueira y sus tres pueblos: Pampaneira, Bubión y Capileira, que cuelgan de sus
laderas constituye uno de los conjuntos paisajísticos y etnográficos más
representativos de la Alpujarra granadina, que atesora una riqueza
impresionante de valores naturales, etnográficos y gastronómicos.
La Alpujarra granadina (y la almeriense) ha ido generando a lo largo de su historia un paisaje rural de insólita belleza, logrado, a través de ingentes trabajos: el aterrazamiento de fuertes laderas hasta lograr una sucesión de bancales donde se asientan los policultivos (cereales, viñedos y una sucesión amplísima de árboles frutales) que abastecían a sus habitantes; así como una compleja red de acequias mediante la que se han regado y abastecido desde la edad media las tierras y los pueblos.
La Alpujarra granadina (y la almeriense) ha ido generando a lo largo de su historia un paisaje rural de insólita belleza, logrado, a través de ingentes trabajos: el aterrazamiento de fuertes laderas hasta lograr una sucesión de bancales donde se asientan los policultivos (cereales, viñedos y una sucesión amplísima de árboles frutales) que abastecían a sus habitantes; así como una compleja red de acequias mediante la que se han regado y abastecido desde la edad media las tierras y los pueblos.
Todo ello ha dado lugar a una comarca con una impronta propia, una identidad
diferente a cualquier otra y que hoy podemos admirar y disfrutar. Siendo además
la comarca pionera en Andalucía en el Turismo Rural contando con un gran número
y variedad de alojamientos que en la mayoría de los casos son magníficos
modelos de gestión, ofreciendo muchos servicios, que ya quisieran para sí
muchos hoteles. ¡Ojalá que esta magnífica herencia patrimonial, natural y
cultural, de incalculable valor, sea respetada y protegida en los años
venideros!.
El bucólico
entorno de estos tres pueblos escalonados
que forman Capileira, Bubión y Pampaneira se presta a ser recorrido de
diversas maneras, la versión más corta y socorrida con un coche de enlace al
final del recorrido sería a través del sendero de 9 km, PR A-70, Pueblos del
Poqueira: Iniciando la caminata en Capileira el más alto, para hacerla en
sentido descendente. Muy recomendable para amantes de la fotografía, que
quieran ir recreándose con los rincones más pintorescos de cada pueblo, sin
ningún tipo de prisas. Si sólo se dispone de un vehículo, lo suyo es
dejarlo en Pampaneira, allí cogemos un
taxi que nos suba hasta Capileira y hacer el recorrido con la tranquilidad de
tener nuestro vehículo al final del itinerario.
La versión
intermedia sería la que acabamos de mencionar, añadiéndole el sendero que
discurre en paralelo al margen derecho del Barranco del Poqueiro (izquierdo),
en el sentido ascendente, que fue el que nosotros realizamos a la ida..
Y la versión
extendida, que fue la que nosotros realizamos y describimos a continuación,
haciendo la ida en sentido ascendente por el margen derecho del Barranco del
Poqueiro (izquierdo), en el sentido de nuestra marcha desde Pampaneira a
Capileira. Una vez en Capileira, tomar el sendero que nos lleva hacia la
Central de La Cebadilla, remontando unos 200 m de ascensión hasta llegar a un
cruce de sendas un kilómetro más allá de Capileira, tomando una pista que en
dirección SUR, nos lleva hasta las ruinas del cortijo del Cerezo y unos 500 m
mas allá, abandonamos la pista para iniciar un pronunciada descenso hasta
Bubión, desde donde ya retornamos a Pampaneira por el PR A-70, Pueblos del
Poqueira.
1ª parte, de
Pampaneira a Capileira por el Valle del Poqueira.
Una vez que el autocar nos dejó en el aparcamiento que
hay a la entrada de Pampaneira, desandamos el corto trecho de carretera que
pasa junto a unas instalaciones del tendido eléctrico y desde el exterior de
una curva en forma de horquilla ya nos encontramos con el panel del
"sendero local" SL A 220 La Atalaya, que coincide con el primer tramo
de nuestro recorrido, abandonando en este punto la carretera (parte baja del
pueblo de Pampaneira) por donde comenzamos a descender por una pista terriza,
que nos lleva entre fincas distribuidas en bancales sembrados de frutales y
cereales. Desde el inicio ya estamos contemplando allí en lo alto la silueta de
Capileira, recortando la silueta de la parte alta de una loma, que en teoría es la cumbre de nuestra ruta, si bien, aún subiríamos
unos 200 m mas arriba.
En apenas cinco minutos, bajo unos álamos, en el
margen derecho del camino, nos encontramos con un pequeño manantial de aguas
ferruginosas que nos recuerdan a "Fuente Agria" de la no muy lejana
localidad de Portugos, que según dicen: "posee propiedades
curativas, a pesar de que deja un sarro o toba bermeja, que también deja este
rastro en las garrafas o cántaros en los que se transporta, debido al óxido de
hierro que contiene. Su sabor es agrio, herrumbroso y huele a alcaparrosa, pero
parece ser que sus virtudes son prodigiosas".
Prácticamente
desde el inicio del descenso por esta pista terriza podemos escuchar el fluir
de las espumosas y cristalinas aguas del Barranco de Poqueira en su discurrir
por el fondo del valle, hacia su encuentro con el río Guadalfeo al que entrega
sus aguas unos 12 km río abajo, a la altura del cortijo de la Herradura, a los
pies de la Sierra de Jubiley.
En unos
quince minutos habremos llegado al puente
de La Higuerilla o del Molino (no confundir con el otro "Puente del Molino" que hay aguas arriba, a la altura de Pampaneira, en este caso toma su nombre del viejo molino
harinero (ver foto de arriba, hecha desde el mismo puente), cuyas ruinas quedan a la izquierda del camino, justo antes de
atravesar el puente, situado frente a una preciosa cascada. A escasa distancia
del puente del río, en su margen izquierdo se ha adecuado la denominada área
recreativa de La Poza, nombre con el que los lugareños conocen este idílico
rincón del río Poqueira, una auténtica preciosidad que bien merece una buena
pausa y una generosa sesión de fotos. (Se trata del punto más bajo de nuestro
recorrido, situado a unos 1.010 msnm).
Una vez al
otro lado del puente, tenemos dos opciones, continuar la trayectoria S-O, que
nos marca el trazado del puente y que nos llevaría en paulatina ascensión hacia
la zona denominada "El Haza Larga", o bien, nada más cruzarlo, tomar
una empinada vereda, donde tendremos que poner nuestros cinco sentidos tanto
por la fuerte pendiente a superar, con caída sin freno hacia el fondo del
barranco y con bastante piedrecilla suelta.
En realidad es el único tramo de
cierto riesgo/dificultad de la ruta, no superior a los 100 m lineales, en
apenas cuatro o cinco minutos de fuerte pendiente, la pendiente se suaviza un
poco y el sendero ofrece un firme mucho más seguro, mientras vamos superando
una larga sucesión de zig-zags que se dirige hacia la base de un pináculo
rocoso que vemos allí arriba.
Antes de darnos cuenta habremos superado un gran
desnivel respecto al fondo del barranco, que a partir de este momento
llevaremos siempre a nuestra derecha. Las laderas de este margen del río están
pobladas principalmente de matorral bajo salpicado por algunas retama, pastizal
y pequeños bosquetes de robles melojos y castaños. Tras un primer tramo de
ascensión muy empinado, el sendero nos da una tregua y aunque la ascensión
continua el perfil se suaviza, para volver a afrontar un segundo trecho de dura
ascensión hasta situarnos a la altura del bancal donde se encuentran las ruinas
del Cortijo de Buñuelo (1.250 msnm).
Situado
frente a una era enorme, actualmente cubierta de hierba, que hace las veces de
mirador natural hacia los pueblos de Pampaneira, Bubión y Capileira con el
cordal de los Tresmiles como espectacular telón de fondo. Desde aquí apreciamos
perfectamente la distribución de los tres pueblos del barranco del Poqueira con
sus casas blancas de terraos grises, escalonados sobre las escarpadas laderas.
Alpujarra
Escondida en la montaña,
entre la nieve y las olas,
la perla de la Alpujarra.
Cada pueblo es un gesto
arrancado a tu alma
cada monte un deseo
de perfección mas alta.
Escalera del Poqueira.
Bello peldaño bañado
por el agua ¡Pampaneira!
Un mirador en Bubión
y una frente ¡Capileira!
Junto al templo el mirador,
ancha ventana al Poqueira,
en la plaza de Bubión.
Tiene por pie a Pampaneira
y por vertebra a Bubión;
sus ojos son Capileira;
viste perenne verdor el
Barranco de Poqueira.
Susurro suave, mas luego
se quiebra, saltando, el agua;
ese es su canto y su juego.
Al bancal baja la nieve
en el invierno;
mas, en el verano
el agua llega gimiendo.
Retomada la marcha, tras la obligada pausa de
reagrupamiento a la altura de las ruinas del Cortijo de Buñuelo y su gran era,
dejamos a nuestra izquierda el ramal de sendero que queda a la izquierda
dirección S-O, por donde continua el SL-A 220 "Sendero Local de la
Atalaya", que ya abandonamos en este punto y continuamos por un ramal de
sendero con trayectoria predominantemente N, donde ahora el perfil se suaviza
bastante e incluso afrontamos un tramo en suave descenso, mientras vamos
atravesando bancales donde se alternan pequeños bosquetes de castaños aún
pelados, almendros y cerezos en flor.
Desde aquí al Puente de Chíscar atravesaremos tres
barrancos de modesto caudal pero en todos los casos de aguas cristalinas,
flanqueadas por un pequeño bosque de galería, siendo el primero el Barranco de
Los Herrerillos, donde una vez que cruzamos el modesto barranco, nos
encontramos con un cruce de senderos, si tomamos el ramal de la derecha, que
continúa paralelo al barranco de Los Herrerillos en dirección "Este",
para descender hasta el río Poqueira por un puente tras el cual se iniciaría la
ascensión hasta Pampaneira. Se trata del tramo circular del PR A-70
"Sendero de los Pueblos del Poqueira", que además de conectar a los
tres pueblos, describe un añadido a modo de tramo circular que pasa a la
vertiente del barranco, donde ahora nos encontramos y que de hecho coincide con
nuestra trayectoria N, a partir de ahora. Por lo que nosotros, tomamos el ramal
de la izquierda, manteniendo de momento rumbo N, de modo que seguimos llevando el
fondo del Valle a nuestra derecha.
Nos iremos encontrando con algunas angarillas que
dejaremos siempre cerradas a nuestro paso. Poco después de la segunda angarilla,
pasamos junto a las ruinas del cortijo de Los Morales y unos metros más
adelante el cortijo pasa junto a su antigua era empedrada. El siguiente
barranco que atravesamos es el de Las Rosas o de Los Pradillos, cuyas aguas de
escasa profundidad, pero de anchura superior a los tres metros, pudimos
salvar, gracias a una hilera de gruesos ramales colocados sobre los que fuimos
caminando, para más tarde salvar una zona de barrizal, muy típica en algunos emblemáticos
de Sierra Nevada, donde nos encontramos con estos tramos de barrizal, cada vez
que una curva del sendero coincide con alguna cañada o manantial. Este Barranco
de Las Rosas o de Los Pradillos está situado justo frente a la localidad de
Capileira, que iremos viendo frente a nosotros, durante un buen rato. El
siguiente hito es un pequeño panel titulado: "El Castaño, cobijo y
alimento". Pocos minutos después dejamos a la derecha del sendero dos
modestas casas de piedra, con su tejado liso y su pequeña chimenea.
Llegamos al tercer barranco, que es el de Haza
Redonda, coincidiendo con un bonito bosque de galería, donde nos encontramos
con nuevas tablillas indicativa de enclaves, pueblos y distancias. Hasta aquí
la mayor parte del perfil ha sido en subida, pero ahora iniciamos un suave y
prolongado descenso hasta que llegamos al Puente de Chíscar, otro de esos
rincones mágicos del recorrido, donde el sonido del agua, las pozas, los
rápidos y las cascadas inmediatamente anteriores y posteriores al puente nos
regalan un paisaje de gran belleza, donde a lo largo del día tampoco faltó el
cántico de los pajarillos.
Desde el Puente de Chíscar se inicia otro de los tramo
de ascensión mas prolongados de la jornada, pasando de los 1.270 msnm del
Puente de Chíscar a los a los 1.440 msnm de la Plaza del Calvario de Capileira,
remontando un precioso tramo de sendero que coincide con la antigua Colada del
Canal, cuando todavía no hemos llegado a la mitad de la ascensión atravesamos
el modesto barranco del Tajo Pelón, cuyo bosque de galería nos aporta frescura
y agua en caso de necesidad.
En pocos minutos se vislumbran las primeras casas
de la parte baja de Capileira, que a quienes vayan un poco fatigado parecerá no
llegar núnca, pero en realidad es un tramo de ascensión muy cómodo por un
sendero perfectamente dibujado y muy frecuentado tal y como pudimos comprobar a lo largo de este tramo de ascensión y durante la parada de reagrupamiento a la entrada de Capileira, donde la bota de vino de Julio, corría alegremente de mano en mano.
Una vez en Capileira, se le recordó a todos los participantes que a las 15.00
pm reanudábamos la marcha desde la Plaza del Calvario, donde nos repartimos por
los distintos bares y bancos de la plaza. En los bares gran parte del grupo dio
buena cuenta de alguna que otra ración de jamón, que para eso
el rey de los platos alpujarreños, al igual que la sopa alpujarreña, el puchero
a la gitanilla, las papas a lo pobre, las migas camperas, el choto a lo cortijero
o al ajo cabañil, las gachas pimentonas y hasta una ración de callos con un
delicioso toque picante, que fue buena gasolina para el tramo de ascensión que
aún nos tenía reservado "El Cartógrafo de su Majestad" para bajar la
comida.
El denominado plato alpujarreño, consta de papas a lo pobre, huevo
frito, jamón, longaniza, morcilla y pimientos fritos. En la comarca también
pueden degustarse los dulces moriscos, los roscos de Pampaneira, los
borrachillos, la torta de lata y los buñuelos de chocolate. En Bubión no faltan
los clásicos platos de la comarca y sus afamados perniles y chacinas a
disfrutar a la sombra de los castaños, toda una leyenda en el pueblo, y los
cerezos. Lo mejor de la gastronomía de Capileira son los famosos los pucheros,
los guisos, las migas y gachas, además de la gama dulcera propia de este
pueblo.
2ª parte, De
Capileira a Pampaneira, por el primer tramo del Sendero PR A-69 "La
Cebadilla" y posterior variante para descender hasta Bubión, regresando a
Pampaneira por el PR A-70 "Sendero Pueblos del Poqueira".
Una vez reagrupados en la Plaza del Calvario de
Capileira, tras el almuerzo, en vez de coger el "PR. A-70" Pueblos
del Poqueira, que desciende desde Capileira hasta Pampaneira, pasando por Bubión. Nuestro guía tuvo
a bien regalarnos un nuevo tramo de ascensión, dirigiendo nuestros pasos hacia
la zona N del pueblo por donde dejamos a tras sus últimas casas, siendo nuestra
referencia a seguir el PR A-69 Capileira-La Cebadilla, sendero que comienza
remontando una antigua vereda que pasa junto a grandes bloques de esquistos y
pizarras metamórficas tan características del núcleo central de los tresmiles
de Sierra Nevada.
Después de llegar a un primer cruce de sendero,
continuamos ascendiendo hasta llegar una pista terriza situada a unos 1.700
msnm, coincidiendo con el punto de mayor altitud de la ruta y que tomándola a
la izquierda N, nos llevaría hacia La Cebadilla, pero nosotros la cogimos en
dirección S, que a partir de este punto es nuestra trayectoria predominante.
Desde este último cruce de caminos, la pista todavía asciendo un poco más, pero
pronto comienza a descender llevando al principio vistas sobre la parte alta de
Capileira a nuestra derecha, y unos tres kilómetros más allá, avanzando por un
denso encinar llegamos a las ruinas de un cortijo situado bajo unos tajos
conocidos como "La Piedras del Ángel", por este último tramo de pista
por el que hemos caminando pasan las minibuses lanzaderas que trasladan a los
senderistas que quieren subir al Mulhacén, hasta el Alto del Chorrillo. Junto
al mencionado cortijo en ruinas, parte otra pista secundaria que tomamos
siguiendo las indicaciones rotuladas en una piedra "Cortijo Prado
Toro", y que en caso de dudas, es el ramal que en dirección S, discurre
paralela a la base de los mencionados tajos que llevamos a nuestra izquierda,
hasta que unos 500 m mas allá, estamos muy atentos a abandonar la pista terriza
por la que vamos, tomando como referencia una baliza verde y blanca de "SL"
(sendero local), desde donde iniciamos un sinuoso y bonito descenso hasta el
pueblo de Bubión, del que pudimos disfrutar de unas vistas preciosa mientras
íbamos descendiendo, al principio por angosto sendero y más adelante por un
camino de herradura, que ya nos condujo hasta Bubión sin margen de error,
pasando junto algunos castaños de tamaño espectacular, disfrutando
rincones de gran belleza, en uno de los cuales, Romualdo Estévez "El
Trovador de la Senda", tuvo a bien deleitarnos con dos poemas, recitados
con el ángel y el sentimiento, que pocos como él saben darle a esas poesías,
cuyas palabras adquieren vida en su voz y en sus gestos:
Romero sólo (León Felipe)
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
Una mujer desnuda y en los oscuro (Mario Benedetti)
Una mujer desnuda y en
lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Aunque no
pueda reflejarse en esta modesta crónica, el lector puede imaginarse el deleite
de los participantes de esta ruta, mientras escuchaban recitar estas poesías a
un Maestro de Maestros en un idílico rincón, con el canto de los pajarillos de
fondo y el respetuoso silencio de todo el grupo que mostro su admiración y
gratitud, con cerradas ovaciones de cariño y reconocimiento al "Trovador
de la Senda" para orgullo de su mujer: Maria Jesús Rider, "La
Duquesa" (camiseta amarilla, en la foto de abajo), que aunque muchos no lo sepan, es otra gran artista que domina
por igual el arte de la pintura y la literatura, siendo su especialidad los
cuentos infantiles y relatos cortos para adultos.
Impregnados de
poética belleza, fuimos atravesando el laberíntico casco urbano de traza morisca
de Bubión de Esta a Oeste, entrando por la calle Lavadero, continuando por la
Placeta del Sol, desde donde nos dirigimos al taller del telar, mientras íbamos
pasando por delante de un buen número de Alojamientos Rurales muy coquetos en
los que se han transformado un alto porcentaje de viviendas de los pueblos y
cortijos de Las Alpujarras y muy especialmente en los emblemáticos pueblos del
Poqueira, que de arriba abajo son Capileira, Bubión y Pampaneira todo un
referente a nivel Andalucía y a nivel España de magnífica gestión y diversidad
de casas Rurales y hoteles pintorescos de gran calidad, cada uno con su propia
magia y encanto. Continuamos entre el Taller de Telar y casa Cecilia, para
llegar a la Plaza del Ayuntamiento, presidida por la Iglesia de Ntra. Señora
del Rosario desde donde iniciamos el descenso para llegar hasta Pampaneira,
atravesando la calle del barrio bajo de Bubión, pasando por su antiguo Lavadero
de "La Fuente de la Hondera" (restaurado por Sevillana de
Electricidad).
La peculiar fisionomía
de los cascos urbanos de Capileira, Bubión o Pampaneira, nos permite observar
muy de cerca sus peculiares tejados y chimeneas, con frecuencia a ras de suelo
de alguna calle por la que pasamos, porque dichos tejados y chimeneas,
coinciden con los de una hilera de casas construida sobre el bancal de abajo.
Se trata de una arquitectura sencilla y muy espartana, debido al aislamiento
histórico de la zona, que obligó al uso de materiales fáciles de encontrar como
las pizarras del terreno.
La forma más sencilla para construir consiste en la
búsqueda de espacios planos sobre la ladera de la montaña. Cada vivienda se
apoya en la de abajo. Las calles son empinadas y las casas están situadas de
manera escalonada, con tejados planos de pizarra que sirven de terraza a la
situada más arriba, al, modo originario de las casas del Norte de África. Las
viviendas están totalmente adaptadas al terreno montañoso sobre el que se
asientan. Una de las mejores expresiones de aprovechamiento del espacio son los
‘tinaos’ alpujarreños, caracterizados por calles públicas techadas entre una y
otra casa, sobre las que se crea un nuevo espacio.
Como íbamos
diciendo, salimos de Bubión por la calle Barrio Bajo (o como lo conocen
localmente “Barrio Hondo”), donde enlazamos con el mítico PR. A-70 “Sendero
Pueblos del Poqueira”, un sendero de gran valor etnográfico donde las gramíneas
en su esplendor primaveral, aportaban tonalidades violetas en los pequeños
jardines de algunas casas. El sendero discurre entre huertos donde predominaban
los cerezos en flor, por encima de las cuales ya íbamos viendo Pampaneira, allí
abajo, en lontananza. En realidad este este trayecto de sendero entre Bubión y
Pampaneira, y más aún cuesta abajo, se puede hacer fácilmente en menos de una
hora. Pero tiene tanta magia, que conviene recorrerlo sin prisas, pues son
numerosos los rincones de gran belleza como la frondosidad del bosque de ribera
cuando atravesamos el modesto barranco tributario del Cerezo, nombre muy
apropiado teniendo en cuenta que es el frutal mas predominante de los huertos
circundantes, donde tampoco faltan los perales, manzanos, melocotoneros, castaños o las moreras tan representativas de la época
en las que la Alpujarra destacó por su floreciente industria de la seda.
Conforme vamos descendiendo entre bancales de cultivo,
no sólo estamos contemplando un paisaje de gran belleza paisajística, sino un
paisaje que casi podría calificarse como cultural, cargado de historia. Este
paisaje se extiende por ambas laderas del barranco, a uno y otro lado del río
Poqueira, si bien al otro lado del barranco la mayoría de bancales y cortijos
están abandonados por tener más difícil acceso, tal y como pudimos comprobar en
el trayecto de ida. En cualquier caso, los bancales que nos encontramos a ambos
lados del barranco del Poqueira y de la Alpujjara en general, forman parte del
legado de los pobladores moriscos que colonizaron esta vertiente de Sierra
Nevada. Desde que nos adentramos en las carreteras de la Alpujarra, antes de
llegar a nuestro pueblo de destino ya podemos observar el efecto de la acción
humana en sus laderas. La vegetación natural fue sustituida por cultivos en
terrazas, que se extienden por ambas vertientes del barranco y se escalonan
hasta cotas próximas a los 2.100 msnm. Para hacer productiva esta agricultura
de montaña diseñaron una compleja red de acequias que aún se conserva en gran
medida. Esta red de acequias tiene un gran valor cultural, no sólo en lo que a
agricultura se refiere, sino por su enorme repercusión en el paisaje, los
ecosistemas y por ende en la Fauna y Flora de la zona.
Conforme vamos llegando a Pampaneira, se vislumbra una curiosa perspectiva
del pueblo, de casas escalonadas con ‘terraos’ grises, nombre con el que se
denominan las techumbres de las casas cubiertas con un material arcilloso
denominado localmente ‘launa’.
Con luz
de tarde entrábamos en Pampaneira por las callejuelas de su Barrio Alto, tras
unas rejas una amplia hilera de gramíneas volvía a aportar la notra de color
violeta en el paisaje urbano y por encima del violeta, se alzaba majestuosa, la
iglesia de Santa Cruz, que dejaríamos a la derecha, mientras continuabamos
atravesando esta localidad por su calle principal donde no faltan bares y
tiendas de souvenirs con todo tipo de productos artesalanes, gastronómicos de
La Alpujarra, así como expositores de postales junto a los que fuimos
regresando hasta llegar al aparcamiento donde ya nos esperaba nuestro autobús.
Barranco de Poqueira
(Miguel Ruiz del Castillo)
Entre el verde y la armonía
del barranco de Poqueira
¡Aparece Pampaneira
en su blancura geométrica!.
Pueblo abierto a la alegría
entre la nieve y el mar...
Su ilusión sería bogar
anclada al sol de su gente.
¡Alpujarra frente a frente
entre la nieve y el mar!.
La Alpujarra
(Calderón de la Barca)
"La Alpujarra, aquella sirena,
que al sol la cerviz levanta
y que, poblada de villas,
es el mar de peñas y plantas,
adonde sus poblaciones
ondas navegan de plata".
No hay comentarios :
Publicar un comentario