Posiciones
del Veleta-Loma Pua-tajos de la Virgen-Fraile de Capileira-tajos del
Nevero-Refugio de Elorrieta-Tozal del Cartujo-Lagunillos del Carnero y
Misterioso-Collado de las Yegüas-Hoya de la Mora
Punto de encuentro recomendado, si vienes por
la A-92:
Sobre las 7.00 am para desayunar en la Venta de Rio Frío o a las 7.20 am ya
desayudos
Punto
de encuentro 2 (Inicio de ruta (Inicio de ruta): A las 8.55 am frente al Albergue Universitario (200 m al N-O del parking
de la Hoya de la Mora) de donde salen las minibuses lanzadera.
Cómo llegar a la Hoya de la Mora: Subiendo desde
Granada por la carretera de Sierra Nevada, justo antes de llegar a Prado
Llano, tomaremos el desvío a la izquierda que nos indica hacia La Hoya de La
Mora, donde se encuentra una zona de aparcamiento junto a unos barracones de
madera que hacen las veces de bares y zona de alquiler de trineos en temporada
de nieve.
Desnivel de subida: 900 m
Desnivel de bajada: 1.200 m
Dificultad física: Alta por el
acumulado
Dificultad técnica: Media, debido a los
pasos expuestos de los Tajos de la Virgen, con mucho vuelo en un par de pasos
(no apto para personas con vértigo). Hasta más allá del Tozal del Cartujo, la
ruta discurre por encima de los 3.100 m, ¡ojo a las predicciones
meteorológicas).
20 Participantes (completamos el cupo
de las 20 plazas que habíamos reservado para la lanzadera): Desde Sevilla
vinieron: Sherpa Carmona,
la
debutante en ruta de tresmiles: Blanca Nieves y Ángel "El Gladiador de
Itálica"; Desde Ronda: Jorge "El Titán del Guadalevín" y Carmen
"La Ninfa del Puente Nuevo". Desde Granada, nuestro anfitrión Rafa
"Granaino Quirós", guía profesional y montañero veterano en Mil
batallas; Desde distintos puntos de la Costa del Sol: J.M. Vázquez "The
Explorer", Maria José Fernández "La Peregrina que llegó a
Finisterre", Mabel "Libre y Salvaje", Antonio Pascual "El
Último Patriota", Mercedes Godoy "Desde Monda con Amor",14.
Miguel Ángel Doña, Isabel Delgado
"La Belleza del Silencio", Manuel Navero "El Minerólogo", Pepe
Valenzuela "Mister Chip" con un estreno magnífico en un tresmil; Los
debutantes como nuevos socios de Comando Preston: Cristina Flores Dinu "La
Triatleta", Mari Carmen Martín "El Duende del Lagunillo
Misterioso" (ambas procedentes del club "Rompebotas") y Francisco
José Jiménez y Juan García Tapia (ambos magníficos montañeros del club
Trotamonda), y un servidor: Juan Ignacio Amador, que pasaba por allí.
Fecha de realización: Sábado 29 de
Septiembre 2018
Meteorología: Cielos cristalinos,
viento muy suave, más bien brisa en las zonas altas, ligeramente de poniente,
solo hubo algunas nubes de evolución que hicieron acto de presencia de forma
intermitente, desde que abandonamos el Refugio de Elorrieta, hasta media tarde.
En las horas centrales del día, en movimiento, se estaba perfectamente en
mangas cortas.
Breve descripción del itinerario: Salimos desde la
Hoya de Mora dirección al refugio de la Carihuela, una vez allí,
continuamos en dirección oeste para adentrarnos en los Tajos de la
Virgen, una espectacular crestería, una vez lleguemos al famoso Fraile de
Capileira entraremos en los Tajos del Nevero donde nos espera un gran laberinto
de gigantes bloques de piedra donde hay que ir salvándolos como mejor se pueda,
una vez pasado estos entretenidos pasos llegaremos al refugio Elorrieta el cual
a día de hoy siguen sin reformarlo.
Una vez
en el Refugio de Elorrieta, se puede optar por el regreso más corto: Tomando el
sendero que en dirección N-O, nos lleva en descenso hasta los Lagunillos de la Virgen y la Laguna de las
Yeguas, regresando a la Hoya de la Mora por el sendero tradicional. O bien, lo
que hicimos nosotros, que fué prolongar nuestros pasos hasta mas allá del Tozal
del Cartujo, para comenzar a descnednedr dorección Oeste, N-O, y
definitivamente N, pasando por los recónditos parajes de los Lagunillo del
Carnero, Torcal de Dílar, Lagunillo Misterioso, hasta enlazar con el sendero
tradicional, remontando la ladera hasta el Collado de Las Yeguas.
A TENER
EN CUENTA:
1º) Para reservar plaza en el minibús lanzadera que comunica el Albergue
Universitario con las Posiciones del Veleta hay que llamar al Servicio de
Interpretación de Altas Cumbres de la Vertiente Norte de Sierra Nevada al
teléfono 671564407.
2º) Se recomienda llevar al menos dos capas +
cortaviento o impermeable fino, +
guantes, braga de cuello, botas de trekking, gafas, gorra, frontal, cuerda de
entre 8-10 m para quien la pueda necesitar, y no está de más un casco y guantes
tipo ferrata, pues aunque la progresión es sencilla hay mucho contacto de pies
y manos sobre los bloques de roca.
3º) Esta crestería tiene dos alternativas: por el
sendero que discurre paralelo a la cresta, al inicio por la derecha y después
casi todo el tiempo por la izquierda de la cresta, con un perfil muy mantenido
y sin pasos muy expuestos que coincide con el track que os dejamos de
referencia).
Track
de referencia, versión menos expuesta (aunque nosotros fuimos por la cresta): https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/arista-de-los-tajos-de-la-virgen-cartujo-laguna-del-carnero-y-lagunillo-misterioso-s-nevada-3253702
Nuestra versión fue la que discurre en su mayor
parte por la misma crestería, o lo mas cerca posible a la misma, que aunque la
mayor parte es también senderista, nos obligará a realizar numerosas trepadas y
destrepes, aunque técnicamente muy fáciles por ser muy escalonados, y casi
siempre al amparo de de alguna pared lateral
o encajonado entre bloques, salvo un par de pasos algo expuestos, pero no
díficiles, ni mucho menos.
4º) A lo largo de la crestería los participantes
deberán ir por detrás del guía.
5º) Salvo para personas muy expertas en
travesías invernales de alta montaña, desaconsejamos totalmente esta ruta en
condiciones de nieve hielo, ya que no sólo se requiere de un material mucho más
especializado del tradicional (piolet, crampones y casco), sino un dominio muy
amplio, pudiéndonos encontrar con pasos muy expuestos a caídas sobre paredes o
largos toboganes de hielo o nieve dura. Salvo expertos alpinistas, abstenerse
de hacer esta ruta en su versión invernal.
Descripción del Itinerario:
Nos montamos en la minibús lanzadera que nos lleva
desde la puerta del Albergue Universitario hasta las Posiciones del Veleta en
poco más de diez minutos, de relajado trayecto, paisajístico, por esta
histórica carretera de la Sierra, que más de uno recorrimos por primera vez en
nuestra infancia, con nuestro padre al volante, cuando la carretera estaba
abierta y llegaba hasta un pequeño rellano, a escasos metros de la mismísima
cumbre del Veleta.
Nada más bajarnos de la minibús, accedemos a un
escenario grandioso como son los tajos de la cara norte del Veleta, un
auténtico espectáculo que nos sirve como telón de fondo para hacer la primera
foto de grupo. Desde este mirador natural, se accede al Veredón Superior, que
en vertiginoso descenso nos lleva hasta las cercanías del antiguo túnel del
Veleta, el inicio de un proyecto faraónico, que núnca llegó a ver la luz.
Comenzamos a caminar, carretera arriba e
inmediatamente sale a la derecha una pista terriza que tomamos, manteniendo una
pendiente en suave ascenso que nos viene muy bien para entrar en calor, poco a
poco, mientras tanto, allí abajo, a la derecha va quedando la Laguna de Las
Yeguas, que en su día fue acondicionada para embalsar el agua que abastece a
los establecimientos hoteleros de Pradollano, y un poco más adelante, también a
la derecha podemos intuir la ubicación de Los Lagunillos de la Virgen, que
según como hayan sido de abundantes las nevadas de esa temporada o lluvias
ocasionales en verano, las veremos con agua, o en todo caso, tan sólo la de
mayor tamaño, que a finales del verano, a penas suele ser una pequeña laguna,
más fácil de localizar desde la distancia por el verdor de sus borreguiles, que
por el tamaño de su lámina de agua. El pequeño conjunto de Las lagunillas de la
Virgen, de la que sólo suele quedar la de mayor tamaño a finales de verano,
están ubicadas, a los pies de los tajos de la Virgen (como no podía ser de otra
manera) y que ya tenemos frente a nosotros, mostrándonos la arista por donde
discurre la primera parte de nuestro recorrido.
Finalizada la breve pausa, para hacernos otra de
grupo con el telón de fondo del inicio de la cresta, iniciamos la ascensión
hacia nuestro primer tresmil, tan modesto, que muchos montañeross asiduos de
Sierra Nevada, se trata de la atalaya de Loma Púa (3.227 m), que sería una
altura mayúscula en la mayor parte del territorio nacional, pero que recostado
en la falda sur del Veleta, a penas parece una cónica tachuela, a cinco minutos
escasos del Refugio de la Carihuela, pero que jugó un papel muy importante para
controlar la carretera de la Sierra, entre Granada y Capileira, en su cumbre
nos encontramos restos de una trinchera, que junto con la que había instalada
unos metros por encima del Refugio de la Carihuela, hacía de pinza para impedir
el avance de cualquier vehículo o contingente del bando enemigo.
Cuentan las lenguas antiguas, que la Sierra Nevada
Occidental granadina, donde ahora nos encontramos, estuvo partida en dos por la
línea del frente de guerra que se extendía por el norte hasta conectar con la
vecina Sierra de la Alfaguara y Sierra de Huétor, y por el sur hasta la costa.
De tal modo que el Mulhacén hacia el Este, fue enclave republicano durante los
tres años que duró la contienda mientras que el Veleta, por su parte,
permaneció en la zona controlada por el bando Nacional, siendo una de sus
trincheras mas estratégicas las de Loma Pua y La Carihuela, que presentaban un
frente inexpugnable.
Conforme
la Guerra Civil se iba decidiendo en la toma (o defensa) de Madrid y la Battala
del Ebro, el frente de Sierra Nevada fue perdiendo importancia, para acabar más
o menos como en la película "la Vaquilla" con los enemigos
intercambiándose cigarrillos por alimentos. La consigna para no dispararse unos
a otros era: “En todos los frentes se fuma”.
A lo
largo de todo el frente granadino, en poblaciones situadas en el límite entre
republicanos y sublevados, se cuenta como los soldados intercambiaban tabaco
por papel de fumar; el primero se producía en la Vega de Granada, zona
nacional, y el papel en Alicante, que resistió la sublevación fiel al gobierno
republicano hasta el final de la Guerra Civil. Los niños eran los encargados de
realizar el trueque, pues se confiaba en que a nadie se le ocurriría hacerles
ningún daño.
En todo
caso, la Guerra en Sierra Nevada sí tuvo una gran importancia estratégica, y se
mantuvo la pugna en la línea divisoria durante toda la Guerra, con diferentes
avances y retrocesos esporádicos lo que provocó la realización de numerosas
construcciones o el aprovechamiento de las existentes por parte de las tropas
de ambos bandos.
Aún
quedan numerosos testimonios que nos informan de las circunstancias en las que
se libró la Guerra. La mayor parte de esas construcciones se encuentran en
estado ruinoso por el paso del tiempo aunque aún así, nos pueden dar una idea
de cómo fueron aquellos años en esta zona de alta montaña y de las penalidades
que sufrieron, guerra aparte, aquellos soldados en las duras condiciones de la
Sierra, aislados y con precarias comunicaciones. En invierno, mal equipados,
soportando la nieve, el frío y las ventiscas; en verano, por el contrario, castigados
por el calor y la fuerte radiación solar, en una zona sin arbolado que les
protegiera, la guerra debió de hacerse larga y penosa.
Aún se
habla en muchos pueblos de las penurias que pasaban los soldados en la Sierra,
destacando lo que sufrieron los “moros” regulares de Ceuta que lucharon en el
bando de los sublevados en las lomas de Cáñar y Soportújar, acostumbrados a
otras condiciones muy diferentes, o las que pasaron los soldados de la XIII
Brigada Internacional del Ejército Republicano, la mayor parte procedentes del
norte de Europa, que tuvieron que ser retirados de Sierra Nevada por las duras
condiciones que soportaron durante el invierno del 1937. La
alimentación se basaba en el ganado requisado por los pueblos y cortijadas, y
en una considerable proporción, en conservas. Dando una vuelta por los
alrededores de los principales escenarios de la guerra es fácil encontrar
antiguas latas de sardinas, de carne asada o de leche condensada, de diversa
procedencia: portuguesa, argentina o española.
Se cuenta que los soldados, conocedores de la existencia de las famosas
‘papas de la sierra’ enterradas en hoyos, las buscaban de noche y que alguna
vez coincidieron soldados de los dos bandos en el mismo hoyo, y se repartieron
el ‘botín’ sin mayores consecuencias.
Los
numerosos restos existentes de construcciones de trincheras y nidos de
ametralladora, que nos encontramos tanto en Sierra Nevada, como en la Sierra de
Huétor y la Alfaguara, revelan el importante contingente humano que estuvo
presente en estas sierras durante la Guerra. La mayor parte de esas
construcciones se realizaban a base de ‘lajas’ recogidas en la zona aunque se
pueden observar en algunos lugares, restos de ladrillos de arcilla así como
placas de fibrocemento para la techumbre, aún hoy en día en la cumbre del
Mulhacén, algunos de los que parecen improvisador refugios de montañeros,
fueron en realidad trincheras y puestos de vigilancia durante la Guerra Civil.
El perímetro de estas trincheras solía estar rodeado de alambradas, de las que ya no
quedan ningún resto, probablemente debido a su valor en los años de la
posguerra; esta misma causa provocó la desaparición de las cubiertas de muchas
edificaciones, especialmente en los lugares más accesibles. Las trincheras
eran excavadas sobre el terreno cuando este lo permitía; en otras ocasiones
eran realizadas a base de muretes de lajas y sacos terreros.
Las
construcciones que han resistido y que todavía podemos observar son muy
variadas: trincheras, refugios subterráneos, observatorios, puestos de tirador,
‘casamatas’, parapetos, muretes de piedra, etc. En algunos puntos se observa
como las rocas existentes en el lugar, sirvieron de parapeto natural, en otras
ocasiones, se utilizaron cortijos, refugios forestales y otros edificios ya
existentes, como las instalaciones utilizadas en el Mulhacén para el enlace
geodésico entre Europa y África en 1879.
Algunas
de las refriegas, asaltos, y anécdotas de todo tipo durante la contienda de la
Guerra Civil, nos ha dejado su propia toponimia en Sierra Nevada, que aún hoy
recuerdan los abuelos de la zona de la vertiente norte, especialmente de Güejar
Sierra o Jérez del marquesado como: el Cerro de las Balas, Piedra de los Soldados, Hato de
los Soldados, Collado de la Trinchera, Los Parapetos, Casilla de los Rojos. O
por ejemplo, en la vertiente sur, en la zona de Las Alpujarras: Loma de Las
Matanzas, Casilla de Los Moros, Cortijo del Combate, Cortijo de la Hoya del
Capitán, El Fortín, Cerro de Los Cañones.
Hoy 80 años más
tarde, rojos, azules y de cualquier otro color caminan en perfecta armonía por estas montañas, afortunadamente reina la cordialidad y la buena sintonía, al menos entre la
mayoría de los grupos de excursionistas, montañeros y esquiadores que visitan
este auténtico Paraíso Natural en cualquier época del año y las únicas
batallas, las que nos planteamos cada uno para superarnos a nosotros mismos a
la hora de conquistar sus cumbres, sus largas travesías o nuestros miedos al
salvar tramos expuestos con mucho vuelo. Siempre desde el máximo respeto al
entorno a sus animales, su valiosa flora, sus rocas, su rica abundancia y
variedad de minerales; y por supuesto el máximo respeto a la memoria de quienes
aquí amaron, lucharon, padecieron y murieron, cualquiera que fuera su bando,
credo o religión.
El Collado
de la Carihuela, entre el cercano refugio del mismo nombre y la atalaya de Loma
Púa es el lugar para decidir si vamos a afrontar nuestro itinerario hasta el
Refugio de Elorrieta por la cresta o por el sendero, que discurre paralelo a la
misma, con un perfil más suave y sin pasos tan expuestos. No obstante, también
se pueden combinar ambas opciones al ser coincidentes en algunos collados. Por
ejemplo, al iniciar nuestra marcha, mientras que la mayoría de compañeros
optamos por coronar la cumbre de Loma Pua, otros escogieron el sendero que
discurre por su margen derecha (tal y como lo encaramos desde el Collado de la
Carihuela), sin perder el contacto visual en ningún momento, para volver a
reagruparnos minutos después en el siguiente collado.
Desde Loma
Pua y a lo largo
de la arista iremos disfrutando de unas
vistas excelentes hacia el sur, podemos ver
el mar Mediterráneo e incluso las
costas africanas, si el día es lo suficientemente claro, pero teníamos algo de
calima en esa dirección. A nuestra izquierda (Este) tenemos vistas
privilegiadas sobre el entorno de la Laguna de los Vasares, cabecera del río Veleta, así
como del perfil sur del Veleta, cerro de Los Machos y perfiles
Y de ese
modo vamos alternando zonas más sencillas y diáfanas con otras más escarpadas,
hasta que llegamos a un tramo tipo cornisa, ancha, pero con caída hacia la
derecha (hacia la vertiente de los Lagunillos de la Virgen), donde tenemos que
pasar agarrándonos a la pared y que finaliza en un escalón de casi un metro y
medio de altura, donde más de uno puede necesitar ayuda. Una vez superado ese
escalón, habremos superado el paso más expuesto del recorrido, que desde la
tranquilidad de mi escritorio y gracias a la generosidad del compañero que
llevaba la cuerda y quienes nos arroparon a los menos intrépidos, no me
pareció, ni mucho menos tan peligroso.
El siguiente
hito después de “la cornisa oblicua que acaba con el paso del Escalón” es el
punto más alto de Los Tajos de la Virgen (3.239 m), punto más alto de nuestro
itinerario, al que llegamos después de ascender por una cómoda chimenea
escalonada. A lo largo del recorrido estuvimos viendo cabras montesas a escasa
distancia, que acostumbradas a la presencia de montañeros, continuaban en sus
quehaceres con gran indiferencia hacia nosotros.
Desde la "falsa meseta" hasta los pies de
"El Fraile" se llega muy bien, pero a partir del Fraile, parece
multiplicarse y el caos de bloques parece alcanzar el grado de gran cataclismo
reciente, hasta el punto que debemos ser muy cautos, sobre todos los que
sobrepasamos ciertos límites de peso, pues podemos mover más de un bloque y
provocar una pequeña avalancha según dónde/cómo pisemos. Escogiendo
bien nuestra trayectoria, nos iremos abriendo paso a lo largo de un enorme caos
de desmesurados peñascos y bloques que parecen el resultado de un devastador
cataclismo. No es difícil su tránsito pero resulta muy entretenido y laborioso,
con constantes sube y baja buscando el mejor paso entre los grandes pedruscos,
los hitos nos servirán de referencia.
Llega un momento que nos aproximamos a un gran
castillete de paredes aparentemente inexpugnables, y es aquí donde una vez más,
el sendero que discurre normalmente por el pie de la vertiente Este (por la
izquierda) de la Crestería, vuelve a tentarnos para optar por el camino más llevadero.
Pero he aquí que Ángel "El Gladiador de Itálica", siempre entusiasta,
positivo y restándole importancia a las dificultades, consiguió convencernos a
Belén y a mí, para renunciar al sendero y encarar la ascensión por un empinado
tobogán que sube perpendicularmente a la derecha y posteriormente gira a la
izquierda, llevándonos en una escalonada ascensión, a través de un pasillo de
bloques, insospechado desde la distancia, pero salvando algunas grietas que
ponían los vellos de punta. Superadas las mencionadas grietas, seguimos
ascendiendo, ya por terreno más diáfano y la arista cada vez mas alomada hasta alcanzar
su siguiente punto más alto, los Tajos del Nevero (3.213 m).
El
Refugio de Elorrieta se encuentra perfectamente integrado en el paisaje, al
igual que el mes anterior, experimenté sentimientos contrapuestos, por un lado
me maravillaba comprobar el enorme mérito de este espectacular refugio,
excavado parcialmente en roca viva, como si de una mina se tratara, pero con un
interior bastante amplio, las espectaculares vistas del entorno, pero al mismo
tiempo la tristeza (una vez mas) de la desidia y dejadez del abandono por parte
de nuestras autoridades de la espectacular red de albergues de Sierra Nevada,
que salvo el de Capileira y Postero Alto, se encuentran en estado ruinoso, en
estado de abandono, más allá de la buena voluntad de algunos usuarios cívicos
(frente a otros muy guarros) y dejados de la mano de Dios. Cuando en esta época
en que el senderismo/montañismo están en pleno auge, bien merecerían ser
recuperados con una política responsable de recuperación del Patrimonio de
estos refugios (aplicable a muchos cortijos en ruinas ubicados en lugares
espectaculares de muchas sierras andaluzas), que tantos puestos de trabajo
podrían proporcionar, al menos a nivel local, con una adecuada gestión para su
uso, disfrute y mantenimiento.
Preside la zona alta del Valle de Lanjarón,
concretamente se encuentra entre el Tozal del Cartujo (Loma de Cuerda Alta) al
Oeste entre la y los Tajos de la Virgen y del Nevero al Nordeste. Ocupa la
parte alta del cordal une ambas aristas a una altura de 3.182 msnm, por lo que
sus vistas son espectaculares, pero al mismo tiempo es un lugar expuesto a
fuertes rachas de viento, donde en ocasiones puede resultar difícil llegar,
sobre todo en temporada de nieve con las laderas congeladas o la nieve muy dura
(entre Noviembre y principios de Junio), si no llevamos el material apropiado y
no tenemos experiencia en su manejo.
Su
construcción se llevó a cabo entre los años 1.931 y 1.933, coincidiendo con la
coalición "republicano-socialista" presidida por el honorable Manuel
Azaña. Una época en la que a pesar de que el panorama político nacional e Internacional
comenzaba a transformar a España y el Mundo en un auténtico polvorín, se
llevaron a cabo importantes iniciativas por el Ministerio de Fomento, con gran
visión de futuro. Lástima que tan magníficas obras de aquella época hayan caído
en el abandono. Este refugio fue bautizado con el nombre del Director General
de Montes D. Octavio Elorrieta.
Este
refugio se construyó con la idea de convertirse en el buque insignia de una red
de refugios que se proyectaron en los años 30 en el valle del río Lanjarón, y
fue el único que se construyó de acuerdo con lo proyectado. Contaba con
calefacción, instalación de agua y grupo electrógeno para iluminación, a la
altura de los mejores refugios de Los Alpes. Constructivamente consta de dos
partes, una abovedada exterior y otra excavada en la roca, cual bocamina. con
un conjunto de galerías excavadas a pico y recubiertas con una bóveda de
ladrillos, de hasta dos metro y medio de altura y zócalos de azulejos.
La
diferencia de temperaturas pronto fisuró la bóveda de ladrillo hasta dejarla
caer, y el tiempo y sobre todo el vandalismo hicieron el resto. Pronto fue
completamente desmantelado: desaparecieron puertas, ventanas, calefactores,
conducciones de agua, de luz... hasta la más completa ruina. A mediados de
siglo XX se intentó recuperar e incluso en la década de 1960 se llegó a
reconstruir parcialmente. Se restauraron tres habitaciones equipadas con
literas, una amplia sala de estar con chimenea, cocina, lavabo y servicios.
Sin
embargo en la actualidad se encuentra en estado ruinoso de conservación, aunque
siempre puede ser útil para resguardarse de las inclemencias meteorológicas. Se
puede utilizar el salón, que dispone de una mesa con sus bancos, y un par de
habitaciones donde había dos literas, aunque ya no quedan ni los colchones. Una
estancia se encuentra cerrada y comunicaba la zona exterior con la subterránea
a través de galerías, mientras que la otra se encuentra abierta, con puerta y
formada por una habitación más grande, donde antiguamente había una mesa y una
chimenea, además de otras dos estancias más pequeñas donde se encontraban las
literas. Actualmente aunque ya no dispone de mesas, sillas, chimenea, ni
literas, se usa para pernoctar (preferentemente llevando nuestra propia
esterilla y saco de dormir). La última habitación no tiene ventanas por lo que
suele ser la mejor zona para dormir, sobre todo si la nieve ha entrado por la
ventanas rotas que presenta el edificio.
Al
carecer de puertas y ventanas, en noches de fuerte viento se hace muy difícil
dormir por las fuertes corrientes en su interior. Esto facilita que gran parte
de nieve penetre en el interior durante el Otoño, Invierno y hasta bien
avanzada la Primavera, por lo que de lo único que podemos disponer con
seguridad es de estar bajo techo. Se puede encontrar agua en la cercana Laguna
de Lanjarón en verano (a unos 15 min.), o a una media hora de bajada, en los
Lagunillos de la Virgen.
Mientras
almorzábamos nos deleitábamos con las vistas; Hacia el norte, observamos los
restos de los trabajos de reforestación que se realizaron en la zona, y la Vega
de Granada y las Sierras que la rodean; hacia el Noreste, la arista que nos ha
traido hasta aquí, formada por los Tajos del Nevero y los Tajos de la Virgen
hasta que se unen a la Loma de Púa, con el Veleta y el Mulhacén, al fondo; y
hacia el Sureste el pequeño valle que forma el río Toril en su descenso hacia
el río Poqueria en La Cebadilla, así como diferentes Lomas que descienden hacia
La Alpujarra. Y al Sur se domina, la cabecera del río Lanjarón, con la laguna
del mismo nombre (donde se ubica su Nacimiento), el río Lanjaron, que por aquí todavía es un
incipiente arroyo de montaña, recorre sus primeros kilómetros encajonado entre
el Pico del Tajo de los Machos (3.086
m) al sur, tras el cual despunta el Cerrillo Redondo (3.056 m) a la izquierda y
a la derecha (al Suroeste del Refugio) el Cordal montañoso que forman el Tozal del Cartujo (3.152 m), Tajos Altos
(3.113 m) y el Cerro del Caballo (3.011 m), que será nuestro camino a seguir.
Finalizado
el almuerzo, el plan original planteado por quienes iban a ser nuestros guías
Migue e Inma, consistía en regresar a la Hoya de la Mora por el sendero
tradicional de los Lagunillos de la Virgen y de las Yeguas. Pero en los días
previos, les había comentado a los compañeros que me habían confirmado su
participación, que si íbamos bien de tiempo, podríamos añadir una pequeña
variante adornando el regreso, coronando el Tozal del cartujo y visitando un
par de lagunas escondidas. De manera
que, retomada la marcha, descendiendo ligeramente en dirección N-O, dejamos a
nuestra derecha una gran explanada rectangular, que parece haber servido de
gran helipuerto, hasta alcanzar el cordal que nos conduce hasta el Tozal del
Cartrujo, al principio el sendero está muy bien marcado, pero no tardamos en
llegar a la parte más escarpada de la cresta, formada por un caos de bloques,
que aunque después de los Tajos de la Virgen y del Nevero, se queda en un paso
fácil, puede imponer respeto a quien no esté acostumbrado a terrenos escarpados,
en cualquier caso se salva muy bien por un destrepe a la izquierda y se
continúa sobre el caos de bloques y un paso por la derecha, hasta que unos 40 m
mas allá llegamos a un Mirador Natural espectacular, unos 30 m a la derecha del
sendero, sobre el que merece la pena asomarse.
Después
del mencionado Mirador Natural, la loma vuelve a presentarse muy dócil y el
sendero bien marcado, que en tendida ascensión y tras ganar unos 40 m de
desnivel nos permite alcanzar el pequeño conjunto de grandes bloques de pizarra
y mico esquistos, que marcan el punto más alto del
"Tozal
del Cartujo" (3.156 m), al que se accede mediante una sencilla trepada si
queremos coronar este rudimentario podium rocoso. Esta cumbre de la que uno,
apenas tienen sensación de altura, por tratarse de una pequeña tachuela en la
parte más alta del cordal, también es conocida como "Tozal o Pico Cartujo".
Aclaremos que en Diccionario de Montaña y Geografía el término
"TOZAL" hace referencia a una cima de vertientes redondeadas de
pendiente suave, lo que cuadra perfectamente con su cordal; también hace
referencia a una "Montaña con una de sus caras completamente
verticales" que si bien en este caso no es literalmente cierto, su
vertiente Este, la que da a la laguna de Lanjarón si es bastante vertical; y
por último el término "TOZAL" también hace referencia a cumbres que
están unidas a otras por un cordal, lo que también es perfectamente aplicable
en este caso.
Tal y
como hicimos un mes y medio antes abandonamos el Tozal del cartujo en dirección
S-O, como si fuéramos hacia los Tajos Altos y El caballo, pero unos 200 m mas
allá empezamos a descender a la derecha, dirección Oeste, a lo largo de una
loma conocida como "Cascajal del Cartujo", tapizada por infinidad de
lascas de pizarra de pequeño y mediano tamaño, por donde fuimos descendiendo un
buen trecho con la inconfundible silueta del Trevenque (al Oeste) en
lontananza, hasta que nos desviamos a la derecha, dirección predominantemente
Este, alternando tramos N-E y S-E, mientras vamos atravesando numerosas
chorreras y borreguiles, a veces pequeñas lagunas secas, hasta que llegamos a
La Laguna del Carnero, que se encuentra a los pies de la cara este de la Arista
del Cartujo, en los Prados del Molinillo, a una altura de 2.673 metros y está
formada por varias pequeñas láminas de agua, unidas a la principal reglándonos
un rincón de gran belleza.
Antiguamente
se usaba su nombre para designar al Lagunillo Misterioso. Actualmente sufre un
proceso de colmatación, dividiéndose en diferentes pequeñas lagunas y haciendo
que sus aguas cada vez sean más someras, encontrándose rodeada por un gran
borreguil encharcado. Recibe aportas de pequeños manantiales que hay a su
alrededor, siendo varios de ellos de aguas ferruginosas.
Al
encontrarse en la zona de solana de la Arista durante el principio del verano
recibe aguas de los muchos neveros que allí se encuentran haciendo que el
desagüe de la laguna sea muy caudaloso, siendo la mejor época para visitar las
Chorreras del Molinillo que se encuentran aguas más abajo.
En las
pequeñas cuencas que hay a su alrededor se forman pequeños Lagunillos pero,
derivado del rápido deshielo, suelen durar con aguas hasta finales de junio, al
no tener aportaciones de aguas nuevas durante el verano.
Se
encuentra alejada de las rutas tradicionales que se realizan por Sierra Nevada,
y no es raro que encontremos grandes manadas de ganado pastando en sus
alrededores. Es una alternativa tan interesante, como poco frecuentada para
regresar a la zona de la Hoya de la Mora, después de haber coronado el Tozal
del Cartujo por su Arista.
Retomado
el sendero, a veces claro, a veces intuitivo,nuestra mejor referencia será mantenernos
en paralelo al pie de los Tajos del Cartujo, que llevamos en todo momento a
nuestra derecha, se intercalan zonas de borreguiles de mullida hierba verde,
con otra de canchales mas agrestes que alcanza su apogeo mas salvaje al llegar
a los denominados "Torcales del Dílar" o "Cascajar de
Cartuja", donde el sendero se adentra
en un gran canchal de cuarcitas, no así en un conjunto de dolinas, que justificaría la denominación de "Torcal", término que en mi modesta opinión no es correcto en este caso, desde un punto de vista geológico. Los bloques de los canchales han
llegado hasta aquí debido a los grandes desprendimientos de las paredes rocosas de la arista del
Cartujo, debido a la acción de las
heladas o por gelifracción. El agua se
introduce en las grietas y al congelarse aumenta de volumen, ejerciendo
presiones que rompen las rocas y producen grandes trozos sueltos. La
orientación norte de las laderas, la más fría, favorece este proceso. Los
bloques de cuarcita y pizarra son de gran tamaño (hasta varios metros cúbicos).
El desplome de bloques, acontece con mayor frecuencia en primavera, durante el
deshielo, a veces asociado con avalanchas de nieve.
Una vez
que nos adentramos en el laberinto, el sendero aparece y desaparece, a veces
vemos algunos hitos de piedra, otras veces pueden pasar varios minutos sin ver
ninguno, hasta que al final terminamos atravesando este laberinto, por donde
nos parece menos complicado.
Conforme
vamos dejando atrás Los Torcales de Dílar, va disminuyendo la cantidad de
bloques amontonados, pero no el tamaño de algunos, junto a los que vamos
pasando, llevando como referencia un pequeño torrente de aguas cristalinas, que
siguiéndolo aguas arriba, nos lleva hasta el Lagunillo Misterioso, bajo el
insomnio de la piedra, tan misteriosamente encubierto. A la espera de la blanca
nube, entre el azul y el verde abrazo…Agua clara. Como segundo cristalino.
Matriz que se desangra y multiplica. Cómplice del silencio y de la mágica
arquitectura... El lagunillo
Misterioso, que durante mucho tiempo se le denominó Laguna del Carnero,
que se encuentra en la siguiente cuenca entre la Arista y la Cuerda del
Cartujo. Está formada por un solo Lagunillo y se encuentra en la vertiente este
de la Arista del Cartujo a 2.681 metros. Lagunillo que anda en secreto, al
abrigo de estas dos colinas morrénicas Recibe la aportación principal de un
manantial en su parte alta, junto a unas grandes rocas, en la base de los
Torcales de Dílar. Entrada de agua que procede de este gran cascajar el llamado
de Cartuja o de los Torcales del Dílar. Además de éste, también recibe de otro
pequeño nacimiento por su vertiente derecha, y de algunos neveros que pueden
llegar hasta finales del mes de julio. También, en la cabecera del Barranco de
la Loma de Enmedio, encontraremos otros nacimientos.
El
Lagunillo Misterioso se encuentra rodeado de un pequeño borreguil, donde
podremos observar multitud de endemismos de Sierra Nevada, siendo una verdadera
joya botánica para los amantes de la flora de Borreguiles de Sierra Nevada. Por
su aliviadero descienden durante todo el verano las aguas, a través del
barranco Misterioso, hasta unirse a las que descienden de la Laguna del
Carnero, y que forman, aguas más abajo, las Chorreras del Molinillo, antes de
alcanzar el río Dílar. Lámina de agua, ésta, cuya transparencia te deja siempre
con la boca abierta.
Sólo se
puede contemplar desde la distancia, desde la vereda de sube desde los
Lagunillos de la Virgen hasta el Refugio
de Elorrieta, y desde algún punto del Tozal del Cartujo.
Una vez
visitado el Lagunillo Misterioso, cuyas aguas cristalinas no dejarán
indiferente a nadie, retomamos rumbo E, N-E, llevando siempre a nuestra
derecha, el pie de la arista que habíamos recorrido por la mañana, llegando
poco después a un hito de piedra que nos señala el sendero a seguir para llegar
hasta Los Lagunillos de la Virgen, pero nosotros renunciamos a esta opción,
relativamente sencilla, para comenzar girar de Este hacia N-E, con la parte los
observatorios astronómicos en la loma que teníamos delante, desviándonos hacia
la derecha, superando una empinada loma que forma parte de las pistas de esquí,
hasta alcanzar no sin un gran esfuerzo de última ascensión el Collado de las
Yeguas, a partir del cual, ya es coser y cantar en descenso por camino ya muy
conocido, atravesando la pista del Tiburón, (Borreguiles Altos) y continuando
por senderos y pistas terrizas, hasta coincidir nuestra trayectoria con la
vieja carretera del Veleta, casi a la altura del Arco de la Virgen de las
Nieves, muy cerca ya de la Hoya de la Mora y el Albergue Universitario, al abrigo
de los Peñones de San Francisco, a donde llegamos con las últimas luces del
atardecer, tras una jornada de montaña realmente espectacular.
No hay comentarios :
Publicar un comentario