Aunque vivimos en una época en la que se suele decir mucho aquello de que ya está todo inventado o que ya no quedan lugares por descubrir, en ocasiones. Todavía quedan parajes naturales prácticamente desconocidos y casi vírgenes, que ni siquiera han sido recorrido por los mayores amantes de las rutas del senderismo ó la montaña en general. Uno de ellos es el recóndito arroyo del Algarrobo, cuya cabecera está situada a muy poca distancia de la cumbre de los reales de Sierra Bermeja, que pasando muy cerquita de la Plazoleta de los pinsapos, sigue cayendo en empinada torrentera a lo largo de su cara norte, donde poco a poco se va asentando en tramos escalonados por donde se le van uniendo distintos arroyos, hasta forma el río Almarchar, a partir de su unión con el arroyo del Estercal. Para los que venimos desde la costa debemos dirigirnos al puerto de Peñas Blancas o lo que es lo mismo como si fuésemos a Los Reales de Sierra Bermeja, para lo cual, incomprensiblemente, en pleno siglo XXI, en vez de haber una salida directa desde la N-340, dirección Peñas Blancas-Jubrique-Genalguacil, te tienes que meter por cojones en el casco urbano de Estepona, casi constantemente controlado por radares, que junto con badenes, rotondas, cruces, cemáforos y calles en cuesta, te lleva un mínimo de 15 minutos en el mejor de los casos y a poco que te despistes dando vueltas por Estepona cerca de media hora. Una vez superada la jinkana en la que se convierte la salida de la siempre laberíntica y mal señalizada Estepona, por fin salimos de Estepona, por la ya popular calle del Mercadona, cuesta arriba para coger la carretera que nos lleva al puerto Peñas Blancas, donde nos encontramos con tres opciones: 1º) derecha, dirección Jubrique, 2º) izquierda, dirección Reales de Sierra Bermeja y 3º) dirección Genalguacil, que es nuestra referencia para la ruta del arroyo del Algarrobo. Poniendo a cero el cuentakilómetros en el puerto de Peñas Blancas, tomamos hacia Genalguacil, a poco menos de un kilómetro, nos encontramos a mano izquierda una pista, por la que en menos de 100 m. alcanzamos el cauce del arroyo del Algarrobo para iniciar la ruta, pero como Carlitos y yo íbamos solos en mi coche teníamos que seguir adelante para dejar el coche en el final previsto del itinerario, que aproximadamente coincide con el kilómetro nueve de esta recóndita carretera, justo a la altura de una curva muy cerrada en orquilla, que reconoceremos fácilmente, pues de ella sale una pista a la izquierda que baja al arroyo del Algarrobo, por donde precisamente finalizaríamos la ruta. Ahora se presentaba el dilema de recorrer esos 9 km de asfalta cuesta arriba para empezar la ruta, pero antes de dar un paso, decidimos tener paciencia y rezar para que algún lugareño pasara dirección Peñas Blancas por aquella solitaria carretera. A los pocos minutos nuestras plegarias fueron escuchadas y aparecieron como caídos del cielo, una parejita que venía de hacer un porte con una furgoneta, a los que inmediatamente ofrecimos 10 € si nos llevaban al inicio de ruta, a Carlitos a Chikie y a mí. La pareja resultó ser encantadora y antes de darnos cuenta ya estábamos en el punto de inicio de ruta sin despeinarnos.
Una vez que te adentras en el cauce generalmente seco, en su zona alta, comienzas a descender un prolongado caos de bloques peridotíticos que nos van a acompañar a lo largo de todo el recorrido, con su característico tono marrón-rojizo. Haciendo zig-zags vamos avanzando mucho mas cómodos, si bien resulta mas fácil hacerlo por las empinadas márgenes del arroyo, sin separarnos mucho del mismo, esto lo vamos a poner en práctica muchas veces a lo largo del recorrido, ya que unas veces debido a los empinados saltos que describe el cauce, con tremendos bloques que hay que rodear y otras veces por los numerosos troncos caídos que nos vamos encontrando el descenso se convierte en una auténtica jinkana. A veces te llevas la alegría de encontrarte con un pequeño tramo de no mas de 30 m llanos en los que puedes caminar dócilmente por el cauce del arroyo, donde después del primer kilómetro de caminata ya te empiezas a encontrar con las primeras pozas, algún que otro pinsapo nos sorprende intercalado entre los numerosos pinos y por ambos márgenes del arroyo a veces caminamos entre un mar de helechos que nos va a acompañar en muchos tramos de este recóndito paraje, donde prácticamente no hay nada de cobertura en todo el recorrido.
Cuando todavía no llevas una hora de recorrido comienzas a ser conciente de que esta inédita ruta, trasciende a la categoría de pequeño gran desafío, pues aunque todavía no nos encontramos con ningún tramo complicado, el terreno resulta por momentos de lo mas incómodo y abrupto, intuyendo que además lo peor está por llegar. Pero al mismo tiempo disfrutas de parajes verdaderamente idílicos y prácticamente vírgenes por los que muy pocos han caminado. En esos momentos venían a mi mente los elogiosos comentarios y las espectaculares fotos que en su día nos enviaron Isi-El Ilusionista, Rafa Flores-El Maestro Gandalf o Geyperman Salvador que al día siguiente organizaba esa misma ruta a nivel oficial para Pasos Largos,a la que no podría acudir por compromisos familiares. Razón por la cual contacté con él el día antes para terminar de indicarme las últimas directrices y hacerla con su permiso. Así que con su beneplácito, sus eficaces indicaciones y las detalladas explicaciones de manolo Manzanares-El Tritón de las Chorreras, me hacia sentirme mas seguro, en medio de aquel recóndito barranco, cubierto de grandes bloques de peridotita, sin mas compañía que un vulnerable Carlitos al que le costaba Dios y ayuda avanzare mas de 100 m. en menos de 5 minutos incluso por los tramos mas fáciles y el intrépido Chuckie que a pesar de su destreza y valentía se vio obligado a volver sobre sus pasos en mas de una ocasión a volver sobre sus pasos. Aún así se permitió el lujo de perseguir a un par de jabalíes que vimos muy cerca del agua.
Ante la impotencia que da el ver que por mas que quieres no puedes avanzar rápido en ningún momento. Terminas convenciéndote que lo mejor para disfrutar de esta ruta es no mirar el reloj en mucho tiempo y recrearte con los baños que te brindan las cristalinas aguas de sus pozas. Ni que decir tiene que para las personas acostumbradas, podemos beber con razonable confianza de los lugares donde se forman pequeños saltos o cascadas, siendo un agua además buenísima, tal y como nos adelantaba Salvador en el anuncio de su ruta. En todo el recorrido no se ve ni el mas mínimo rastro de un sendero, a penas algún pequeño tramo despejado en las márgenes del arroyo, que rápidamente te obligan a regresar al mismo, pues las laderas que lo flanquean suelen ser en casi todo momento empinadísimas y muy escarpadas. De hecho si en algún caso de urgencia, hubiera que abandonar el arroyo, para intentar alcanzar la carretera de Genalguacil, que en casi todo momento llevamos a mas de 200 m. de desnivel por encima nuestra a la derecha del sentido de la marcha, las laderas son muy agrestes y cerradas de vegetación, incluso por las dos minúsculas barranqueras que nos llegan desde ese lado. Antes de darnos cuenta ya llegamos a una poza que reconocí rápidamente de las fotos que Salvador había colgado en el foro para anunciar su ruta. Allí disfrutamos de un buen baño y del almuerzo montañero a orillas de aquellas aguas cristalinas.
Al poco de reanudar la marcha una poza que prácticamente obligaba a saltar al agua, nos anunciaba que todavía quedaban unas cuantas pruebas antes de finalizar, entre otras cosas porque en los tramos aparentemente dóciles de este arroyo, su fondo rocoso de peridotita, al igual que ocurre en el río Guadalmina al que me recordaba muchísimo, era bastante resbaladizo, por lo que tienes que estar casi permanentemente en guardia, pues tienes riesgo de caída o resbalón a cada paso y así llegamos a un angosto salto, donde la forma mas fácil de salvarlo es dejándote caer por la chorrera, pues destreparlo es muy arriesgado y el fondo de la poza no es lo suficientemente profundo para saltar desde arriba, por lo que tuvimos que meter definitivamente cámaras, móviles y gps en el tubo estanco para salvaguardarlos del obligado remojón que nos esperaba mochilas en ristre. De forma casi épica salvamos un par de pasos complicados, Carlitos y yo con mas corazón que pericia, ante los ladridos de alarma de Chuckie que lo pasaba mal intuyendo las dificultades y apuros por las que estaban pasando Carlitos y su dueño. Pero con la tranquilidad que nos daba comprobar en la pantalla del GPS la poca distancia que nos faltaba para llegar al vado y por lo tanto a la pista terriza que nos llevaría de vuelta al coche, seguimos adelante sin prisas pero sin pausa, y después de atravesar la única zona de mas de 100 m. completamente llanos en un ensanche del cauce completamente cubierto de rocas llegábamos al vado provocándonos el correspondiente subidón de adrenalina ante el objetivo conseguido. Sin haber sufrido ningún accidente que no fuera mas allá de no pocas caídas resbalones y mil arañazos en las espinillas y pantorrillas de un Carlitos que salía hecho un Cristo, de esta ruta que os aseguro no olvidará jamás.
Al finalizar la ruta, de vuelta por la carretera de Genalguacil a Peñas Blancas tomamos el desvío que nos indicó el Tritón de las Chorreras para llegar a la idílica Poza Azul, que resultó ser tan bonita como nos había adelantado el día antes, pero esa ya es otra historia…
Muy buenas. No veo esta ruta vuestra en wikiloc. ¿Subísteis el track? ¿Me lo podéis pasar o decir la dirección exacta? Muchas gracias
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