Al final decidimos que lo mejor sería que los barranquistas fueran
por un lado y los senderistas por otro.
Dándonos cita el grupo barranquista a
las 8.30 am en el mismo sitio, estando allí presentes: Juan Antonio Villalba
“El Corsario de Sierra Almijara” como maestro de ceremonias, que todo el verano
2012 había estado trabajando en río Verde como guía de barranquismo con “Ocio
Sport de Málaga”, la mítica Yoli “como corres” con su pareja Ramiro “El
Patinador incansable”, Juan Antonio Mena “El Elfo de la Malagueta”, Juan
Ignacio Amador “El Comandante”, como estrella invitada: Juan “alias Rocky”
(lugareño amigo del Corsario de su etapa como guía de barranquismo) que trabajó
en años anteriores en el control de la entrada al carril de Cázulas, conocido
en Otívar como “Rocky”. Y ¡cuatro años después!, reaparecía el mítico Orzo Wei
Javi, antiguo integrante del Comando Preston (como denotaba su camiseta) y socio de P.L. en la 2006-7 y la
2007-8, tempradas tras las cuales fichó por el club Ama Dablán de san Pedro de
Alcantara y que vino con su chica: Cristina, a quien debido al diseño de su
neopreno tipo “Los 4 Fantásticos” y su melena rubia, apodamos: “La Mujer invisible”.
Localidad de referencia: Otivar, por la costa se accede desde Almuñecar, por el
interior desde Alhama de Granada-Jayena.
Cómo llegar: Poco
después de entrar en el núcleo urbano de Almuñecar, se llega a un cruce donde
podemos ver el cartel hacia Otívar (pueblo de referencia para nuestra ruta),
poco después de entrar en el casco urbano de Almuñecar tomamos la carretera
A-7106, pasando por Jete a 8 km de Almuñecar, habiendo dejado antes a nuestra
izquierda el cartel que nos señala hacia la recóndita reserva natural de Peña
Escrita, 4 km después de Jéte llegaremos a Otivar, donde solemos llegar a eso
de las 9.00 para desayunar con tiempo en el bar “El Capricho” a pie de
carretera, por la que continuaremos siempre subiendo con preciosas vistas de la
parte más oriental de La Almijara y el valle del río Verde a nuestra izquierda,
hasta que unos 5 km carretera arriba, llegamos a la entrada del famoso carril
de la cooperativa.
Respecto
al carril de la cooperativa de Cazulas: la primera vez que vine en septiembre
de 2005, dedique un buen párrafo de la crónica a mostrar mi indignación por el
cobro de lo que entonces interpreté como una especie de “peaje por toda la cara”.
Pero con el paso de los años y mas concretamente después de esta 8ª visita, lo
veo bastante justo, pues en verdad se trata de un carril de acceso a numerosas
fincas privadas y me consta, que para la cantidad de vehículos que circulan por
este carril los fines de semana, todos los años se encargan de mantenerlo en
muy buen estado, concretamente este año estaba en perfecto estado.
¿Cuántas
veces no pagaríamos lo que fuera necesario, porque alguno de esos carriles infernales
por los que hemos metido los coches, estuvieran en tan buen estado como la
magnífica pista de la cooperativa de Cazulas?. Al contrario que el acceso a los
inicios de ruta del cerro del Caballo o Lavaderos de la Reina en Sierra Nevada
o por ejemplo, el inicio de ruta del “Canuto del Risco Blanco en Los
Alcornocales” de donde salí con una rueda pinchada y los bajos del coche
arañados el pasado mes de abril
Ficha de la opción barranquista, tal y como la
planteamos
Distancia aproximada:
+/-10 km
Duración: 7-8 h.
(incluyendo paradas para los baños, comidas y reagrupamientos)
Dificultad: media-baja.
Desnivel total: 500
m de ascensión remontando por el sendero a la ida, unos 250 m descendiendo todo
el barranco de Las Chorreras desde la confluencia con el barranco Moreno hasta
la Junta de ríos.
Tipo de camino:
pista, sendero, 2 puentes colgantes (antes de las riadas de septiembre 2007
había 5) y el lecho del río.
Bibliografía y mapas: Disfrutar caminando por los
ríos y Costas de Sierra Almijara.
Fecha de realización: sábado 13 de julio de 2013
Material necesario: neopreno, arnés, casco,
mosquetones, ocho, cuerdas de al menos 30 m y de 9 mm, aunque afortunadamente
“El Corsario” llevaba repuestos de todo en su mochila y en la de “Rocky” que
resultó ser un “serpa de lujo” además de un chaval de puta madre. Por otra
parte es recomendable la mochila acuática, bote estanco para proteger la comida
y otros objetos, suceptibles de estropearse con el agua, además de bebida para
todo el día (ahora en verano, mínimo 3 litros por persona, preferentemente
puestos en el congelador la noche antes), botas de trecking o zapatillas de
travesía, (aunque las botas siempre protegen mas los tobillos) y crema protectora. Y pomada anti picaduras, muy
recomendable en verano, sobre todo en las rutas acuáticas donde suelen abundar
tábanos y avispas.
1ª
parte: De la Junta de ríos a la confluencia con el barranco Madroñales por el
sendero:
De
Otívar salimos en dos vehículos: en la camioneta de Rocky iban: El Corsario,
Yoli, Ramiro, El Elfo y naturalmente el propio Rocky al volante. Y en mi coche
íbamos un servidor junto con “Orzowei Javi” y su compañera: Cristina “La Mujer
Invisible”. Al llegar a la explanada de entrada a la cooprativa de Cazulas
donde se paga el peaje (5€ por persona y coche, 3€ si se va en un grupo de 10 o
mas personas, como era nuestro caso, contando con los compañeros de Pasos
largos, que llegarían mas tarde para la versión senderista). Dejamos mi coche
aparcado en la entrada y nos montamos en el remolque: Orzowei Javi, Cristina y
yo, al principio íbamos detrás de un coche que no nos dejó adelantarlo, hasta
que cedió en una de las primeras curvas, momento a partir del cual “Rocky”
empezó a coger velocidad, llegando incluso a derrapar en algunas de las curvas,
mientras yo me agarraba con todas mis fuerzas a las precarias barandillas y
ponía el culo en el suelo del remolque, mientras de las ventanillas abiertas se
escuchaban las risas de descojone de los que iban dentro. Cristina y Orzowei Javi,
que habían estado recientemente de safari por Kenya, aguantaban estoicamente
entre risas y frases del tipo: “si volcamos barranco abajo, seremos los
primeros en saltar”, mientras tanto yo tenía una sensación parecida a estar
montado en “la jaula del barco vikingo de la feria” pero con los barrotes solo
a la altura de la cintura, ¡hacia tiempo que no pasaba tanto susto, quillo!.
Al
llegar al puente de hierro donde el carril ya discurre paralelo al cauce del
río Verde, como buen conocedor de la zona, Rocky avanzó bastante con la
camioneta, hasta aparcarla en una plazoleta presidida por un algarrobo
centenario donde nos hicimos la primera foto de grupo. Desde allí nos pusimos
rápidamente en marcha, llegando en un instante a la denominada Junta de ríos;
a
partir de la cual, comenzamos a remontar el cauce del barranco de Las
Chorreras, erróneamente conocido como “río Verde”, si bien técnicamente el río
Verde, propiamente dicho empieza a partir de la Junta de ríos, donde el
barranco de Las Chorreras, que en realidad es el gran protagonistas de todas
las excursiones de esta zona, se une al río Nacimiento, en realidad, arroyo, pero
nombre muy significativo, pues de la unión de ambos, nace el río Verde.
El
caso es que después de vadearlo en un par de ocasiones, en apenas unos minutos
ya nos encontrábamos en el primer puente colgante, que cruzábamos rápidamente,
para iniciar la ascensión por el sendero de los miradores, con el objetivo de
que no se nos metieran muchos grupos por delante, que pudieran formar tapones
en las pozas, se impuso un ritmo trepidante con El Corsario y Rocky a la
cabeza, que unido a mi afán por fotografiar tan bellos parajes, por muchas
veces que ya haya pasado por aquí, hicieron que en pocos minutos cogiera
complejo de “el gordito de la clase” pues al tratarse de un grupo reducido y
todos en muy buen estado de forma, el grupo avanzaba a una velocidad espectacular,
si bien tengo que decir en su favor, que tuvieron el detalle de esperarme en
varios puntos como uno de los miradores, desde cuyas inmediaciones están hechas las tres fotos siguientes:
y donde aún quedan los restos de uno de los
tres puentes colgantes que se llevaron por delante las riadas de septiembre de
2007 (y que todavía no han reparado); por allí aproveché para improvisar un
bastón con una rama de adelfa seca, que me acompañó durante prácticamente toda
la jornada.
Pronto
dejaríamos atrás el paso de las barandillas, en un estado deplorable, que va a
peor cada año, pues desde que se instalaron antes de 2004, ya han quedado
abandonadas a su suerte, alguna que otra poza cercana a la poza central, junto
a la que pasábamos como una centella, encontrándose ésta todavía con bastante
sombra, pues aún era temprano y remontando en tiempo record el sendero del
barranco del Lagarto, donde nos cruzamos con un grupo de cuatro americanas que bajaban
hacia la poza Central, mientras que nosotros estábamos ya cerca de enlazar con
la pista que faldea el cerro de la Gitana, desde donde fuimos disfrutando de
unas vistas espectaculares sobre el impresionante barranco de Las Chorreras a
nuestra derecha y el mencionado cerro a nuestra izquierda, hasta que al final
de una pronunciada cuesta abajo llegábamos a la confluencia del barranco
Madroñales con el de Los Chortales, que a su vez se considera inicio del
barranco de Las Chorreras, donde hacíamos la pausa de rigor para cambiar
nuestra indumentaria senderista por la barranquista.
Una
vez que nos pusimos el neopreno y nos equipamos con arnés, ochos, mosquetones y
todo debidamente guardado en el bote estanco, comenzamos a caminar por las
primeras estribaciones del barranco de Las Chorreras, que desde el punto donde
nosotros lo iniciamos hasta unos 200 m aguas abajo;
que como se puede ver en esta imagen es la típica estampa de
cualquier arroyo dócil de Sierra Almijara, como el Chíllar, Higuerón o
Patalamara, aguas de un transparente espectacular con tonalidades que van del
turquesa al esmeralda y sin mayor dificultad que grandes bolos que vamos
esquivando, como mejor podemos.
en el que nos adentramos mediante un saltito de a penas un metro de
altura, tomando a partir de aquí pleno contacto con el agua. Y a renglón
seguido el primer rapel, que ya requiere del equipo apropiado de barranquismo,
pues una vez abajo, ya no hay marcha atrás y es por ello que aquí se dieron la
vuelta un grupito de chavales que nos precedían pero que no venían preparados.
A
partir de aquí nos adentramos en una sucesión de pozas a las que accedemos a
través de rápeles, toboganes, saltos o alguna combinación de rapel mas tobogán.
Todas ellas preparadas con gran maestría por el “Corsario de Sierra
Almijara” que en todo momento estuvo muy pendiente de nosotros al llegar a cada
salto.
Entre
poza y poza, obviamente también nos encontramos con algunos pasillos que nos
recuerdan a las Angosturas del Guadalmina, por sus encajonamientos o bien a los
cahorros del Chíllar, Higuerón o Patalamara, solo que aquí al haber mas
profundidad, los pasamos nadando o con el agua por encima de la cintura.
A
veces los toboganes, son bajitos, pero nos obligan a colocarnos de una forma
determinada para no quedarnos encajonados, sobre todos los “pesos pesados” como
un servidor.
Si
bien, la mitad de los saltos, no ofrece ninguna dificultad, en este tramo nos
encontramos con unos 6 o 7 pasos comprometidos, donde adentrarse sin ir
debidamente equipado, sería una auténtica temeridad, que a buen seguro podría
acabar en accidente, sobre todo aquellos rápeles que acaban en zonas de poca
profundidad donde hay que llegar rapelando con suavidad.
La
llegada a la poza Central está precedida de otra poza de aguas muy tranquilas,
que acaba en la balconada desde donde ya podemos ver allí abajo, como se
arremolinan, senderistas-bañistas, que observan con curiosidad como vamos
rapelando los que venimos desde arriba.
Todo un chute de adrenalina para los
que no estamos acostumbrados a esta modalidad tan bonita y gratificante como
espectacular, pero desde luego a la que hay que tenerle mucho respeto, estando
en todo momento muy atentos a las magníficas instrucciones del “Corsario”, ya que si bien,
la mayoría de los integrantes del grupo ya tenían experiencia previa de
barrancos, ferratas y escalada, un servidor tan sólo había hecho la sima del
Diablo en varias ocasiones, pero ya hace tiempo. Y la verdad, éste rapel por la cascada de Los Caños Cruzados supone un buen chute de adrenalina, sin embargo, siguiendo las
instrucciones del “Corsario” fue una auténtica gozada, conforme iba
descendiendo suavemente al ritmo que yo quería. En este sentido, el recorrido
es ideal, porque al ser de menor altura los rápeles anteriores, te van
sirviendo para ir cogiendo práctica y ganar confianza, cuando se llega a
este rapel, que sin duda alguna es el momento álgido del recorrido.
Una
vez abajo, nos abrimos paso entre los numerosos senderistas, esperando encontrarnos
allí con los compañeros que habían escogido la opción senderista, sin embargo,
todavía no había llegado hasta allí ninguna cara conocida.
Al llegar a la poza
que está mas abajo, realizamos la tradicional sesión de saltos y almorzamos en
su orilla como tradicionalmente hemos hecho siempre al llegar a este punto.
Cuando íbamos por el segundo plato, aparecieron los compañeros del primer grupo
encabezados por “El Padre Carras”, “La Hechicera du sao Paulo”, Darío “El
Magnífico”, su novia, Nieves Lobato, María “la Fisioterapeuta”, Paco Guerrero.
Con quienes estuvimos charlando un poco, aprovechando la ocasión para hacernos
la foto de rigor.
Pero habiendo acabado ya “la barrita energética” y los dos
“tronquitos” era ya el momento de continuar río abajo, sobre todo, teniendo en
cuenta que otro grupo de barranquistas mas numeroso, estaban a punto de
adelantarnos, con la consiguiente espera al llegar a algún embudo previo salto
o rapel.
Una vez
que nos despedimos de los compañeros, nos pusimos rápidamente en marcha, aguas
abajo, disfrutando de los pequeños saltos y pozas que vienen después
encontrándonos con el segundo grupo encabezado por el “Doctor Leal” y la
“Familia Olímpica” que nos encontramos a la altura del puente colgante, tras un
breve intercambio de saludos, reanudamos la sesión de saltos en la magnífica
poza que hay bajo el puente colgante, todavía muy próximo a la poza Central,
donde los dos grupos de senderistas estaban a punto de reencontrarse. Esta
poza es una maravilla tanto por su amplitud, como por las numerosas
posibilidades que ofrece para saltar desde casi todas sus vertientes, a la
altura que escojamos, una auténtica pasada, donde el gran protagonista fue
“Orzowei Javi” que junto con “Rocky” demostró ser todo un experto en el arte de
saltar, al igual que Ramiro, que minutos mas tarde batiría el record de tirarse
mas veces a una misma poza en menos de 5 minutos.
Superada
esta poza el
barranco de Las Chorreras nos ofrece una tregua que igualmente puede ser
aprovechada por senderistas y barranquistas, pues nos encontramos con una sucesión de pozas muy
dóciles donde caminamos con el agua a distintos niveles de profundidad entre
aguas de un verde esmeralda, flanqueados por adelfas y rodeados por un paisaje
grandioso.
Como diría mi hermano Isi “un lugar de Dioses” siendo un refrescante
paseo muy relajante, hasta aproximadamente las inmediaciones de la “Cueva Santuario”,
donde los senderista ya tienen que retomar obligatoriamente el sendero hacia el
tramo de los miradores,
pues a partir de aquí debemos afrontar nuevos saltos
sin marcha atrás y por delante un par de rápeles que requieren de cierta
técnica; sobre todo uno donde hay que describir una “S” que finaliza frente a
la entrada de una cueva, en la cual se metió nuestro compañero “El Elfo de la
Malagueta” para hacer la foto desde dentro de la cascada a todos los que íbamos
bajando tras él.
Un lugar precioso, pero que al ser muy angosto y coincidir con
un nacimiento, nos hace entrar en contacto con las aguas mas frías de todo el
recorrido.
Si bien
al salir de nuevo a cauce mas abierto y por lo tanto mas soleado, rápidamente
volvemos a disfrutar de la agradable temperatura que tienen las aguas del
barranco de Las Chorreras en esta época del año, llegando en escasos minutos, a
otra de las mejores pozas del recorrido, muy próxima al primer (ó último)
puente, según se mire, donde volvemos a encontrarnos con la posibilidad de
saltar desde distintas alturas, donde “Orzowei Javi” volvió a batir el record
de altura que ostentaba “Rocky” un salto espectacular tipo MATRIX que todavía
conservo en mi retina.
Y como
el mundo es un pañuelo, al preguntarle a un matrimonio que había por allí, si
nos podía hacer una foto de grupo, nos encontramos con Paco Béjar, (del grupo
senderista de Motril), con el que no coincidíamos desde 2009, que rápidamente
me reconoció por la voz, yo la verdad es que después de tantas emociones y tras
casi cuatro años con tantas rutas por medio, ni me acordaba. El caso es que
amablemente nos hizo varias fotos con mi cámara y la del elfo, siendo además la
única foto donde aparecíamos todos.
Desde
aquí accedimos inmediatamente al puente colgante, que ya nos anuncia el
inminente final del recorrido, siendo por ello que aprovechamos la poza que hay
a los pies de este puente, para realizar nuestra última sesión de saltos;
tras la cual llegábamos en poco mas de 5 minutos a la Junta de Ríos, donde el barranco de Las Chorreras y el arroyo Nacimiento unen sus aguas para formar el río Verde, cuyo cauce se encontraba muy mermado ese día, por la abusiva cantidad de agua que le roban al cauce, desde la rudimentaria presa-acequia que allí existe, llegando a la camioneta de “Rocky” sobre las 16.30 pm con la sensación compartida de haber vivido una jornada verdaderamente inolvidable, gracias a la generosidad, pericia y mano experta de nuestro compañero Juan Antonio Villalba “El Corsario de Sierra Almijara” que por segundo año consecutivo nos volvió a regalar una jornada inolvidable en sus dominios almijáricos. Disfrutando después de una amena reunión de mas de una hora en la fresquita terraza del Bar EL CAPRICHO, de dónde nos fuimos casi con pereza, despidiéndonos entre besos y abrazos, con la intención de volver a coincidir pronto.
preciosa esta ruta,muy linda,una lastima que no la podamos hacer.gracias por tener este blog donde asi puedo descubrir algunos bellos lugares que desconocia.de Malaga las pocas que conozco las hemos hecho,pero otras por las edades de mis hijos es imposible.un saludo
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