lunes, marzo 10, 2014

300, el origen de un Imperio


El viernes 7 de marzo fui a ver el estreno de "300, el origen de un Imperio" con mi amigo Salva. Tal y como esperábamos la película vuelve a ser una auténtico espectáculo visual digno de verse en pantalla grande, desde el punto de vista de la estética, la fotografía el hiper realismo de los hachazos, cabezas y miembros cortados, espadas, lanzas, arcos y flechas es tan impactante como la primera, en eso mantiene el mismo nivel.
Pero a la inevitable pregunta de cual te gustó mas, evidentemente 2300" la primera entrega gana por los magníficos diálogos de los protagonistas, la voz en off del narrador y la fuerza que le da Gerard Butler encarnando a Lepnidas. No obstante, sólo por el impresionante espectaculo visual ir al cine a ver esta película, bien merece la pena (si te gusta el genero histórico, con pinceladas fantásticas y un poco gore).
"En 300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO" conocemos las consecuencias de la batalla de las Termópilas. El general griego Temístocles, nuestro nuevo protagonista, lucha por conseguir la unidad de las polis griegas, como mastarde haría Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno. Él dirige las tropas que se enfrentan con el ejército persa liderado por Jerjes y Artemisa para impedir la invasión del país heleno.
Tal vez el punto mas destacable de esta nueva entrega es que ofrece algunas claves para comprender mejor la historia de la guerra entre Grecia y el Imperio Persa en su conjunto. Además se rige por sus propias reglas, lejos de emular el tono de 300.
Lo peor: El protagonista no transmite la fuerza y el carisma de Gerard Butler como Leonidas al que se echa mucho de menos sobre todo cada vez que sale en pantalla a modo de recordatorio, así como la voz profunda con frases solemnes del narrador de 300, que aquí es sustituida por una voz en off femenina en plan élfico del Señor de Los Anillos y el final está contado a medias.
El gran meollo de la película es la batalla de Salamina, un hecho crucial en la historia de occidente ya que supuso un punto de inflexión que cambió el curso de los acontecimientos.
 El guión de Zack Snyder y Kurt Johnstad, basado en la novela gráfica de Frank Miller titulada "Xerxes", posterga sin embargo este momento hasta el último minuto y prefiere retrotaerse al instante en el que todo comienza: diez años antes de la batalla de las Termópilas, Temístocles hiere de muerte al rey Darío I, inflamando las ansias de venganza de Artemisa, una mujer griega torturada por los hoplitas desde niña y rescatada por los persas, que se cría junto a Jerjes, al que manipula para que se convierta en un rey-dios capaz de aplastar a los griegos, eso sí la historia de cómo el joven heredero de Darío se convierte en el Rey-Dios Jerjes es infumable, pero "aceptemos pulpo como animal de compañía".
Por otro también nos explica el pasado de Artemisa y además a la semilla de odio y sed de venganza que siembra Temístocles con una simple flecha sentenciando la ira de los persas, la película funciona como bien como precuela, pero además pasa por encima de los hechos ya conocidos mostrándonos otro frente de batalla, naval, eso si IMPRESIONANTE, que dirimía el poder entre Temístocles y Artemisa a la vez que Leónidas y Jerjes se medían en el paso de las Termópilas.
Pero va más allá todavía al contarnos cómo prosigue la historia con los persas tomando Atenas y dirigiéndose a ese lance final en Salamina. Así que es también coétanea a 300, pues supone que gran parte de la hostoria aquí contada está sucediendo al mismo tiempo que Leonidas se enfrenta a Jerjes en Las Termopilas.
En cuanto a su estructura, 300: el origen de un imperio, nos da una visual más amplia temporalmente y además desplaza el foco de Esparta a Grecia, es decir, de lo más regional a la confluencia de la totalidad de las ciudades-estado griegas, que precisan unirse para acabar con el enemigo. Como cada una de ellas funciona de manera independiente, no hay ese orgullo de grupo de 300 y por tanto no se traslada esa emoción ante los caídos o esa fuerza de lo grupal.
Incluso en la forma de luchar, los atenienses, que son los que más tiempo pasan en pantalla extendiendo regueros de sangre, mutilando cuerpos y arrancando cabezas de cuajo, tienen grandes diferencias con los espartanos: sus cuerpos son menos musculosos y menos estilizados, casi podríamos decir de atletas olímpicos, y parecen mucho más individualistas y menos organizados. La fotografía también es mucho más oscura y no consigue transmitir la misma emoción que 300. En todos los sentidos, es más fría y distante.
En 300, "pocos caen y todos son hermanos o amigos". Digamos que en este caso, te cuesta más empatizar con los atenienses, porque además, las batallas, en su mayoría navales, son bastante largas y todos caen como chinches: tanto los inmortales que se suponía que eran duros de roer, como los griegos, por no hablar de la facilidad con la que se hunden los magníficos barcos persas que parecen estar hecho de paja en vez de madera.
Se echa en falta y de qué manera a Leónidas y a sus hombres de rojas capas porque hay que reconocer que Sullivan Stapleton no termina de tener ni la mitad del carisma que Gerard Butler, por más que sea presentado como el héroe de Maratón por su capacidad como estratega y su decisión en el combate. 
Al contrario que Eva Green en el personaje de Artemisa, que es el mas fuerte y con mayor carisma de esta nueva, lástima que la escena de sexo que no viene a cuento estropee su credibilidad dentro de la historia, si bien, la actriz mo tiene culpa de esta cagada por parte de los guinistas.
No obstante, insisto, desde el punto de vista del espectáculo visual, merece la pena ir al cine a verla y si se tiene la oportunidad incluso en 3-D.

























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