Después de que nuestro guía Manuel Manzanares "El Cartógrafo de su Majestad" nos recordará las características principales de la ruta que estábamos a punto de iniciar, le cedió la palabra al Maestro Geobotánico Don José Guerrero, para que nos ilustrara sobre el Paraje Natural Los Reales de Sierra Bermeja y los principales argumentos que justificaban el por qué está solicitada en la actualidad la categoría de Parque Nacional, no estando urbanizada en ningún punto, ni estando atravesada por ninguna vía terrestre de consideración ya sea a nivel de carreteras nacionales, autovías o vías de tren y encontránddose todos sus cursos acuáticos libres de la contaminación al no pasar por ninguna población.
Esta
sierra se encuentra situada al S-O de la Serranía de Ronda, como un espléndido
anfiteatro de las sierras béticas, dominando toda la franja costera que va
desde el peñón de Gibraltar hasta la punta de Calaburras (entre Marbella y
Fuengirola, con Estepona a sus pies. El
nombre de Sierra Bermeja, le viene dado por el tono rojizo de la capa de oxido
que suele cubrir a las rocas de peridotita, rocas de carácter plutónica, ricas en hierro y platino, albergando el mayor afloramiento del mundo de este tipo de
rocas, de gran importancia científica y
que en su día contó con numerosas minas
repartidas por sus laderas. Su particular geoquímica contribuye decisivamente
al mantenimiento de uno de los ecosistemas más singulares de Andalucía, el pinsapar
que alberga su cara norte, por donde discurre la primera parte de nuestro
recorrido.
La
cadena montañosa que va desde Los Reales propiamente dicho, hasta el cerro
Abanto (1.508 msnm), ya dentro de la Sierra de las Nieves, presenta una altitud media que ronda los 1.200 m El vértice de Los Reales con sus 1.452 m
, tiene el honor de coronar la montaña de mayor altitud a lo largo de la línea
de costa en dirección oeste no sólo hasta el Cabo San Vicente en Portugal, sino
dándole la vuelta a todo el mapa de la Península Ibérica, incluyendo toda la
costa gallega y el Cantábrico hasta Hondarribia, junto a la frontera con
Francia. Sus cañadas son muy empinadas y escarpadas excavadas por la poderosa acción erosiva de las lluvias
torrenciales.
En
la parte baja de la sierra, conforme esta se va acercando a la línea de Costa,
mas concretameente hacia Estepona y Casares, se produce el contacto entre las
peridotitas de Sierra Bermeja y el suelo sedimentario que la rodea, con un descenso
brusco de altura que acentúa más el afloramiento. Desde la cima, a 1452
metros y en un recorrido de unos pocos kilómetros lineales, la cota desciende
hasta los 350-300 metros sobre el nivel del mar, generando desniveles con
pendientes superiores al 45%.
Al
pie de la sierra se extienden los materiales de la franja que la separa del
mar, con un apreciable descenso de las pendientes que quedan acotadas entre el
40 y 15% salvo en las proximidades de algunas gargantas fluviales, siendo la
fracción más cercana al mar prácticamente llana o con leves ondulaciones
En
general, el modelado del macizo bermejense es de origen hídrico ya que las
peridotitas, al tener una composición mineralógica uniforme, se desgastan de
una manera homogénea. Favorece esta litología que la red hídrica que drena este
macizo de rocas poco permeables venga determinada por el sistema de pendientes,
siendo densa y superficial, por tanto erosiva. Fruto del régimen torrencial de
los arroyos es el carácter nervado de la parte occidental de Sierra
Bermeja, también la de mayor anchura y materiales más resistentes a la erosión,
con gargantas y arroyos que dan un perímetro de continuos entrantes y salientes
modelados hacia el término municipal de Estepona por el arroyo del
Infierno, la garganta de la Minas y el arroyo de la Cala.
Además
de la acción del agua, esta evolución del relieve está también motivada por la
desigual acción de los vientos predominantes en la zona: de componente este o
vientos de Levante y de componente oeste o vientos de Poniente. En los suelos
son más blandos, la denudación atmosférica desgasta estas montañas de una
manera rápida y homogénea, generando cumbres marcadamente redondeadas y con
tendencia a nivelarse con los puertos y valles inmediatos, y laderas suaves y
uniformes. Cuando el material es más duro, la erosión y alteración de la roca produce
agujas y cortados verticales. La dureza de los diferentes tipos de peridotitas
se aprecia en los islotes de material más resistente que afloran entre el resto
de materiales más deleznables.
El roquedo
con peridotitas se comporta como un sustrato de naturaleza ácida hasta que se altera
y transforma en serpentinas, momento en el que el pH del suelo se sitúa entre
neutro y básico. La abundante presencia de metales pesados, como el cobalto,
cromo, molibdeno y níquel, entre otros, es la causante de la falta de vitalidad
y vigor de numerosas especies vegetales que se desarrollan en este ambiente y
que toleran mal las altas concentraciones de estos elementos.
Por el
contrario, existen algunas plantas especializadas y habituadas a este tipo de
características edáfi cas, que han evolucionado hasta conseguir diversas adaptaciones
fi siológicas que les proporcionan una clara ventaja competitiva frente a otras
espe-
cies
vegetales. A estas plantas, en su conjunto, se las denomina flora
serpentinícola, estando formada por la mayoría de los abundantes endemismos que
se encuentran en Sierra Bermeja.
Esta
singularidad ya fue señalada por Boissier:“La vegetación de Sierra Bermeja es
bastante distinta a la de otras sierras de la región y eso se debe a los bosques
que la cubren y a la naturaleza de sus rocas constituidas no por caliza
cristalina sino por una clase de arenisca. Entre todas las montañas un poco
elevadas de la costa meridional de España, es la más próxima a África y
probablemente tiene mucha relación con las sierras secundarias del Atlas”
Flora: La rareza del sustrato geológico debido a las peridotitas,
unida a las corrientes de aire donde se mezclan vientos del Atlántico y del
Mediterráneo, al igual que pasa en Los Alcornocales, ha motivado el que se dé
una serie de rarezas y particularidades, que refuerzan los argumentos para
darle a esta sierra la importancia y el nivel de protección que merece. En la
zona media y baja predominan los bosques de alcornoque, pino marítimo,
intercalados con enebro, coscoja, aulaga, cantueso, palmito, jara y romero. El
85% de las comunidades vegetales existentes en la Sierra Bermeja están
incluidas en la directiva HÁBITATS 2000 (92/43/CEE) de la Unión Europea,
llegando hasta las 50 especies raras o en peligro de extinción entre las que destacan: Geniste lanuginosa,
Staehelina baética, Cerastium gibraltaricum, Galium viridiflorum, etc…
La basicidad de las peridotitas, la roca predominante, y la presencia de
metales pesados exigen a la plantas desarrollar una gran
especialización para poder sobrevivir en este entorno: es el fenómeno
que se conoce como serpentinomorfosis y es el causante de la presencia de una importante cantidad de endemismos botánicos.
Para el conjunto de Sierra Bermeja se han identificado 18 edafoendemismos serpentinícolas de los cuales 6 son especies únicas de este entorno, como Centaurea lainzii o Peucedanum officinale subsp. brachyradium.
Entre las plantas mejor adaptadas a diversos tipos de suelos también figuran otros endemismos con una distribución mayor como la aulaga vaquera Ulex baeticus subsp. baeticus o el pinsapo Abies pinsapo (endemismo de la Serranía de Ronda, provincias de Málaga y Cádiz), una de las joyas botánicas más populares de Sierra Bermeja.
Muchas otras especies características de este entorno están protegidas a nivel autonómico o nacional como especies en peligro crítico o vulnerables como Arenaria capillipes, Armeria colorata o S.. En el Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España (Bañares y otros, 2003) figura Sierra Bermeja en el puesto cuarto de la lista de lugares “excepcionales” de la Península Ibérica, habiéndose valorado para esta clasificación tanto la endimicidad, el grado de amenaza, la concentración de especies y la poblaciones presentes en el entorno. De entre estas poblaciones amenazadas figura una que se creyó extinta durante casi cien años, Allium rouyi, pero para la que se descubrieron en el año 1992 reducidas poblaciones en Sierra Bermeja.
En la parte alta se encuentra la gran joya
botánica que es su bosque de pinsapos en la zona de cumbres, que convive con el
piorno fino y las aulagas moriscas y vaqueras. La mayor parte del pinsapar está
al amparo de la umbría de la vertiente norte de la sierra, abarcando 1.236
hectáreas, protegidas por la Junta de Andalucía desde 1989 como Parque Natural.
Las especies faunísticas más
interesantes son cabra montés, corzo, gineta, meloncillo y gato montés, aunque
hay una buena representación de rapaces: águila real, perdicera y calzada,
halcón peregrino, buitre leonado, gavilán, búho real y búho chico. Entre los
anfibios se encuentran salamandra y sapo común; mientras que los reptiles más
frecuentes son galápago leproso, culebrilla ciega y eslizón común.
TRAVESIA SIERRA BERMEJA : Puerto de Peñas Blancas -
Los Reales - Puerto de la Mujer - Puerto de las Guardas – Casares
Pueblos de
referencia : Estepona / Casares
Recorrido : Lineal
/ Travesia
Longitud
aproximada : 20 km
Dificultad : Alta
por la distancia y el desnivel descendido
Desnivel
aproximado de ascenso : 700 mts.
Desnivel
aproximado de descenso : 1.400 mts.
Tipo de camino : Primer
kilómetro carretera secundaria (Peñas Blancas-Genalguacil), resto sendero muy
pedregoso y pistas terrizas, y asfaltada en el tramo final.
Una vez finalizada
la doble charla de descripción de la ruta y características generales de Sierra
Bermeja, iniciamos la caminata desde el puerto de Peñas Blancas, donde nos dejó
el autocar, por la carretera Peñas Blancas-Genalguacil: MA-8302 que tomamos en
dirección S-O, hasta que llegamos a una cerrada curva de orquilla, donde la
carretera hacve un giro de 180º a la derecha, abandonándola nosotros en este
mismo punto, por una pista terriza secundaria, que durante un trecho mantiene
la misma dirección S-O, que taríamos. Desde el inicio nos acompaña un paisaje
donde el verde predomina por todas partes, sin lugar a dudas nos encontramos
inmersos en una de las masas forestales mas amplias de la provincia de Málaga.
Poco después de
cruzar por primera vez el barranco del Algarrobo, abandonamos esta pista y
tomamos el sendero del pinsapar, propiamente dicho, donde iniciamos una larga
sucesión de zig-zags que en permanente ascenso, nos lleva entre grandes
roquedos y un bosque de gran frondosidad hasta cerca de la cumbre.
En una curva
del camino, volvemos a cruzar el barranco del Algarrobo donde sus aguas
cristalinas y cantarinas, descienden en pequeños saltos, formando una pequeña
poza, junto al esquelo de un pinsapo probablemente tricentenario, recordándonos
una vez mas, que por mas grandes y fuertes que fueron en su día, todos tenemos
una fecha de caducidad y que aquí todos estamos de paso.
Envueltos por la
magia del sendero, las pequeñas maravillas del camino, la sombra que mitiga el
esfuerzo en la ascensión y las reflexiones entre lo humano y lo divino,
llegamos a la idílica plazoleta de Los Pinsapos, que año tras año conserva su
pequeño chozo de ramas secas, junto al panel que nos ilustra con las
características del pinsapar o el zulejo con el poema que reza:
¡ÁRBOLES!
¿HABÉIS SIDO
FLECHAS
CAÍDAS DEL AZUL?
¿QUÉ TERRIBLES
GUERREROS OS LANZARON?
¿HAN SIDO LAS
ESTRELLAS?
VUESTRAS MÚSICAS
VIENEN
DEL ALMA DE LOS
PÁJAROS,
DELOS OJOS DE
DIOS,
DE LA PASIÓN
PERFECTA.
¿CONOCERÁN
VUESTRAS RAICES TOSCAS
MI CORAZÓN EN
TIERRA?
Federico García
Lorca
Una vez realizada
la tradicional foto de grupo en tan emblemático lugar, proseguimos por el sendero
que desde allí continúa ascendiendo por el denso bosque, donde los pinos van
cediendo el protagonismo a los pinsapos conforme vamos ganando altura. Durante
una vez que nos situemos unos 100 m por encima de la plazoleta de Los Pinsapos
y durante un corto trecho, tendremos vistas hacia el Este de la franja marítima
que va de Estepona a Marbella, con la inconfundible silueta de Sierra Blanca y
La Concha. Poco después el sendero gira a la derecha, dirección N, de manera
que el paisaje descrito quedará a nuestra derecha y las antenas metálicas que
presiden la cumbre de Los Reales, que hemos ido viendo a nuestra izquierda,
quedarán momentáneamente a nuestra espalda, hasta que el empedrado sendero nos
reorienta en dirección S, llevando ahora el sol de frente.
Mas adelante atravesamos un
tramo bastante desolado, cercano al cerro del Castillón (1.374 msnm), donde el sendero discurre entre grandes bloques de
peridotitas, llegando a un collado, situado entre dos grandes montículos
rocosos, desde donde ya se antoja muy cercana la cumbre de Los Reales. Es esta
la única zona desolada de este primer tramo de la ruta, que discurre sobre la
misma divisoria de aguas de la vertiente N-O de esta sierra, por donde
discurre el límite de los términos municipales de Genalguacil, que incluye todo este primer tramo de ascensión hasta las antenas y el término de Casares, por donde discurre
el resto de la ruta a partir de la cumbre, a la que llegamos en pocos minutos
desde el mencionado collado, poco después un panel informativo sobre las peridotitas y por último una corta sucesión de zig-zags que nos lleva directamente hasta la cumbre, volviendo a disfrutar en los últimos metros de la siempre grata presencia de los pinsapos, que de vez en cuando nos sorprenden con grotescas formas retorcidas, deibo al
azote de a la velocidad que el viento alcanza a estas alturas.
Lástima que a
pesar de los cielos despejados de aquella jornada, no pudimos disfrutar de la
nitidez que hubiéramos querido, pues una densa calima, dejaba difuminado el
horizonte a partir de los 50 km de distancia. No obstante, aún así pudimos
distinguir:
Al Norte: la
sierra del Oreganal que reecientemente había sido conquistada por expedición
prestoniana comandada por Herminia, al igual que la semana siguiente lo serían
los cerros Alcojona, Abanto o Cascajares que también se contemplan desde allí,
en dirección N-O sieendo la referencia principal la Torrecilla; o en dirección
Este: Sierra Blanca, coronada en noviembre en expedición comandada por el Duque
de Juanar, en inolvidable excursión a La Concha, por encima de la cual también
se podía distinguir el manto blanco que cubre los tresmiles de Sierra Nevada.
Al Sur, el Mediterráneo, con Estepona a nuestros pies, que no podemos ver
porque nos lo tapa la prolongación del cordal Sur por donde discurre La Loma de
Ballesteros y el Morrón del Zagalete; al S-O, el Campo de Gibraltar, bastante
difuminado por la calima, que a penas nos permitía distinguir la silueta del
Jebel Musa o la Cordillera del Atlás al otro lado del Estreecho. Al Oeste:
Sierra Crestellina y la altiplanicie del Aljibe en el parque natural de Los
Alcornocales; y al N-O; el Hacho de Gaucín, parte del Valle del Genal, donde
podíamos distinguir: Benarrabá, Algatocín, el peñón de Benalauría y por encima
la Sierra de Líbar con Cortes dee la Frontera a sus pies. Todo estos hitos, son
sólo un pequeño resúmen de la cantidad de hitos geográficos que desde allí
arriba podemos observar.
En principio no estaba previsto hacer cumbre en Los Reales, pues al llegar a la altura del cordal que nos lleva hasta el Puerto de la Mujer, estaba previsto desviarnos hacia este puerto, pero estando tan cerca de la cumbre, no pudimos evitar coronarla y desde allí descender campo través ladera abajo, dirección Oeste, girando paulatinamente a la derecha, para evitar la profunda caída hacia la cabecera de la garganta de la Asedía.
Desviándonos hasta el puerto de la Mujer, desde donde iniciamos un empinado descenso entre grandes bloques de peridotita parcialmeente cubiertos de musgos y líquenes, pinsapos y pinos, hacia la Loma de la Barra, dejando a nuestra derecha la cabecera de La Garganta de la Fuente Seca.
En algunos tramos la pendiente era superior al 45%, estando siempre presente la mano del Doctor para quien la necesitara, como en la imagen de arriba y abajo, donde socorre a nuestra amiga Silvia Meilán "Sentido y Sensibilidad" (que progresa adecuadameente).
Es este un tramo de la ruta, realmente precioso y de coleccionista pues se trata de una zona de Sierra Bermeja, prácticamente inédita, situada unos 2 km al oeste de la cumbre que se caracteriza por un bosque centenario de grandes pinos y pinsapos, con no pocos troncos caídos, pero otros centenarios en el apogeo de su gloria, intercalados con pequeños retoños que invitan a imaginar un futuro esperanzador.
Uno de los grandes alicientes de esta ruta son las magníficas vistas sobre el bajo Genal, el cordal montañoso que lo separa del Guadiaro, desde el Hacho de Gaucín al Peñón de Benadalid y la Sierra de Líbar asomando por encima.
Durante la maayor parte del descenso vamos llevando a nuestra espalda, o a nuestra derecha, Los Reales, tomando conciencia de la gran distancia y el desnivel descendido conforme nos vamos acercando a Casares.
El inconveniente de esta ruta ess que hay que atravesar un COTO PRIVADO, que gracias a los contactos de la agenda secreta del Cartógrafo de su Majestad y algún contacto que aún conserva en la agenda de su móvil el Maestro Geobotánico facilitaron nuestro salvo conducto, para atravesar la finca de cuyo nombre no debo acordarme.
Es esta una zona donde la Naturaleza nos sorprende con alcornoques centenarios y se intuye la mirada atenta de grandes criaturas del bosque que nos observan desde sus escondrijos.
Si los paisajes de esta ruta son grandiosos, no es menor la belleza de las pequeñas maravillas del camino, que nos encontramos con las florecillas de los márgenes del camino, que bien merecen un cuerpo a tierra, para los amantes de las fotos románticas, como nuestro amigo Fali "El Retorno de Elvis".
La visión de Casares conforme vamos llegando al final del trayecto, no dejan lugar a dudas de que nos encontramos ante uno de los pueblos mas bonitos de Andalucía, que para eso fué cuna de Blas Infante, padre del Andalucismo.
La sonrisa del Doctor Leal, junto al bar El Cortijo, donde nos tomamos la copa post ruta, bien refleja la satisfacción general de un grupo que disfrutó de lo lindo, en una jornada preciosa de comienzos de Primavera 2016..
En principio no estaba previsto hacer cumbre en Los Reales, pues al llegar a la altura del cordal que nos lleva hasta el Puerto de la Mujer, estaba previsto desviarnos hacia este puerto, pero estando tan cerca de la cumbre, no pudimos evitar coronarla y desde allí descender campo través ladera abajo, dirección Oeste, girando paulatinamente a la derecha, para evitar la profunda caída hacia la cabecera de la garganta de la Asedía.
Desviándonos hasta el puerto de la Mujer, desde donde iniciamos un empinado descenso entre grandes bloques de peridotita parcialmeente cubiertos de musgos y líquenes, pinsapos y pinos, hacia la Loma de la Barra, dejando a nuestra derecha la cabecera de La Garganta de la Fuente Seca.
En algunos tramos la pendiente era superior al 45%, estando siempre presente la mano del Doctor para quien la necesitara, como en la imagen de arriba y abajo, donde socorre a nuestra amiga Silvia Meilán "Sentido y Sensibilidad" (que progresa adecuadameente).
Es este un tramo de la ruta, realmente precioso y de coleccionista pues se trata de una zona de Sierra Bermeja, prácticamente inédita, situada unos 2 km al oeste de la cumbre que se caracteriza por un bosque centenario de grandes pinos y pinsapos, con no pocos troncos caídos, pero otros centenarios en el apogeo de su gloria, intercalados con pequeños retoños que invitan a imaginar un futuro esperanzador.
Uno de los grandes alicientes de esta ruta son las magníficas vistas sobre el bajo Genal, el cordal montañoso que lo separa del Guadiaro, desde el Hacho de Gaucín al Peñón de Benadalid y la Sierra de Líbar asomando por encima.
Durante la maayor parte del descenso vamos llevando a nuestra espalda, o a nuestra derecha, Los Reales, tomando conciencia de la gran distancia y el desnivel descendido conforme nos vamos acercando a Casares.
El inconveniente de esta ruta ess que hay que atravesar un COTO PRIVADO, que gracias a los contactos de la agenda secreta del Cartógrafo de su Majestad y algún contacto que aún conserva en la agenda de su móvil el Maestro Geobotánico facilitaron nuestro salvo conducto, para atravesar la finca de cuyo nombre no debo acordarme.
Es esta una zona donde la Naturaleza nos sorprende con alcornoques centenarios y se intuye la mirada atenta de grandes criaturas del bosque que nos observan desde sus escondrijos.
Si los paisajes de esta ruta son grandiosos, no es menor la belleza de las pequeñas maravillas del camino, que nos encontramos con las florecillas de los márgenes del camino, que bien merecen un cuerpo a tierra, para los amantes de las fotos románticas, como nuestro amigo Fali "El Retorno de Elvis".
La visión de Casares conforme vamos llegando al final del trayecto, no dejan lugar a dudas de que nos encontramos ante uno de los pueblos mas bonitos de Andalucía, que para eso fué cuna de Blas Infante, padre del Andalucismo.
La sonrisa del Doctor Leal, junto al bar El Cortijo, donde nos tomamos la copa post ruta, bien refleja la satisfacción general de un grupo que disfrutó de lo lindo, en una jornada preciosa de comienzos de Primavera 2016..
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