domingo, diciembre 16, 2012

Ascensión al Ventana desde Montejaque y descenso hasta Benaoján

Ascensión al pico Ventana  (1.298 m), desde Montejaque con final en Benaoján.

Pueblo de Referencia: Benaoján y Montejaque.

Punto de encuentro recomendado (y final de ruta recomendado): Benaoján, donde dejaremos un coche aparcado en la parte aalta del pueblo, por donde tenemos previsto finalizar la ruta, desplazándonos con el resto de vehículos hasta Montejaque para empezar la ruta desde allí.

Inicio de ruta:  Ayuntamiento de Montejaque.

Distancia aprox. 11,5 km

Desnivel aprox. 600 m

Punto mas elevado: Pico Ventana (1.298 m)

Punto mas bajo (final de ruta): Benaoján (680m)

Tiempo aprox. Unas 4-5 horas (sin incluir pausas)

Nivel dificultad: Medio

Tipo suelo: 70% sendero pedregoso por zona de lapiaz. 20% pista terriza o semi asfaltada al inicio y final de ruta. 10% directamente canchal en zona de cumbre. Por lo que las clásicas botas de trecking resultan muy recomendables en esta ruta.

Tipo de recorrido: Circular si decidimos acabar en Montejaque o en forma de herradura, como fue nuestro caso, dejando un coche de enlace en Benaoján, para ahorrarnos el tramo de 3 km de carretera (sin arcén) que separa a estas dos localidades..

Mapa y Track de la ruta: cedidos muy oportunamente por Severo “El Artesano del GPS”, que fueron fundamentales para hacernos disfrutar enormemente de esta preciosa versión circular del Ventana.

Bibliografía:Foro "Piedra sobre piedra y blog "Por la Montaña Penibética".
Fecha de realización: Domingo 9 de diciembre de 2012

8 Participantes: Desde Algeciras vinieron: Inma y Miguel. Desde La Línea: Juanlukita en labores de guía. Desde Ronda: Jorge “Aterriza como puedas” y Pedro Aguayo “El Vietnaamita del genal”. Desde Estepona: Ilse “La gacela de la Selva Negra”. Desde Málaga: Eduardo “El Profe”(el quye hizo la foto de grupo sobre estas líneas). Y desde Fuengirola, un servidor: Juan Ignacio Amador “El Comandante”.
Unas pinceladas sobre Montejaque (inicio de ruta):
El municipio de Montejaque presenta una armonía entre pueblo y paisaje de montaña, digno de mención en una de esas guías de “Los pueblos mas pintorescos de España”. Extiende sus tierras entre el valle del Guadiaro y la Sierra de Líbar, y parte de su territorio se adentra en el Parque Natural de Grazalema
Dada su situación fronteriza entre estos parajes, el término municipal de Montejaque goza de una riqueza paisajística de elevadísimo interés, potenciada además por un accidentado relieve en el que destacan el Peñón de Mures (865 metros), el inexpugnable cerro Tavizna (899 metros) y el emblemático Hacho (1.065 metros), popularmente conocido como “La M o las tetas de Montejaque”.

Sorprende comprobar cómo a sólo dos kilómetros del pueblo, entre las formaciones rocosas de las sierras de Montalate y Juan Diego, el terreno se abre inesperadamente y aparecen unos extensos prados donde pasta el ganado vacuno, una zona que contrasta radicalmente con cualquier otro lugar del municipio, donde la orografía está determinada por fuertes desniveles y un paisaje kárstico que nos deleita con algunas formaciones imitativas parecidas al Torcal.

El núcleo urbano mantiene una armonía perfecta entre las abruptas laderas que lo enmarcan y sus encaladas casas al abrigo de unas imponentes rocas, con dos zonas bien diferenciadas; la parte baja, de trazado rectilíneo, y la alta, de origen árabe y por lo tanto con calles serpenteantes y empinadas. El nombre de la localidad, también de origen árabe, suele traducirse como ‘montaña perdida. No hay documentación sobre la existencia de algún asentamiento anterior a la llegada de los árabes, y parece ser que éstos construyeron un castillo desde el que se dominaba parte de la Serranía. A partir de la conquista cristiana y de la entrega de Montejaque y Benaoján al conde de Benavente, ambas poblaciones dejaron de ser consideradas arrabales de Ronda.

Durante la sublevación morisca, Montejaque fue escenario de un hecho poco usual, como fue el caso de que su alcalde, el morisco Mamad Idriz, sufrió más de un atentado por colaborar abiertamente con los cristianos. No le salió mal esta jugada porque, a la postre, expulsada la población morisca, fue recompensado con tierras e incluso con una pensión vitalicia y es que por desgracia la corrupción política tan arraigada en España, viene de tiempos inmemoriales.

Pero afortunadamente también hay gente honrada y héroes espontáneos como recogen las crónicas de principios del siglo XIX, en plena Guerra de la Independencia, José de Aguilar, un afamado guerrillero, se enfrentó a las tropas napoleónicas en el puente del río Gaduares el 20 de octubre de 1810. José Aguilar mandaba una tropa de unos 250 hombres procedentes de varios pueblos más o menos cercanos (Benaoján, Atajate, Montejaque, Cortes y Jimera de Líbar), que derrotaron a 600 soldados y 90 jinetes franceses.

Breve descripción del recorrido:

Desde que dejamos aparcado el coche en la calle principal de entrada “avenida de Andalucía”, concretamente frente al “Lavadero de la Fuente Vieja” no dejamos de encontrarnos con preciosos e ilustrativos azulejos historiados comenzando con el del mencionado lavadero.  Manteniendo dirección suroeste, hacia el Ayuntamiento, fuimos pasando frente a varios de ellos dedicados a: “La Orografía”, que de por sí ya es suficientemente significativo del paisaje en el que estamos inmersos; “La Emigración”; una placa que nos habla de la fuente nueva, donde se conserva un grabado en terracota que dice así: “Se prohíbe lavar, bajo la multa de 1 peseta, año 1870” (lo cual podría equivaler en aquellos tiempos a los 500 € de hoy en día). Poco antes de llegar al ayuntamiento nos llamó la atención el “Callejón del Cordero”. Llegando inmediatamente después a la plaza del Ayuntamiento donde al igual que en aquella 1ª edición de la Translíbica (octubre 2004). Nos hicimos la foto de grupo.

Allí mismo en la plaza de la Contitución donde se encuentran el Ayuntamiento y la Iglesia de Santiago El Mayor existe otro azulejo que hace referencia a la época en que la gente acudía con sus cánatros en la cabeza a coger agua de la fuente. 
Abandonamos la Plaza dejando el Ayuntamiento a nuestra izquierda y la Iglesia a la derecha, para encaminar nuestros pasos hacia la calle Doctor Vázque Gutiérrez. Enmarcada por los tajos del Canchuelo que cae directamente sobre la parte de atrás de la hilera de casas que llevamos a la izquierda. Mientras que las dos cumbres del Hacho ya asoman por encima de la hilera de casas que llevamos a la derecha.

La calle finaliza en una explanada asfaltada, que también es ideal para dejar los vehículos. Dejadas atrás las últimas casas, en suave ascensión poco a poco nos vamos adentrando por el mítico camino hacia Los Llanos de Líbar con el emblemático Hacho a nuestra derecha y los tajos del Canchuilo a nuestra izquierda, a cuyos pies se han improvisado unas destartaladas corraletas donde conviven gallinas y perros.

Pronto acaba el asfalto y la pista pasa a ser terriza, coincidiendo con la ubicación de uno de esos paneles ilustrativos de “aves mas comunes de la Serranía de Ronda” que queda a la derecha de la mencionada pista. 
100 m mas allá dejamos a nuestra izquierda un corralón al abrigo de unas paredes con marcadas tobas calcáreas. A partir de las cuales estaremos muy atentos al sendero que queda marcado a nuestra izquierda, por donde vamos a abandonar definitivamente la pista. 
Guiándonos por el color marrón-rojizo que el paso del ganado suele dejar sobre las piedras y que durante los próximos kilómetros van a ser nuestra principal referencia para progresar a través del gran canchal en el que estamos a punto de adentrarnos.

El paisaje en el que nos adentramos es de una belleza kárstica espectacular por todas partes estamos rodeados de rocas grisáceas. Se trata de la Sierra de Juan Diego, que presenta un perfil en su interior de una meseta con pendiente ascendente hacia el SUR, que hace muy llevadera nuestra progresión, tan sólo endurecida esporádicamente con algún tramo escalonado que nos permite ir ganando altura en nuestra aproximación hacia el Pico Ventana. Todavía relativamente lejano.

Pronto nos surgirán algunas dudas razonables en cuanto el sendero a seguir, porque el que llevamos se cruza en repetidas ocasiones con otros, siéndonos en este caso de gran utilidad el track que Severo nos envío el día antes y que fue la referencia perfecta para caminar sobre el mismo. No obstante, si no dispusiéramos de GPS, sírvanos como referencia el sendero que discurre paralelo a la base de los espolones rocosos que llevamos a nuestra derecha, mientras que a nuestra espalda, cada vez mas atrás va quedando el Hachoy el piramidal cerro Tavizna, aún mas lejano.

Alguien parece haberse tomado la molestia de marcar algunas rocas con puntos azules de los que a penas quedan ya algunos restos, pero manteniendo una trayectoria predominantemente suroeste, no debería haber margen de error. Conforme vamos ganando altura vamos viendo también atrás, hacia el NOROESTE, el cordal del Mures y el zig-zagueante camino que asciende desde el cementerio de Montejaque y por encima Ronda asomándose al borde de su meseta y mas a su derecha, OESTE, la sierra de Las Nieves.

De vez en cuando merece la pena hacer un alto en el camino para recrearnos con las curiosas formaciones kársticas que tanto nos recordarán al Torcal de Antequera o a los maas cercanos Riscos de Júzcar y Cartajima. 
Llegados al segundo kilómetro de travesía por este gran canchal comenzamos a alternar dóciles prados con terrenos mas rocosos. Llega un momento en que la pendiente se hace mucho mas pronunciada llegando a una alambrada que salvamos sin dificultad. Desde donde ya empezamos a ver la antecumbre del pico Ventana, a poco menos de 2 km de distancia.

Superada la alambrada (que después dejamos tal y como nos la encontramos), dejaremos a nuestra derecha los restos del muro de un antiguo corral para el ganado y seguidamente un pasillo de hierba verde que se abre paaso entre los paredones que llevamos a la derecha y los afilados lapiaces de la derecha, progresando nosotros sin mayor dificultad, de la permanente ascensión que estamos realizando.

Hasta que por fin llegamos a un espectacular corredor cerca de la cumbre y que queda a nuestra izquierda, bautizado como “La Ventana” que le daa nombre al pico que estamos a punto de coronar. Hechas las fotos de rigor, a partir de aquí progresamos hacia la cumbre intentando progresar por donde estos intermitentes corredores de hierva nos dan tregua entre tanta roca, o directamente caminando sobre las mismas, pues las posibilidades son múltiples si se tiene un mínimo de cuidado al caminar.
Una vez en el vértice geodésico, la anécdota del día la protagonizó nuestra compañera Inma, ya que mientras nos hacíamos la foto de grupo de rigor con distintas cámaras, en un exceso de confianza, dio un paso en falso y fue a caer entre el hueco que formaba una roca aledaña al vértice geodésico y su pedestal. ¡Menos mal!, que no había mucha profundidad y la desagradable sensación de caer al vacío a penas duró un segundo, al contrario que su cara de susto, si bien pronto se sobrepuso riéndose ella misma.

En la base del vértice geodésico aún se puede leer la placa colocada por Rafa Márquez y otros compañeros de la Asociación Senderista Pasos largos, en su interesante programa de señalización de cumbres señera de la Serranía que llevaron a cabo creo recordar en la temporada 2005-6.

Ni que decir tiene que las vistas desde el “Pico Ventana” (1.298 m), a pesar de sr una altura relativamente modesta son espectaculares y con magníficas sensaciones aéreas, ya que por el este tenemos la caída hacia el Valle del Guadiaro, hacia el sur el cordal de la Sierra de Líbar con el Tunio, Palo, El Martín Gil, etc… 
Al OESTE (imágen de arriba): los Llanos de Líbar y mas allá el cordal de cumbres que va desde el Navazo de Villaluenga, hasta el Simancón (que nos eclipsa la visión del Reloj) y mas a su derecha la crestería de la sierra del Pinar. Y cerrando el círculo, aún mas a la derecha, NOROESTE, identificamos el Lagarín, Las Grajas, El Malaver y las cumbres mencionadas anteriormente.

Para abandonar la cumbre, lo hacemos descendiendo de forma escalonada hacia la la plataforma que a modo de balcón natural, tenemos al oeste, desde donde obtenemos magníficas vistas sobre el inicio de Los Llanos de Líbar con el cerro del Mojón Alto y la sierra de Montalate por encima de su dehesa. Aquí menos expuesto al viento, hicimos un alto para el avituallamiento oficial.

Esta plataforma la abandonamos dirección sur, llevando a nuestra izquierda el cordal de la cumbre que empieza a descender, a la derecha la dehesa de Los Llanos de Líbar y de frente las imponentes siluetas del Palo y El Tunio. Pronto llegamos a un collado que nos permite iniciar un descenso muy empinado hacia la izquierda, tratándose esta de la versión lineal estándar “Benaoján-Ventana”. 
Pero nosotros preferimos girar a la derecha, llegando a un nuevo collado y volviendo a tomar a la derecha, de manera que durante algunos minutos vamos a ir descendiendo directamente hacia Los Llanos (OESTE), si bien poco a poco vamos girando hacia la izquierda (SUR), hasta llegar a la altura de una alambrada que no llegamos a cruzar, sino que vamos a mantener paralela a la misma, quedando esta a nuestra derecha. Mientras que continuamos descendiendo dirección predominantemente SUR, situándonos casi a la misma altura que el encina de la dehesa que tenemos a nuestra derecha, por una senda de cazadores que con facilidad se pierde entre el matorral. 
Llegará un momento que nos volvemos a situar junto a la valla que hemos tenido todo el tiempo a nuestra derecha y a través de una rudimentaria angarilla sujeta con una cuerda negra, llegamos al idílico pradito donde se encuentra la era de Los Cigarrones.

Desde la era de Los Cigarrones, tomamos dirección ESTE, dándole la espalda a la dehesa de encinas de Los Llanos de Líbar y llevando siempre las laderas del pico Ventana a nuestro costado izquierdo y a la derecha las laderas del Tunio.  Progresando entre el angosto sendero  de tierra rojiza, intercalado con pequeño praditos, pronto obtendremos vistas del cerro del Conio hacia el ESTE, en la divisoria Guadiaro-Genal.

Mas tarde llegamos al precioso camino empedrado de “La Escalereta”, por el que realizamos un cómodo descenso. Éste camino empedrado nos recuerda al famoso camino del Puerto de la Escaleruela situado entre el Camorro Alto y el Torcal de Antequera.
Una vez llegamos al tramo final de “La Escalereta”, que qabandonamos entre retamas, tomamos una pista terriza a la izquierda y poco después dejaremos  dos cortijos que en ambos casos van a quedar a nuestra derecha: en primer lugar las ruinas del cortijo de Glorianos, a la altura de dos pilones de pìedra que vemos junto al camino. (Fotografía del blog "por la Montaña Penibética" de mi amigo Juan Morente).
y un poco mas adelante llegamos a los Llanos del Pozuelo, donde se encuentra el cortijo que le da nombre, lugar que fuimos atravesando, con las debidas precauciones al encontrarnos allí con un buen número de “vacas retintas” alredor del esqueleto de un cuatro latas que en su día fue color blanco.
Desde allí podemos contemplar perfectamente la cara ESTE del Ventana que tenemos a nuestra izquierda, con el boquete que le da nombre, justo a la derecha de la cumbre, cuyo vértice no vemos por encontrase un poco por detrás del perfil que contemplamos desde aquí. 
Otro hito que dejamos muy pronto a nuestra izquierda es el cortijo de Monte Prieto. Y poco después por encima del sendero que tenemos por delante la barriada de la Estación de Benaoján a orillas del río Guadiaro.
Pronto empezamos a contemplar una vez mas a nuestra derecha, dirección ESTE, el perfil de la ciudad de Ronda, asomándose al tajo. 
Al final de este tramo llegamos a une verja de hierro, que sorteamos por la derecha tras la cual el camino describe un par de zig-zags muy cerrados que ya nos deja a tiro de piedra de las primeras casas del pueblo y que desemboca en la carretera que pasa por la parte alta de Benaoján. 
Junto a la carretera nos encontramos con el panel “Sendero Benaoján-Llanos de Líbar” por el que hemos hecho nuestro descenso.
Unas pinceladas sobre Benaoján (final de ruta):
Históricamente en Benaoján se constata la presencia de la ocupación humana en la antigüedad gracias al Santuario prehistórico de la Cueva de La Pileta, una de las mas importantes desde el punto de vista del aarte rupestre en toda España. Hay indicios claros y evidentes de la presencia romana pero las primeras noticias de su municipio, no obstante, se remontan a la ocupación musulmana, como nos indica la propia toponimia, Benaoján, que procede de Benaoxan que algunos autores han traducido como casa de los panaderos y otros como hijos de Oxan, refiriéndose a alguna tribu bereber. Su historia corre los mismos avatares que la de su vecina Montejaque, en la época en que la Serranía pasa a formar parte de la corona de los Reyes Católicos, después de la caída de Ronda, en 1485.

Su núcleo de población principal está en la ladera oriental de su Sierra y también al igual que Cortes de la Frontera o Jiméra de Libar, con la construcción del ferrocarril, nace otro núcleo poblacional, la barriada de la Estación de Benaoján. (Imagen de abajo: el tren pasa por delante de la entrada de la Cueva del Gato).

Tradicionalmente su economía ha sido agroforestal y ganadera siendo la industria de la chacina de gran fama e importancia por su calidad y esmerada elaboración, celebrándose una feria anual de los productos chacineros. Coyuntura que aprovecharon varios compañeros de ruta para llevarse a casa. Es también de un gran potencial económico, hoy en día, el sector servicio, dirigido al turismo rural y activo de calidad.

Benaoján celebra sus fiestas, en abril en honor a su patrón San Marcos, en octubre las de su patrona la Virgen del Rosario y entre julio-agosto la Verbena del Tren, en la barriada de la Estación.

Además de la Cueva de la Pileta, podemos acercarnos a la Torre Sexima o torre de los Moros, a la Cueva del Gato salida del Sistema hidrogeológico Hundidero-Gato, la surgencia del Molino del Santo (típica foto en época de lluvias torrenciales), el polje de Libar, o disfrutar por los muchos senderos que discurren por su termino y que también conocen aalgunos de sus mas ilustres vecinos y miembros de la Asociación Senderista Pasos Largos, como Carlos Guerrero “El Mareiscal de la Translíca” o Manuel Becerra Parra “El Talibán de la Senda”.

































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