Entorno: Falda S-E de Sierra Prietra y Sierra
de Alcaparain
Pueblos de referencia: Inicio: Casarabonela y final: cercanías de Carratraca.
Pueblos de referencia: Inicio: Casarabonela y final: cercanías de Carratraca.
Inicio de ruta estimado: 9.45
am: Parking Callejón del Lobo en el pueblo de Casarabonela.
Dificultad de la ruta: Media-Alta por el desnivel
Distancia aprox.: 19 km
Desnivel de ascenso: 1.035 m
Dificultad de la ruta: Media-Alta por el desnivel
Distancia aprox.: 19 km
Desnivel de ascenso: 1.035 m
Desnivel de descenso: 1.003 m
Altitud máxima: Pico del Grajo o Valdivia (1.293 m)
Duración :7/8horas
Altitud máxima: Pico del Grajo o Valdivia (1.293 m)
Duración :7/8horas
Tipo de ruta: Travesía (lineal, casi todo el
trayecto sur-norte)
Principales
escollos: Tan sólo el
desnivel y el corto tramo campo través que separa al sendero principal del Tajo
de La Canana. Esta ruta no tiene pasos peligrosos, tan sólo el paso optativo,
cercano a dos miradores espectaculares, donde cada uno puede acercarse hasta
donde le dicte su prudencia y sentido común, pero en ningún caso son lugares
obligados de paso.
Breve descripción:
Salimos de la localidad de Casarabonela para seguir el camino de la Dehesa o antigua calzada Romana hasta llegar a Puerto Martínez. Aquí tomaremos el sendero PR-270 q nos llevará a nuestro destino: Pico Valdivia o El Grajo.
Atravesaremos la meseta de Alcaparaín hasta el mítico tajo de La Canana y descenderemos por el sendero de la Cañada del Conejo, hasta enlazar con el camino de Los Cipreses, que nos llevará hasta la carretera Málaga-Ardales-campillos, justo a la altura de una explanada terriza ideal para aparcar, justo frente a la entrada/desvío hacia Carratraca.
Breve descripción:
Salimos de la localidad de Casarabonela para seguir el camino de la Dehesa o antigua calzada Romana hasta llegar a Puerto Martínez. Aquí tomaremos el sendero PR-270 q nos llevará a nuestro destino: Pico Valdivia o El Grajo.
Atravesaremos la meseta de Alcaparaín hasta el mítico tajo de La Canana y descenderemos por el sendero de la Cañada del Conejo, hasta enlazar con el camino de Los Cipreses, que nos llevará hasta la carretera Málaga-Ardales-campillos, justo a la altura de una explanada terriza ideal para aparcar, justo frente a la entrada/desvío hacia Carratraca.
A tener en cuenta: Al tratarse de una travesía tenemos que dejar uno o varios coches de enlace en el final previsto de recorrido, en nuestro caso, disponíamos de una minibús.
Fecha de realización y meteorología: Sábado 7 de marzo 2020, cielos
despejados con pequeños intervalos nubosos, viento suave predominantemente
norte y poniente que aportaron magnífica visibilidad y una temperatura muy
agradable, incluso ausencia de viento durante el almuerzo en la cumbre del pico
del Grajo.
Algo mas de la treineta de participantes: Añadiendo la sorpresa que nos
dieron Elena, Arnaud, Serrato, Dolo, Manuel
Alvarez, Ana Martínez, Paco Castillo, Marlis, Manuel Esteban, Ángel
Alvarez, Rafael. Castillo, Emília, Santiago Ruiz, Cristina Piqueras, Ana Diañez,
Mabel, Jorge Garcia, Nacho, Maye, Rosario Merino "Piki", José María
Saldaña, Eduardo Campos, Paco Martín Vazquez, Pepe Valenzuela, Fernando Pozo
Gutiérrez, Concha Moreno, nuestra guía y coordinador Maria José Fernández, "el
Hombre que núnca estuvo allí", Juan Ignacio Amador "un servidor"
que pasaba por allí y nuestro anfitrión de lujo Juan Gómez Domínguez "El
Coloso de Casarabonela", uno de los personajes mas ilustres de la Historia
de esta localidad, que fue nuestro guía de lujo hasta el Grajo, y que al inicio
de la Calzada Romana, nos dió una breve introducción sobre Casarabonela, de la
que solo recuerdo que:
Los
primeros niveles de ocupación se remontan a la época prehistórica y se ha
constatado la presencia humana en varios yacimientos de carácter industrial (
talleres líticos donde se obtenían herramientas utilizando el sílex como
materia prima), residencial (niveles de ocupación en grutas y cuevas donde
aparecen útiles pulimentados, cerámica decorada a base de incisiones sin
utilizar el torno y pinturas rupestres esquemáticas) y funerario
(enterramientos con lajas de piedra).
El
poblamiento continúa en época ibérica y se han detectado restos en el casco
urbano (cerámica) y en los alrededores (torre de carácter defensivo en la
Fuente del Quejigo, dominando el Valle del río Turón; un ejemplo de lo que
conocemos como "Torres de Aníbal" con restos de estructuras y
aljibe).
En
época romana se detecta un nivel de ocupación importante. El castillo
posiblemente fue castro prerromano en sus orígenes, después castrum romano
identificado tradicionalmente por el orientalista holandés Dozy en el siglo
XIX, aunque sin fundamento histórico ni geográfico, con la CASTRA VINARIA (1)
que menciona Plinio (Naturalis Historia, III, 10) en la provincia romana de la
Bética. Se ha constatado la presencia romana en varios yacimientos de carácter residencial,
funerario e industrial que se encuentran en los alrededores del casco urbano y
los niveles de ocupación van desde la época altoimperial hasta el bajo imperio
prolongándose hasta el período visigodo.
QASR
BUNAYRA será su nombre durante la época árabe, período en el que adquiere su
máximo esplendor y su verdadera importancia estratégica debido a su situación y
al peculiar emplazamiento de su castillo que participó activamente en la
revuelta de los Banu Hafsun contra el Estado Omeya de Córdoba en el siglo X,
formando parte del cinturón defensivo de Bobastro en los primeros momentos de
la rebelión hasta que en el año 922 se convierte en base de operaciones contra
los rebeldes y es reforzado por el califa una vez acabada la revuelta.
En
la época nazarí (a partir de mediados del siglo XIII) es una pieza fundamental
dentro del sistema defensivo de la guerra de frontera frente al avance
cristiano. Muhammad V la recupera de manos de los castellanos en la campaña de
1366 junto con las poblaciones de El Burgo y Tolox.
A
finales del siglo XV, durante la fase final de la Guerra de Granada, cae
definitivamente en poder de los Reyes Católicos el jueves 2 de junio de 1485,
una vez establecidas las condiciones de la capitulación, permaneciendo una
importante población musulmana completada con un grupo de repobladores
cristianos. Al no cumplirse las condiciones pactadas en lo referente a usos y
costumbres de los residentes moriscos, sometidos a una fuerte presión fiscal,
ya a principios del siglo XVI se producen los primeros intentos de rebelión en
la Serranía de Ronda que culminaron tras la Rebelión de las Alpujarras en 1568
con la expulsión y el traslado forzoso a otras zonas de la Península de toda la
población morisca, siendo el pueblo repoblado con nuevos vecinos cristianos
procedentes de Sevilla y de otras provincias.
En
1574 Felipe II le concede el título de Villa, según consta en la copia de la
Carta Puebla conservada en el Archivo Municipal.
Durante
los siglos XVII y XVIII se va organizando la vida municipal y se construyen
nuevos edificios como la Ermita de la Veracruz, edificada sobre una de las
antiguas mezquitas. La población va creciendo y el entramado urbano supera el
marco de la ciudad antigua.
El
año 1808 marca el final del Antiguo Régimen en España y el inicio de la Guerra
de la Independencia con la ocupación francesa. En 1810 José Bonaparte pernocta
en la villa cuando se dirige a Málaga. Existen, como en el resto de las
provincias, facciones de afrancesados y de guerrilleros que actúan en la
Serranía de Ronda.
El
19 de diciembre de 1832, por una Real Orden, se segrega Carratraca, que
consigue su propio término municipal el 20 de mayo de 1836. A partir de esta
fecha queda configurada Casarabonela tal y como la conocemos hoy.
Desde
mediados del siglo XIX no faltan los conflictos sociales y políticos que marcan
la historia de España. La villa participa activamente en la política, a veces
de forma violenta y exaltada, como ocurrió en 1854 con las protestas populares
por la forma de llevar a cabo el reparto de los bienes comunales en la zona de
la Dehesa. Participa en las revoluciones contra Isabel II y en los sucesos de
1873 con la proclamación de la I República.
A
principios del siglo XX se forman las asociaciones sindicales anarquistas y
socialistas para luchar contra el caciquismo y la mala situación obrera. La
situación empeora con la epidemia de gripe de 1919. La crisis se acentúa en los
años 30, con duros enfrentamientos tanto entre socialistas y republicanos
federales como entre la UGT y la CNT y entre patronos y obreros. Las
consecuencias son: hambre, paro, temporales, epidemias de gripe, huelgas,
llegando al período Frente Popular de 1936 y al levantamiento de julio. Poco
después, el 12 de febrero de 1937 tras la toma de Málaga por las tropas franquistas,
Casarabonela entra a formar parte de la España Nacional, comenzando así un
nuevo período político y social.
Tras
la recuperación de la dura posguerra y ya desde finales de los años 50, los 60
y primeros 70 participa activamente en la campaña migratoria andaluza hacia
Europa , sobre todo a Francia, Alemania y Suiza, con lo que la población
disminuye progresivamente.
Desde
1975 participa activamente en la transición democrática conformando el nuevo
Ayuntamiento y la nueva sociedad de Casarabonela.
Tramo 1: Sendero PR-A 271 Desde
Casarabonela hasta Puerto Martínez por la Calzada Romana:
Al llegar a Casarabonela, la minibús nos dejó frente a su emblemático arco, donde fuimos recorriendo su intrincado casco urbano, bastante laberíntico, siempre guiados por la mano maestra de nuestro anfitrión "El Coloso de Casarabonela".
Este primer tramo de la ruta
hasta la misma cumbre del Grajo o Valdivia,inclusive, discurre dentro del t.m.
de Casarabonela, que al mismo tiempo forma parte del perímetro occidental de la
comarca del Valle del Guadalhorce. La calzada se adentra en un denso bosque de pinar que le aporta una tonalidad verde a la falda S-E de Sierra Prieta y que nos acompañará
hasta mas allá de Puerto Martínez, ya en la Sierra Alcaparaín. Mientras vamos
ascendiendo por el localmente conocido como"Camino Viejo o de la Dehesa",
encontrándose balizado como PR A-270 por la Mancomunidad de La Sierra de las
Nieves, mientras vamos caminando sobre esta histórica calzada empedrada de origen romano
que conectaba las históricas localidades de Lluro (Alora), con Acinipo (Ronda
la Vieja), pasando por Castra Vinaria (Casarabonela), muy deteriorada y con
piedra suelta en algunos tramos, pero relativamente bien conservada en otros.
El tramo que hoy se conserva es de unos 1.600 metros de longitud, salvando un
desnivel aproximado de 250 metros de forma muy cómoda, pues es muy tendida, y además vamos protegidos en casi todo momento, por la sombra de los pinos, conectando con la pista que, desde Jorox, faldea la
cara S, S-E de las sierras Prieta y Cabrilla, hasta desembocar en Puerto Martínez, donde llegamos pocos minutos después y donde nos llevamos la agradable sorpresa de encontrarnos con Elena y Arnaud, que se unían a nosotros, a partir de este punto del recorrido.
A la
altura de Puerto Martínez, lugar ideal para adecuar un área recreativa, además
de Puerto de montaña entre Ardales y Casarabonela, nos encontramos con un panel informativo donde se nos informa
de algunos datos sobre el sendero que nos conducirá hasta la cumbre, con
algunas indicaciones sobre un rudimentario mapa topográfico.
Al
igual que en otras sierras malagueñas donde abunda la peridotita, existieron
varias minas hierro, plomo, níquel, cobre y cromo, sobre todo en la vertiente
oriental de la sierra, la que da vistas a Carratraca, algunas de las cuales
quedarían cerca de la actual carretera Málaga-Aradles. A ellas hay que añadir
una que en su día creó cierta expectación
e incluso misterio por la poca información que hay, todavía hoy, sobre ella. Se trata de la mina de diamantes que
se abrió en el término municipal de Carratraca, a los pies de la sierra de
Alcaparaín, entre los años 1966 y 1970.
Esta
explotación fue realizada por la Real Compañía Asturiana de Minas
en la zona conocida como Los Jarales, frente al casco urbano de Carratraca.
Estaba junto a una de las extracciones de cromo-níquel más importantes de la
historia de España. Eso sí, sobre la explotación minera de diamantes de
Carratraca apenas hay datos. Ni siquiera medio siglo después de que se hicieran
aquellos trabajos.
Sí
quedan, sin embargo, algunos vestigios de que allí existió una efímera mina de
diamantes, como una balsa para el lavadero de esta piedra preciosa, en la
confluencia de los arroyos del Moro y de los Pinos.
El
abandono de la explotación minera en 1970 se debió seguramente, según explica
el geólogo Juan Carlos Romero, «a la falta de rentabilidad». En opinión de este
experto, los estudios previos hacen intuir que de allí sólo se
sacó "polvo de diamante", es decir, porciones
inferiores a un milímetro. Además, a diferencias de otras minas de diamantes,
aquí este mineral estaba en estado natural asociados a la peridotita. Por
tanto, para obtener el diamante antes había que machacarlo y separarlo de ésta.
En
su día, la Real Compañía Asturiana de Minas -en su mayoría de capital belga- no
ofreció datos sobre los resultados de la explotación. Es más, durante los años que se hicieron las
extracciones hubo mucho secretismo, con «unas condiciones de seguridad muy férreas», según explica
Romero. Los únicos datos relativos a aquella operación son los que se pueden
encontrar en el expediente de la denominada concesión Teyma, que está
disponible en el Archivo Provincial de Málaga.
Esta
falta de transparencia ha dado lugar incluso a una llamativa hipótesis. Según
explica Romero, "pudo ser una
cortina de humo del Franquismo para atraer capital extranjero". La conjetura más razonable, sin embargo, es que no saliera
rentable extraer porciones tan pequeñas de diamantes en aquellas condiciones.
Además, la escasez de agua en esa zona en concreto también dificultaba esta
explotación minera.
Sobre la existencia de diamantes a los pies de la sierra
de Alcaparaín había
incluso información previa, gracias a un estudio que realizaron en 1919 los
geólogos Domingo de Orueta y Duarte y Enrique Rubio. Este informe, que lleva el
título de 'La zona diamantífera de Carratraca», fue publicado en 1927, un año
más tarde de que falleciera Orueta y Duarte.
En
este estudio, que está disponible en el Instituto Geológico y Minero de España,
con sede en Madrid, se relacionan minuciosamente los hallazgos realizados por
sus autores en la zona de Los Jarales, en la confluencia de los arroyos del
Moro y de los Pinos, donde
llegaron a encontrar diamantes -hasta un centenar en algunos puntos-, pero en
tamaños muy pequeños,
inferiores en cualquier caso al milímetro. Eso sí, tal y como explica Juan
Carlos Romero, el denominado como polvo de diamantes sí tiene, hoy en día,
cierta utilidad, como por ejemplo, en su uso para perforadoras.
No
fue casualidad que Orueta y Duarte y Rubio investigaran la posibilidad de que
allí, frente al casco
urbano de Carratraca, hubiera diamantes. Tras la pista los puso seguramente el hallazgo que el facultativo
alemán Knop, quien en 1899 aseguró haber hallado allí diamantes de un
centímetro de tamaño.
Además
de en esta zona de Carratraca, según un estudio de la Universidad de Granada,
hay constancia de la existencia de diamantes en otra zona de la provincia de
Málaga, donde es especialmente abundante la peridotita. En concreto, estarían
en los términos municipales de Jubrique, Ronda y Tolox.
Hoy
esta singular historia en torno a los diamantes de
Carratraca
forma parte del poco conocido pero interesante patrimonio
minero de la provincia de Málaga. Precisamente, Juan Carlos Romero intenta
ponerlo en valor a través de su Aula-Exposición de Geología 'Minerales y
Tesoros de la Tierra', con sede en la malagueña calle Bailén.
Mientras
vamos ascendiendo por terreno pedregoso, a través de la vertiente sur de la
sierra, en un trazado que desde su inicio en Casarabonela, ha tenido dirección
eminentemente S-N, con el sol siempre a nuestra espalda y mas tarde a nuestra
izquierda, vamos adentrándonos en un terreno geológico de transición donde las calizas
comienzan a dar paso a los primeros afloramientos de peridotita. El terreno por el que discurre la
ruta,esta formado geológica y principal mente por caliza, donde no falta el
matorral de aulagas, matagallos, romero, jara, alhucemas, torvizco, esparto y
piornal en las zonas más altas de la sierra.
Estando ya cerca de la mole principal de la cumbre, Juan Gómez "El Coloso de Casarabonela" se sacó un as de la manga, para sorprendera los compañeros que no tuvieran vértigo de un sendero de cabras montesas, al que se accede desde un espectacular mirador natural que queda a unos 30 m, ladera arriba del sendero principal y desde el que posteriormente hay que descender ladera abajo, por la vertiente contraria que da vistas hacia las caras norte de Prieta y Cabrilla, con todo el Valle del Turón y el Camino de la Dehesa a nuestros pies.
Desde el punto de vista geológico, la sierra de Alcaparaín muestra una gran complejidad litológica, con materiales básicos, silíceos y ultramáficos, a veces mezclados los dos primeros. En base a la distribución litológica hemos definido 5 teselas:
1ª)
Rocas peridotíticas: compuestas por hazburguita y dunita piroxénica,
localizadas al SE de la Sierra, donde se desarrollan luvisoles y cambisoles
crómicos, regosoles eútricos y litosoles, es decir, se trata de las zonas mas
erosionadas.
2ª)
Rocas silíceas: compuestas fundamentalmente por rocas metamórficas ricas en
silicatos, con algunas calizas y areniscas, que ocupan la base de la ladera
Este de la sierra, la que mira a Carratraca. Compuestas principalmente por filitas
y micaesquistos, gneises bandeados, esquistos, grauvacas, calizas
alabeadas.Sobre esta unidad silícea, se desarrollan cambisoles y regosoles
eútricos (laderas),
3ª)
Rocas calizas: compuestas por distintos tipos de calizas, a veces con calizo-dolomías,
que ocupan fundamentalmente las laderas sur de la Sierra casi hasta la cumbre
principal. (Calizas con sílex, calizas blancas, calizas oscuras, calizas
tableadas negras, calizas y margas, calizas cristalinas azules, calizas
dolomíticas, calizas oolíticas)
4ª)
Rocas dolomíticas: generalmente dolomías e incluso mármoles dolomíticos
cristalinos que se sitúan en las zonas superiores de las laderas este, oeste y
norte. (Dolomías masivas, dolomías negras y grises, dolomías y calcoesquistos,
mármoles sacaroideos -kakiritas-)
5ª)
Brechas: ocupan la cumbre y la zona superior plana de la Sierra, constituidas
mayoritariamente por carniolas (dolomías).Este conjunto de materiales se
encuentran rodeados por litologías arcillosas, donde predominan: margocalizas y
margas blancas y arcillas neonumídicas, arcillas, coluviones, margas,
areniscas, y piedemontes con costra calcárea. Sobre la 3ª, 4ª y 5ª zona se
desarrollan litosoles (cimas y roquedos), luvisoles crómicos (bajas laderas y
fondos de valle) y rendsinas (cambisoles cálcicos, que se dan en las medias
laderas).
Tramo 3: La Meseta de
Sierra Alcaparaín, Del Pico del Grajo o Valdivia al tajo de La Canana:
Desde
la cumbre del pico del Grajo o Valdivia podemos recrearnos con unas panorámicas
privilegiadas, a las vistas anteriormente descritas podemos añadir hacia el sur
la parte baja del valle del Guadalhorce con Pizarra, Cártama, Alhaurín el
Grande, Alhaurín de la Torre, Coín, Sierra de Mijas, el espolón de la Concha al
S-O, y todas las sierras litorales hacia el S-E, incluyendo La Maroma y su
prolongación hacia Sierra Almijara.
Desde
la cumbre, donde existe un pequeño pradito, regresaremos sobre nuestros pasos
para, a través del canchal, en dirección N-O, caminando en paralelo al borde de
los tajos que llevaremos a nuestra izquierda con vistas grandiosas hacia el
Valle del Turón, con el telón de fondo de la Sierra de las Nieves y las mas
cercanas e imponentes caras norte de Sierra Prieta y Cabrilla, aportándole a
esta ruta una espectacularidad visual, digna de las mejores rutas montañeras,
con el gran aliciente de disfrutar de Sierra Alcaparaín de un extremo a otro.
Poco
después el sendero enlaza con la pista forestal que cruza la sierra de Este a Oeste o
viceversa, el ramal que desciende a la derecha nos llevaría hacia las zonas
mineras, ya en la parte baja de la vertiente oriental de la sierra, que da
vistas a Carratraca, pero nosotros tomamos el ramal de pista, que en dirección
predominantemente N y en suave ascensión, nos va a acercar al Tajo de la Canana. Sin embargo, yo cometí el error de ignorar el carril por el que habríamos ganado tiempo, y cometí el error de guiar a todo el grupo trazando un recto por la alomada meseta de Alcaparaín campo través, que hasta llegar a la parte alta de la loma, fue relativamente cómodo y llevadero, pero al trasponer la loma, nos topamos con un enmarañado bosque de coscojas, que requirió de todo el contingente de compañeros exploradores, para abrirnos paso, hasta retornar a la pista forestal, que yo no debería haber desechado tan alegremente y que bien pudo suponer un retraso de veinte minutos o mas, por lo que me disculpé ante todos. Afortunadamente la mayoría se lo tomó como un entrenamiento campo través, pero "mi nuera" no lo olvidará jamás (todavía no me habla).
Una vez recuperada la comodidad de la pista forestal, retomamos velocidad de crucero hasta abandonar definitivamente el punto donde dejamos la pista antes de que empiece a descender, dirección Oeste, concretamente, hacia el camino de la Dehesa. Y nosotros tomamos el ramal de sendero, que en tan solo unos minutos, nos lleva hasta el cruce de senderos que enlaza con el de la Cañada del Conejo, por donde bajaríamos poco después y unos 100 m mas allá, el ramal donde hay que desviarse para descender por la Cañada de la Cancha o de la Buha, que era la idea inicial, pero que dejamos para otra ocasión por encontrarse parcialmente abandonado. Así que abandonamos la comodidad del sendero, para tomar un tenue sendero de cabras, casi campotravés hasta alcanzar el recóndito e impresionante Tajo de La Canana. El peaje del campo través, bien merece la pena cuando llegamos a uno de los miradores naturales mas espectaculares de la provincia de Málaga, que no son pocos. Este tajo sorprende por su altísima pared vertical, de hecho es visible a muchos kilómetros de distancia, cual gigantesca quilla de barco, desde donde se domina todo el valle del Turón con Ardales a nuestros pies, los embalses del Guadalhorce, Guadalteba y Conde del Guadalhorce, todas las sierras colindantes al Este, Norte y Oeste ya mencionadas y para rematar cinco techos provinciales: al suroeste Torrecilla (techo de Málaga), al oeste Torreón (techo de Cádiz), al noroeste: Terril y Peñón de Algámitas con su cónica silueta (techo de Sevilla), al nordeste la Subbetítaca cordobesa, presidida por la Tiñosa (techo de Córdoba), al Este, entre las nubes las blancas nieves del Mulhacén (techo de Granada y de la península) y al S-E, la Maroma (el otro techo de Málaga).
Una vez recuperada la comodidad de la pista forestal, retomamos velocidad de crucero hasta abandonar definitivamente el punto donde dejamos la pista antes de que empiece a descender, dirección Oeste, concretamente, hacia el camino de la Dehesa. Y nosotros tomamos el ramal de sendero, que en tan solo unos minutos, nos lleva hasta el cruce de senderos que enlaza con el de la Cañada del Conejo, por donde bajaríamos poco después y unos 100 m mas allá, el ramal donde hay que desviarse para descender por la Cañada de la Cancha o de la Buha, que era la idea inicial, pero que dejamos para otra ocasión por encontrarse parcialmente abandonado. Así que abandonamos la comodidad del sendero, para tomar un tenue sendero de cabras, casi campotravés hasta alcanzar el recóndito e impresionante Tajo de La Canana. El peaje del campo través, bien merece la pena cuando llegamos a uno de los miradores naturales mas espectaculares de la provincia de Málaga, que no son pocos. Este tajo sorprende por su altísima pared vertical, de hecho es visible a muchos kilómetros de distancia, cual gigantesca quilla de barco, desde donde se domina todo el valle del Turón con Ardales a nuestros pies, los embalses del Guadalhorce, Guadalteba y Conde del Guadalhorce, todas las sierras colindantes al Este, Norte y Oeste ya mencionadas y para rematar cinco techos provinciales: al suroeste Torrecilla (techo de Málaga), al oeste Torreón (techo de Cádiz), al noroeste: Terril y Peñón de Algámitas con su cónica silueta (techo de Sevilla), al nordeste la Subbetítaca cordobesa, presidida por la Tiñosa (techo de Córdoba), al Este, entre las nubes las blancas nieves del Mulhacén (techo de Granada y de la península) y al S-E, la Maroma (el otro techo de Málaga).
Una
vez que abandonamos el Tajo de la Canana, en esta ocasión, el campo través lo
hicimos dirección S, hasta toparnos con un punto intermedio del ramal de
sendero que conecta el carril que desciende hacia el camino de la Dehesa con el
ramal que baja hacia la Cañada del Conejo, a la que llegamos en un minuto
escaso, tomándolo a nuestra izquierda, y después el primer ramal a la derecha,
que comienza a descender suavemente, hasta iniciar una larga sucesión de
zig-zags por uno de los tramos de senderos mas bonitos de la provincia de
Málaga, manteniendo amplios tramos del mismo reforzados con muretes de piedra,
que en su día fueron colocados con gran esmero.
Mientras vamos
descendiendo por este precioso sendero, todavía en su parte alta, merece la
pena detenerse de vez en cuando para recrearnos con unas panorámicas
privilegiadas divisando a sierra de
Mollina, al norte de nuestra posición, la Laguna de Fuente de Piedra, los embalses
del Guadalhorce, Conde de Guadalhorce y Guadalteba con el Castillón de
Peñarrubia justo detrás, la Subbética Cordobesa, Huma, Capilla, la Pedrera de
los Castillejos, Mesa de Villaverde, Sierra Chimenea, Torcal, Las Cabras, Peña
Negra, Sierra de Camarolos hasta el Chamizo Alto, sierra de Loja (por encima de
la cual destacan las nieves de Sierra Nevada y por último hacia el S-E el pico
Vilo, a la derecha del cual vemos La Maroma.
Este tramo
de largos zig-zags finaliza cuando nuestro sendero enlaza con uno que ya
veíamos desde arriba y que en este caso, continúa de frente, para rodear la Loma
de La Herriza, que va quedando a nuestra derecha y que después de atravesar la
cabecera del Arroyo de los Calderos, conecta con el sendero del Camino de Las
Minas. Aquí debemos tomar un ramal de sendero, que discurre en parte por una
torrentera que ya forma parte de la cabecera del arroyo del Conejo, que le da
nombre a este sendero, serpenteando en
cerrados y cortos zig-zags que nos van orientando predominantemente hacia el
Este, entre romero, aulaga, jóvenes ejemplares de pinos y encinas que comienzan
a recuperar el terreno perdido, tras los años de incendios que arrasaron parte
de esta sierra allá por los 80 y 90.
En escasos minutos comenzamos a pasar junto a
curiosas formaciones imitativas, que irán quedando a nuestra derecha (si vamos
en sentido descendente o a la izquierda, si fuéramos subiendo)como un gran
monolito, conocido como El Pingüino
(“Percebe” para otros). Curiosamente conforme te vas acercando a este gran
monolito, si te fijas sólo en la parte de arriba, se puede asemejar a la cabeza
de un lobo aullando.Estos grandes bloques rocosos forman
parte de la Unidad Prieta-Nieves
(también considerada zona Circumbética); a los que llegamos después de dejar
atrás la brecha de la Nava, originada en el Terciario, dejando detrás de
nosotros el dominio de las dolomías triásicas más o menos metamorfizadas, que
ocupan casi todo el área por encima de 800 m al N del vértice geodésico.
Merece la
pena echar la vista atrás para recrearnos, con lo que en su día debió ser el
circo glaciar, donde se forma la cabecera del arroyo del Conejo.El tipo de materiales sobre el que vamos caminando, está formado por cantos, arenas y arcillas (de coluvión
reciente), donde el bosque predominante está formado básicamente por pinar de
repoblación.
Los cortos
zig-zags, van dando paso a tramos escalonados de sendero, que prácticamente van
en paralelo al cauce, generalmente seco, del arroyo del Conejo, que sólo lleva
agua en época de lluvias abundantes, por desgracia muy poco frecuentes estos
últimos años. Hasta que el sendero, se va ensanchando y transformándose
paulatinamente en pista.
Este último tramo de la ruta,
discurre por un área de transición perteneciente a la denominada zona
Circumbética “Complejo Dorsaliano”, donde nos vamos encontrando con los
primeros mármoles blancos y azulados sacaroides y filitas versicolores, de edad
triásica y, luego, calizas con sílex del Jurásico.
Poco después
de pasar junto a las ruinas de una vieja cortijada, que le aporta un toque etnográfico al paisaje, como testimonio de otra
época en la que el hombre y la sierra convivían en perfecta armonía. Sale un ramal de pista a nuestra
izquierda , que después de salvar el cauce (generalmente seco) del arroyo del
Conejo describe una serie de zig-zags que llevan hasta la Casa del Guarda
Forestal que podemos ver allí arriba, para poco después transformarse en el
sendero que asciende/desciende por la Cañada de la Cancha o de la Buha.
A la altura
de una cadena, que corta el paso para vehículos no autorizados, nos encontramos
con una gran balsa contra incendios, donde se suelen
dejar los coches, cuando se sube a la Sierra Alcaparaín desde esta zona. Más
allá de la cadena, debemos mantenernos siempre en el camino principal, del que
salen varios ramales, coincidiendo el nuestro con las balizas rojiblancas de la
Gran Senda de Málaga, que por un camino cada vez mas flanqueado de cipreses,
nos lleva sin margen de error a un punto de la carretera muy cercano al desvío
hacia Carratraca, que ya vemos muy cerca, y que fue donde nos recogió la
minibús, quince minutos antes de la hora que habíamos previsto.