Cómo llegar al punto de encuentro:
Para los que
vienen de la costa, tomando como referencia la ciudad de Ronda, continuaremos
por la A-374 hasta llegar al desvío hacia Grazalema por la A-372. Una vez
pasado el Hotel los Alamillos, antes de llegar a Grazalema, giramos en el
siguiente cruce a la izquierda por la A-2302 hacia Villaluenga del Rosario y Benaocaz
Para
los que vienen del entorno de Sevilla, tomar la N-IV y A-371 hacia los Palacios
o la A-375 hacia Utrera hasta llegar a Villamartín. Luego continuar por la
A-373 hacia Ubrique y pasado el km 28 tomar el desvío hacia Benaocaz por la
A-2302.
Entrar
a Benaocaz.en el Km 14,100 de la A-2302 por la Avda. María Cristina hasta la
calle de las Albinas.
Existen vestigios de presencia
humana desde la prehistoria (Sima de la Veredilla, VI Milenio a.C.) y luego se
atestigua presencia ibérica y romana. De esa época es la calzada que comunica
Benaocaz con Ubrique, de las pocas que se conservan en la zona.
Como aldea la fundaron los árabes
en el año 715 y fue tomada para los cristianos en 1485 por Rodrigo Ponde de
León, que también conquistó Archite, Ubrique, Grazalema y Villaluenga del
Rosario. Durante el final del periodo nazarí se desarrolló un clima de convivencia
fronteriza entre musulmanes y cristianos de ambos lados de la
raya. Fue en noviembre de 1481 cuando comenzaron una serie de sucesos bélicos
que terminaron con la conquista de la zona a manos de D. Rodrigo Ponce de León
en 1485. En 1490 pasó a ser propiedad de este mismo noble dentro del señorío de
Villaluenga que le otorgaran Isabel La Católica y Fernando de Aragón,
y dos años mas tarde: le otorgan las Siete Villas de esta serranía.Fue en 1501 cuando comenzó la repoblación, que repercutió en la consolidación
del actual poblamiento,
Conserva los restos del barrio
nazarí con su antiguo empedrado y ha sido declarado conjunto histórico. Parte
de su término se ubica dentro de la zona sur del parque natural Sierra de
Grazalema. Declarada Conjunto Histórico, la mejor manera de conocerla es pasear
por las estrechas y laberínticas calles del Barrio Nazarí, que conservan su
antiguo empedrado en espinas, flanqueadas por casas encaladas con coloridos
parterres. Este sabor árabe que impregna el barrio alto de esta localidad,
contrasta con la austeridad de las casas señoriales dieciochescas. Aunque de
fundación árabe, son numerosos los restos prehistóricos como los de la Sima de
la Veredilla y las Cuevas de la Manga. Visitando, además, el Museo Histórico de
la Sierra de Cádiz, el visitante podrá sumergirse plenamente en el devenir
histórico de esta villa serrana. Otros monumentos relevantes son el Castillo de
Aznalmara (ss. XIII-XIV), la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, las
ermitas del Calvario y San Blas, el Abrevadero, la Fuente Pública y el
Ayuntamiento.
FICHA DE RUTA:
Distancia
aprox. ::
16,5 km
Tiempo
aprox. 7 horas
Nivel
dificultad: medio-alto
(debido al continuo sube y baja de la ruta con tramos de abundante lapìaz, característico
de esta Sierra).
Tipo
suelo: 95%
Sendero terrizo y pedregoso.
Tipo
de recorrido: circular
Punto
de partida: Benaocaz
(800 m. aprox.)
Mapa, bibliografía y fotografías: Archivos
de nuestro Premio Nobel de Senderismo “Don Manuel Limón”.
Participantes: Jose Manuel y Marita, Inma Balbastre, Inma
Castillejo, Paco Leal
Manuel Luna, Paco Castillo, Rafael
García, Cristina Piqueras, Miguel Fortes, Mari Carmen López, Sonia Castro, Margarita
Van Goor, Rafael “El Retorno de Elvis”, Paqui Bravo, su hijo Rafa (junior), Alena,
Miguel Angél, Luciana. Invitados por los guías/coordinadores: Gabriel, Ana Mª,
Juan Antonio Mena y Vicky.
Como guías y anfitrines de lujo: Manuel
Limón y Ana Dianéz
Recomendaciones:
Botas de
montaña o trekking (no zapatillas deportivas). Linterna frontal (pors si las
moscas nunca está de mas, al igual que un chubasquero fino en el fondo de la
mochila durante toda la temporada).
Llevar aguar
suficiente. Hay dos fuentes en el recorrido, pero debido a la escasez de
lluvias quizás estén secas.
Si la ruta
se realiza en época de lluvias hay que tener en cuenta que en el parque natural
Sierra de Grazalema hay muchas zonas propensas a convertirse en barrizal,
siendo recomendable el uso de polainas y calzado e incluso calcetines y
pantalones extras, para cambiarnos al llegar a los coches.
Breve
descripción del itinerario:
Una vez reunidos en el punto de encuentro iniciamos la caminaata en la zona de Las Albinas, dejando a la derecha el camino que sube a La Ermita, siempre en permanente ascensión pero con pendiente relativamente suave al principio. Los lirios de intenso color morado van adornando aquí y allá ambos márgenes del camino, mientras vamos dejando a nuestra espalda cada vez mas abajo la localidad de Benaocáz y nos vamos acercando a la base de los tajos que forma la imponente mole del Caillo en su prolongación hacia el sur.
Dos de los hitos mas emblemáticos del camino nos lo encontramos inmediatamente después de dejar a nuestra izquierda el depósito de agua quee se encuentra protegido por una alambrada, de manera que una vez que nos adentramos en el pedregoso y serpenteante sendero vamos a dejar a nuestra izquierda en a penas 100 m de recorrido: el depósito de agua que suministra a la localidad de Benaocaz, el curioso colmillo calizo conocido como "La Aguja del Cao" y un "aprisco" o corral aprovechando por igual el roquedo del terreno y los muretes de piedra para comkpletar su perímetro.
Aunque en los 3 km iniciales de ruta se superan nada menos que 600 m entre la localidad de Benaocaz y el Caillo, se trata de una subida muy agradecida, porque los tramos de pendiente mas fuerte no sólo se salvan a través de un pedregoso sendero muy escalonado en zig-zags, sino que además al discurrir junto a los tajos de la vertiente norte vamos, el esfuerzo se mitiga con la sombra que nos protege, la espectaculariudad del entorno telúrico que nos envuelve y la belleza del paisaje de transición que vamos dejando a nuestra espalda con Benaocaz, cada vez mas abajo.
El primer tramo de ascxensión junto a la base de los tajos, a veces con tramos de calzada empedrada, finaliza con una angarilla ("el último cierra y apaga la luz"). Y continuamos la subida, de forma mas tendida, a través de un paisaje que combina paisaje de dehesa con algunas encinas y quejigos dispersos, con abundante lapiaz de perfil redondeado que vamos salvando a través de senderos de ganado, regularmente marcado por el paso de los senderistas.
El segundo tramo de ascensión donde hemos ido caminando en compañía de algunas encinas y quejigos, finaliza ya en zona de antecumbre, encontrándonos con un pequeño pradito, a la altura de un pequeño tajillo, que forma parte ya de laa misma cumbre, a los pies de este tajillo, a nuestra derecha, observamos la entrada de la sima del Jaramago, donde nos hicimos otra foto de grupo.
Reiniciada la marcha desde la sima del Jaramago, en poco mas de cinco minutos ya estábamos junto al vértice geodésico del Caíllo, también conocido como Navazo de Villaluenga, Navazo Alto ó pico Bandera durante aaños pintado con los colores de la bandera republicana y últimamente repintado con los colores de bandera andaluza o la constitucional, según la tendencia política de los pintores en cuestión. Un dato anecdótico, pero también absurdo en cuanto a las connotaciones políticas o históricas, que no debería distraernos lo mas mínimo, para disfrutar de las espectaculares vistas que podemos disfrutar desde esta cumbre, cuyas vistas y principales hitos geológicos, 360º a la redonda, fueron explicados con gran detalle y exactitud desde las montañas y valles mas próximos hasta los mas lejanos por nuestro guía y anfitrión de lujo, Don Manuel Limón, destacando al ESTE: Los LLanos del Republicano con Villanueva del Rosario a nuestros pies, La Sierra de Líbar y por encima La Sierra de las Nieves, al SURESTE: La Sierra de Los Pinos y Sierra Berbeja; al SUR: El Picacho y el Aljibe, como sumbres mas representativas de Los Alcornocales; al SUROESTE: la Sierra de la Silla, tras la cual se oculta la localidad de Ubrique. Al OESTE: Toda la zona de transición de onduladas colinas entre la Sierra de Grazalema y la campiña gaditana dsitinguiendo las localidades de: Bornos, Prado del Rey, Arcos de la Frontera, etc...y gran parte del recorrido que teníamos previsto hacer con la Cañada Real del puerto de Los Navazos a Campobuche a nuestros pies. Y al NBORTE: La cercana Sierra del Endrinal, presidida por las cumbres gemelas del Reloj y el Simancón y a su izquierda la omnipresente crestería de la Sierra del Pinar, que serán nuestro telón de fondo durante gran parte de la ruta.
Tras la sesión de fotos y memorablee exposición de toponimia, geografía y geología por parte de Don Manuel Limón, explicando el origen de las dolinas, poljes, lapiaces, sumideros, simas, etc. iniciamos el escalonado descenso hacia el Navazo Alto, magnífico ejemplo de poldje de manual tal y como se puede apreciar en la imagen de abajo.
Tras la sesión de fotos y memorablee exposición de toponimia, geografía y geología por parte de Don Manuel Limón, explicando el origen de las dolinas, poljes, lapiaces, sumideros, simas, etc. iniciamos el escalonado descenso hacia el Navazo Alto, magnífico ejemplo de poldje de manual tal y como se puede apreciar en la imagen de abajo.
Sobre estas lineal el que nuestro guía calificó como: semi-polje del Navazo Alto, que comparte su nombre con el de la cima.
Cruzaremos su extensa pradera salpicada de espinos majoletos que han adoptado
la forma de tipis indios debido al ramoneo del ganado, mientras dejábamos la mole caliza del Caillo a nuestra espalda, como se puede apreciar en la imagen de abajo.
A continuación, dejando a un lado el Navazo Hondo, descenderemos hacia el Navazo Llano, de parecidas características que el anterior para luego ascender al Puerto de la Víbora, lugar de transición ente la Sierra del Endrinal y la Sierra del Caíllo.
Nuestro siguiente hito será el entorno de la Casa Fárdela y su fuente de Nueve Pilas.
Dejando a un lado la Cuesta de Fardela que sube hasta los Navazuelos Fríos nos encaminamos hacia las ruinas de la Casa del Dornajo frecuentada por las vacas que pacen plácidamente en esa finca, prolongando la caminata unos 150 m mas allá hasta su quejigo bicentenario, incluido en el catálogo de árboles singulares de Andalucía, bajo cuya sombra estuvimos almorzando.
Finalizado el almuerzo regresamos sobre nuestros pasos hasta la cercana casa del Dornajo, pasando con prucencia junto a varias vacas, y tomando como referencia el sendero de cabras que en escalonado descenso nos lleva desde la parte de atras de las ruinas, hacia un encajonado valle hacia el Encinarejo, mal llamado Pinarejo en los mapas, donde a través de un collado existente en las ultimas estribaciones de Jauletas, vamos descendiendo por un precioso bosque de encinas y quejigos, donde matagallos y retamas predominan entre el abundante lapiaz que de vez en cuando nos obliga a usar las manos para realizar algún escalón de algo mas de un metro de corta trepada o destrepe, a veces entre pasillos encajonados, donde el conocimiento de la zona o el uso del GPS es fundamental para no perderse pues la senda está poco marcada, afrontando pequeños tramos campo través por donde se supone que en su día pasaba una vereda, como recompensa pasamos junto a encinas y quejigos centenarios, además de formaciones kársticas de lo mas curiosa, tal y como se puede apreciar en las imágenes de abajo.
Hasta que después de saltar una alambrada y encaarar una corta ascensión, llegamos a un terreno mas alomado desde el que accedimos a los LLanos de Don Fernando, por el que transcurría un antiguo camino que conectaba las poblaciones de Benaocaz y Grazalema y que actualmente forma parte del sendero Benaocaz-Salto del Cabrero. Si hubiéramos llegado a este punto con al menos dos horas de sol, habría merecido la pena de acercarse hasta el balcón natural que da vistas al interior del Salto del Cabrero, pero llegamos a este gigantesco prado denominado LLanos de Don Fernando, por el extremo opuesto al Salto del Cabrero, y como ya quedaba poco mas de una hora de luz, nuestro guía estimó con buen criterio que lo mas prudente era ya, encaminar nuestros pasos hacia Benaocaz.
Atravesamos los LLanos de Don Fernando, dedicados principalmente a la ganadería porcina y vacuna, pasando junto a un pequeño caserío formado por tres casitas previsiblemente para ser habitadas por los pastores y junto a ellas, el clásico aljibe serrano, reserva de agua de lluvia para el ganado. La cal de las paredes servía para mantener su agua libre de elementos patógenos.
Los que íbamos en la parte delantera del grupo no nos dimos cuenta que Manuel Limón se había quedado daando unas explicaciones históricas y etnográficas junto al aljibe de las casas de Los Llanos de Don Fernando.
E iniciamos el descenso, siguiendo un sendero del ganado que poco a poco descendía a través de un corredor cada vez mas encajonado, dejando mas adelante a nuestra derecha un bonito tajo, al otro lado del cual, discurre el teórico sendero oficial: Benaocaz Salto del Cabrero, por donde descensía el resto del grupo, disfrutando en ambos caasos de una preciosa vista sobre el Caillo y todo su cordal sur iluminado por los últimos rayos dee sol de la tarde con Benaocaz a sus pies.
Una vez que finalizamos el pronunciado descenso por el enorme pedregal, nos supo a gloria volver a caminar por el dócil terreno de dehesa, siendo el penúltimo hito del camino el bucólico puente de piedra que salva la cuencaa del arroyo Pajaruco, que como la mayoría de arroyos qquee pertenecen a sierras calizas, solo lleva agua en época de lluvias abundantes.
LLegando a Benaocaz con las últimas luces del atardeecer, tomamos la primera calle a la izquierda para dirigirmnos a su barrio alto, donde se encuentran las ruinas del denominado Barrio Nazarí del que disfrutamos bajo la tenue luz del atardecer, como guinda del pastel de una ruta preciosa muy didactica, paisajísticaa, de perfil muy entretenido, no apta para peersonas sin un nivel físico medianamente bueno y cargaada de historia. Imprescindible para toddo buen amante del senderismo en Andalucía y de la zona sur del parque natural Sierra de Grazalema.
A continuación, dejando a un lado el Navazo Hondo, descenderemos hacia el Navazo Llano, de parecidas características que el anterior para luego ascender al Puerto de la Víbora, lugar de transición ente la Sierra del Endrinal y la Sierra del Caíllo.
Nuestro siguiente hito será el entorno de la Casa Fárdela y su fuente de Nueve Pilas.
Dejando a un lado la Cuesta de Fardela que sube hasta los Navazuelos Fríos nos encaminamos hacia las ruinas de la Casa del Dornajo frecuentada por las vacas que pacen plácidamente en esa finca, prolongando la caminata unos 150 m mas allá hasta su quejigo bicentenario, incluido en el catálogo de árboles singulares de Andalucía, bajo cuya sombra estuvimos almorzando.
Finalizado el almuerzo regresamos sobre nuestros pasos hasta la cercana casa del Dornajo, pasando con prucencia junto a varias vacas, y tomando como referencia el sendero de cabras que en escalonado descenso nos lleva desde la parte de atras de las ruinas, hacia un encajonado valle hacia el Encinarejo, mal llamado Pinarejo en los mapas, donde a través de un collado existente en las ultimas estribaciones de Jauletas, vamos descendiendo por un precioso bosque de encinas y quejigos, donde matagallos y retamas predominan entre el abundante lapiaz que de vez en cuando nos obliga a usar las manos para realizar algún escalón de algo mas de un metro de corta trepada o destrepe, a veces entre pasillos encajonados, donde el conocimiento de la zona o el uso del GPS es fundamental para no perderse pues la senda está poco marcada, afrontando pequeños tramos campo través por donde se supone que en su día pasaba una vereda, como recompensa pasamos junto a encinas y quejigos centenarios, además de formaciones kársticas de lo mas curiosa, tal y como se puede apreciar en las imágenes de abajo.
Hasta que después de saltar una alambrada y encaarar una corta ascensión, llegamos a un terreno mas alomado desde el que accedimos a los LLanos de Don Fernando, por el que transcurría un antiguo camino que conectaba las poblaciones de Benaocaz y Grazalema y que actualmente forma parte del sendero Benaocaz-Salto del Cabrero. Si hubiéramos llegado a este punto con al menos dos horas de sol, habría merecido la pena de acercarse hasta el balcón natural que da vistas al interior del Salto del Cabrero, pero llegamos a este gigantesco prado denominado LLanos de Don Fernando, por el extremo opuesto al Salto del Cabrero, y como ya quedaba poco mas de una hora de luz, nuestro guía estimó con buen criterio que lo mas prudente era ya, encaminar nuestros pasos hacia Benaocaz.
Atravesamos los LLanos de Don Fernando, dedicados principalmente a la ganadería porcina y vacuna, pasando junto a un pequeño caserío formado por tres casitas previsiblemente para ser habitadas por los pastores y junto a ellas, el clásico aljibe serrano, reserva de agua de lluvia para el ganado. La cal de las paredes servía para mantener su agua libre de elementos patógenos.
Esta llanura está presidida por una encina
centenaria en su parte central conocida localmente como “La Alcahueta”, de
porte relativamente modesto, pero antaño, de gran importancia para los vecinos de
Benaocaz, pues tomando como referencia el tamaño y la calidad de sus primeras
bellotas, servía de fiel referencia para saber cómo iba a ser cada año la
producción de bellotas y alrededor de esta encina, se aforaba la montanera de
la finca, de ahí que esté registrada dentro del catálogo de árboles singulares
de Andalucía.
Los que íbamos en la parte delantera del grupo no nos dimos cuenta que Manuel Limón se había quedado daando unas explicaciones históricas y etnográficas junto al aljibe de las casas de Los Llanos de Don Fernando.
E iniciamos el descenso, siguiendo un sendero del ganado que poco a poco descendía a través de un corredor cada vez mas encajonado, dejando mas adelante a nuestra derecha un bonito tajo, al otro lado del cual, discurre el teórico sendero oficial: Benaocaz Salto del Cabrero, por donde descensía el resto del grupo, disfrutando en ambos caasos de una preciosa vista sobre el Caillo y todo su cordal sur iluminado por los últimos rayos dee sol de la tarde con Benaocaz a sus pies.
Una vez que finalizamos el pronunciado descenso por el enorme pedregal, nos supo a gloria volver a caminar por el dócil terreno de dehesa, siendo el penúltimo hito del camino el bucólico puente de piedra que salva la cuencaa del arroyo Pajaruco, que como la mayoría de arroyos qquee pertenecen a sierras calizas, solo lleva agua en época de lluvias abundantes.
LLegando a Benaocaz con las últimas luces del atardeecer, tomamos la primera calle a la izquierda para dirigirmnos a su barrio alto, donde se encuentran las ruinas del denominado Barrio Nazarí del que disfrutamos bajo la tenue luz del atardecer, como guinda del pastel de una ruta preciosa muy didactica, paisajísticaa, de perfil muy entretenido, no apta para peersonas sin un nivel físico medianamente bueno y cargaada de historia. Imprescindible para toddo buen amante del senderismo en Andalucía y de la zona sur del parque natural Sierra de Grazalema.