A pesar de las lluvias de la noche anterior con tormenta incluida, 15 compañeros nos encontrábamos una vez mas, puntualmente en la Plaza del Ingenio de Frigiliana, donde una vez entregados los mapas, la documentación de esta doble ruta y dada la charla de introducción nos poníamos en marcha atravesando el precioso casco histórico de esta bonita localidad, deleitándonos con sus calles que son esencia de sus hondas raíces musulmanas, plasmadas en en cada rincón de su traza urbana, con sus calles estrechas y sus empinadas cuestas por las que íbamos ganando altura. Entre jardines y fachadas repletas de macetas a cual mas hermosa y mejor cuidada. Esta localidad fue una de las que mas quebraderos de cabeza le dio al Reino de Castilla durante la sublevación de los moriscos.
Los vestigios hallados en 1987 en la Cueva de los Murciélagos atestiguan la presencia del hombre en este territorio desde finales del Neolítico (3.000 años a.C.) hasta el Calcolítico o Edad del Cobre (2.000 años antes de nuestra era). De la posterior cultura del Algar también hay un menhir que testifica que el hombre de esa época anduvo por esta zona, y muy cerca del casco urbano se sitúa la necrópolis de Cerrillo de las Sombras, correspondiente a la época fenicia (siglos VII-VI a.C.).Los romanos ocuparon este territorio en el 206 a.C. mediante pactos con la población autóctona, y Frigiliana quedó incluida en el Conventus de Gades. Y de los romanos procede el nombre de la villa, que deriva de Frexinius (un personaje del que nada se sabe) y el sufijo ana, que indica procedencia, es decir, lugar o villa de Frexinius.Aunque los árabes comienzan a ocupar la península en el año 711, no es hasta finales del siglo IX, cuando se construye la fortaleza, poco se sabe del devenir histórico de Frigiliana salvo que estuvo bajo el liderazgo de Omar Ben Hafsun, y que entre los siglos XIII-XV formó parte del reino nazarí. La villa se rindió a las tropas cristianas en 1485 sin derramamiento de sangre.
A cada paso que dábamos nos íbamos acercando al escenario de una de las batallas mas sangrientas que tuvieron lugar durante las revueltas de los moriscos una vez conquistado el último bastión del Reino nazarí de Granada. De aquella batalla tomó el nombre la montaña hacia la que estábamos ascendiendo.
LA BATALLA DEL PEÑÓN:
En 1567 se produce la publicación de la Real Pragmática de Felipe II, auspiciada por el inquisidor Pedro de Deza, en virtud de la cual se prohibía a los moriscos llevar armas, hablar y escribir en su lengua, usar sus propios vestidos y practicar sus costumbres, obligándoseles a entregar todos sus libros, los moriscos fueron desposeídos de los escasos derechos que tenían (cultivaban los peores terrenos. Ésta Real Pragmática encendió los ánimos entre los moriscos de las Alpujarras, estallando la rebelión en la taha de la Poqueria la Navidad de 1568. Pero poco a poco, , se les prohibió hablar y escribir su lengua y vestir sus atuendos habituales), hasta que estalló la rebelión morisca en las Alpujarras, duramente reprimida por los cristianos. Los moriscos de la Axarquía y de los Montes de Málaga, a la espera de la ayuda prometida por Aben Humeya desde las Alpujarras y también del norte de Africa, se refugiaron en El Fuerte de Frigiliana, donde se reunieron unos 7.000 de ellos.
La fortaleza y el peñón de Frigiliana dominaban la sierra de la Almijara, siendo un lugar de tan difícil acceso como eficaz defensa. No es de extrañar, así, que en ella se refugiara un gran grupo de rebeldes moriscos en 1568 y que allí se desarrollara una gran batalla , expresivamente descrita en algunos azulejos diseminados por sus calles. De la batalla final resultaron ganadoras las tropas de Luis de Requesens, y los moriscos fueron expulsados de sus tierras y diseminados por la península, al tiempo que se poblaba Frigiliana con "cristianos viejos".
El 28 de mayo de 1569, el corregidor de Vélez inicia un primer asalto con el nefasto balance de 20 muertos y 150 heridos entre las tropas cristianas. En esas fechas navegaban por el Mediterráneo 25 galeras de los tercios de Italia, a las que el corregidor de Vélez pidió ayuda para aplastar a los sublevados de Frigiliana. En esta ocasión fueron 6.000 hombres los que se enfrentaron a los moriscos, quienes a pesar de su resistencia, fueron vencidos el 11 de junio de 1569. Hubo 2.000 muertos y 3.000 cautivos entre los vencidos (huyeron otros 2.000), y 400 muertos y 800 heridos entre los vencedores.La batalla del Peñón de Frigiliana ha sido reproducida a modo de romance de ciego en unos paneles de cerámica vidriada creadas por Amparo Ruiz de Luna que pueden verse actualmente en varios lugares el pueblo.Desde esa fecha hasta el siglo XIX, las desgracias se concatenan sobre Frigiliana, y cuando no es la peste la que diezma la población es una tempestad la que acaba con los cultivos, o un terremoto, o la filoxera que ataca las vides o un brote de fiebre amarilla el que causa estragos. No será hasta la llegada del turismo cuando Frigiliana, como el resto de la Costa del Sol, entre en una época de prosperidad y asentamiento económico y social.
El itinerario de Frigiliana al cerro el Fuerte, además de ser muy entretenido es fácil de seguir a poco que se tenga un poquito de sentido de la orientación. Una vez situados frente a la antigua fábrica de la Plaza del Ingenio, delante de su misma fachada, tomamos a la izquierda por la C/ Hernando el Darra, encontrándonos con algunos de los ya mencionados mosaicos que nos introducen de manera gráfica en la historia de la batalla, llegamos a una bifurcación de calles siempre en subida y tomamos por la de la derecha que es la C/ Chorrera abandonándola al instante por un pequeño pasaje a nuestra derecha que nos va a llevar por una especie de callejuelas en constantes revueltas y subidas por las que vamos a ir abandonando el casco urbano entre jardines y casitas con macetas de exposición hasta tomar una senda donde en primavera podemos disfrutar de gran diversidad de flora. Cuando nos damos cuenta siempre por el camino principal llegamos a la alberca superior de Lízar donde desemboca la acequia del mismo nombre, la alberca queda a nuestra derecha y dirigiendo nuestros pasos hacia las escaleras que vemos al fondo junto a una casa con palmera, continuamos por el sendero propiamente dicho que perfectamente señalizado con varias balizas nos conducirán hasta la cumbre del cerro del Fuerte, asomándonos a algunos collados espectaculares con vistas hacia el barranco del río Higuerón con la alberca del Pozo Batán allí abajo y mas adelante otros collados no menos espectaculares desde los que podremos deleitarnos con nuevas perspectivas de los colosos almijaracos a nuestra derecha y preciosas vistas del Mediterráneo a nuestra izquierda.
Mientras llegábamos a la cumbre me parecía escuchar los ecos apagados del asedio a la fortaleza de la cual a penas nos encontramos en la cumbre unos derruidos lienzos de muralla, la brisa parecía arrastrar el sonido del relinchar desesperada de un caballo atravesado por una lanza, órdenes desesperadas en árabe y en castellano antiguo por encima del fragor de la batalla entre el choque de espadas, escudos y cimitarras, cabezas cortadas de cuajo, miembros descuartizados, plegarias, maldiciones, llantos de mujeres desesperadas huyendo ladera abajo con sus niños pequeño en brazos, dejando atrás a sus maridos recién muertos. No pocos fueron hecho esclavos y martirizados otros preferían despeñarse por los tajos con sus hijos. Y como telón de fondo los colosos de Sierra Almijara, refugio perfecto para quienes han huido de las autoridades dominantes. Cuántos episodios de drama y desesperación no habrán visto estas escarpadas montañas entre moriscos en tiempos de reconquista ó maquis en la posguerra. No por casualidad al mismísimo Lucero, que preside gran parte de esta ascensión también se le conoce como Raspón de los Moriscos.
El único inconveniente de esta ruta es que es lineal, pero los grandes montañeros siempre tienen la virtud de encontrar una variante para hacer algún tramo circular. De manera que llegados al collado que se encuentra a unos 200 m antes de llegar, de vuelta, a la alberca de Lízar. Manolo, El Tritón de las Chorreras en su labor exploratoria en los días previos junto a su esposa Carmen, también conocida como Galadriel, había descubierto los restos de una antigua senda que debía conducirnos hasta la acequia de Lízar, a través de una intrincada ladera, con empinadísima caída hacia el fondo del barranco del río Higuerón, entre risas, culazos y alguna que otra maldición, cada uno a su manera fue superando la gincana como mejor pudo hasta que por fin volvíamos a reagruparnos en la acequia. Cuando llegamos los del grupo de cola, el infatigable Valentín nos narraba el espectacular episodio que acababa de protagonizar Chukie, que totalmente confiado mientras iba caminando por la acequia, salto fuera de ella en un punto donde había mas de 7 m de altura por una pared totalmente vertical, desapareciendo entre la maleza y los pinos del fondo. Tras un minuto de silencio absoluto intentando calcular donde se encontrarían los restos del canido, Chuckie volvía a aparecer por la acequia moviendo el rabo como si nada, sin la mas mínima señal de daño o lesión. La senda existente entre la acequia de Lízar y el cauce del río Higuerón tiene un bonito trazado hecho a base de zig-zags a través de un nutrido bosque de pinos, que nos fue acompañando todo el tiempo por el mismo cauce del Higuerón hasta que llegamos al lugar previsto para el almuerzo. La emblemática alberca del Pozo Batán, que a pesar de encontrarnos bastante mas vacía de lo habitual, era una auténtica tentación para darse un memorable baño que no dejaron escapar: Carlitos-el Poeta de las Cumbres, Darío el Magnífico y Eduardo-El Padre Carras, que con espíritu espartano se presentaba en la ruta a pesar de su reciente lesión después de rodar a lo largo de mas de 150 m por las nevadas y casi congeladas laderas del cerro del caballo en Sierra Nevada donde estuvo a punto de perder la vida.
Tras el almuerzo llegaba el momento de decidir quien continuaba para completar la segunda parte de la jornada y quien renunciaba abandonando en este punto la ruta para llegar hasta la relativamente cercana Plaza del Ingenio donde la mayoría de los compañeros tenían sus coches. Decidiendo marcharse por “asuntos varios”: Juan José de Sevilla, Hector-el caimán de Puente Genil y Mª Luisa-el Duendecillo de Sierra Horconera, Salva-El Jardinero Fiel a petición de su compañera Maite-la Peregrina del Fuerte y sorprendentemente Celia-la Hechicera du Iguazú, que a pesar de su reciente anuncio de senderista destacada 2009 abandonaba la ruta ante todo pronóstico, tal vez movida por los 4 ex´ñamenes a los que Darío el Magnífico tenía que hacer frente en la semana entrante, a pesar de que a él le hubiera gustado quedarse. Pero ¡en fin!, afortunadamente, como siempre a lo largo de toda la ruta reinó el buen humor y el espíritu de camaradería entre todos.
Tras la despedida de estos compañeros quedábamos sobre el tablero almijaraco: el incombustible Valentín-El Retorno de Séneca, Carlitos-el poeta de las cumbres, dos compañeros del Grupo Senderista Prisma: Alberto y Rosa, Manolo-el Tritón de las Chorreras- Carmen-Galadriel y el Comandante, que volvíamos a remontar el cauce del río Higuerón dejando a la derecha la senda oficial de la sierra de En medio, para tomar una 2ª alternativa unos 500 m. mas adelante a partir de la senda que con un hito de piedra está señalada junto a un pino de tronco doble. Adentrándonos en una preciosa tan bonita y entretenida como poco frecuentada, con barranquitos y algo de vuelo aquí y allá, un pequeño tramo de barranquera, bastante cómoda y de collado en collado, llegábamos por una senda bastante limpia y bien marcada en todo momento con algunos hitos de piedra hasta enlazar conj la senda de la sierra de En medio, en cuya cuerda acaban de desbrozar recientemente un cortafuegos, paralelo al cual, discurre la senda por la que llegábamos en dirección sur hasta el cortijo del Pinto y mas tarde al cerro del mismo nombre, con el barranco del Higuerón a nuestra derecha, al igual que Frigiliana y el cerro el Fuerte, de frente Nerja con el Mediterráneo y a la izquierda el barranco del Chillar con gran parte de los colosos almijaracos como telón de fondo. Una vista tan impresionante como poco conocida para la mayoría de montañeros que obsesionados con hacer las cumbres mas emblemáticas, ni se plantean hacer estas pequeñas cumbres que muchos desechan despectivamente sin tener en cuenta las maravillosas perspectivas que nos ofrecen.
El descenso de la Cruz del Pinto, lo realizamos por el mismo camino de ascensión, tomando ahora a nuestra izquierda la pista terriza que nos conduce hasta la cantera del Chillar, pero poco después de 1 km por esta pista, sale otra a la derecha, dirección oeste, por la que bajamos a la cuenca del río Higuerón, cuyo lecho seco por las acequias, remontamos hasta adentrarnos en sus cahorros, que fuimos remontando a través de un intrincado complejo de escaleras empedradas digna de la literatura tolkiana, con rincones verdaderamente mágicos que por desgracia no pude recoger con mi cámara tan bien como hubiera deseada, pues lo impedía el contraste tan fuerte entre las sombras del interior y la intensa luz del sol en la zona alta del pequeño desfiladero, a través del cual caminábamos entre paredes rocosas con grandes conglomerados. Poco a poco el cauce se fue abriendo hasta llegar al conocido punto del río desde donde parte la famosa rampa de cemento, pero decidimos continuar hacia la alberca del Batán, para llegar a Frigiliana a través de la bonita senda que pasa por delante de la Cueva de los Murciélagos. Al intentar subir el primer escalón de esta rocosa senda, Carlitos pisó una roca que se vino abajo, dando con la cara en otra roca, de manera que se clavó la parte de las gafas que se apollan en la nariz dentro de la misma. La escena fue verdaderamente dramática, Pero Carlitos aguantó como un campeón sin quejarse, mientras Alberto-el Cirujano del Batán le sacaba el gancho de la nariz sangrante. Recuperados del susto regresamos en un plis plas a la Plaza del Ingenio donde nos dimos el merecido homenaje, teniendo aquí lugar la anécdota mas cachonda de la jornada. Resulta que cuando estábamos a punto de marcharnos, aparece nuestro compañero Juanjo de Sevilla con una encantadora jovencita y en ese ambiente distendido y campechano que siempre reina en las rutas, va el padre Carras y pregunta: “Ésta quién es…tu hija?”, a lo que Juanjo diplomáticamente responde: “¡No hombre, es mi novia!. Yo cada vez que me acuerdo me descojono: ¡Cuñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaao…lo has pillao Jesú?.
¡En fin!, que bien nos lo pasamos en las rutas y que suerte, que después de haber estado toda la noche lloviendo, no cayera ni una sola gota a lo largo del recorrido, disfrutando de una inusual mañana bastante fresquita a finales de mayo con el cielo totalmente cubierto, ideal para realizar cualquier ascensión. Comenzando a despejarse justo cuando llegábamos a la cresta de la sierra de Enmedio donde ya sólo nos quedaban suaves toboganes y la bajada final a los cahorros bajos del Higuerón disfrutando de nuevas perspectivas almijaracas bajo un intenso cielo azul con algunos cúmulos a modo de grandes masas de algodón flotando sobre la espectaculares montañas de esta zona de la Axarquía que jamás dejarán de maravillarnos.
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Pues sí, con lo de la novia a mí también me pasa lo mismo (ahora por ejemplo) ¿será contagioso? Y, Juani, no induzcas a confusiones con las fotos porque 'esa' de la foto no es la novia en cuestión (en ese caso no creo que nadie hubiera preguntado, ni siquiera yo)
ResponderEliminarExtensa crónica y preciosas fotos, sobre todo la de Frigiliana y la rubia de largas piernas.
ResponderEliminarUn abrazo
Rafafló