Entorno: Últimos cinco kilómetros del río
Hozgarganta antes de desembocar en el Guadiaro y últimos 7 km del río Guadiaro
antes de desembocar en el Mediterráneo
Pueblos de referencia: San Martín del
Tesorillo dirección Jimena de la Frontera (inicio) y Estuario del Guadiaro en
la Urbanización Sotogrande (Final).
Hora y punto de encuentro propuesto: A las 9.00 para
desayunar o a las 9.30 am ya desayunados, en el Hostal Restaurante Montilla,
justo en el tramo de carretera de transición entre la N-340 y la A-7, a la
altura de Torreguadiaro (Telf. 956.61.58.37), típico sitio por delante (o
cerca) del cual hemos pasado siempre que vamos desde Málaga, en dirección
Algeciras.
Para no
pasarnos de largo, mejor tomar la entrada que hay a la gasolinera CEPSA, justo
antes de llegar al Rrstaurante. (Ver fotos y mapas, no tiene pérdida).
Cómo llegar al Hostal Restaurante Montilla
(punto de encuentro):
Si
vienes por la N-340 desde Málaga, por la costa, dirección Algeciras, poco
después de dejar atrás Sabinillas, al llegar a la rotonda que está a la altura
de Torreguadiaro, hay un corto tramo recto de unos 300 m, que te lleva hasta
otra rotonda que enlaza con la A-7, pues a mitad de ese tramo recto, hay una
gasolinera CEPSA a la derecha y justo después el mencionado Hostal Restaurante
Montilla.
Logística de coches en inicio/final de ruta: Lo más fácil es
trasladarnos con los coches directamente hasta el inicio del recorrido y una
vez que lleguemos al final llamar al Taxi de Sotogrande (móvil 607869046) para
que lleve a los conductores hasta el inicio del recorrido a recuperar los
coches.
Distancia aprox.
12 km compartidos entre dos ríos el Hozgarnata (5) y el Guadiaro (7).
Desnivel aprox. 40 m descenso prácticamente imperceptibles,
por el cauce de ambos ríos.
Hora prevista de finalización: Entre las 18.30 y las
19.00 pm
Nivel dificultad Técnico: Fácil.
Nivel dificultad Físico: Medio-Alto, debido a
la profundidad que el río presenta en algunos tramos con mas de 100-200 m
continuo de nado. Si bien, existen algunos puntos de fuga y cortos tramos
paralelos alternativos.
Tipo suelo: lecho del río
Hozgarganta y Guadiaro en sus tramos finales con predominio de fondos fangosos,
algún que otro tronco atravesado.
Tipo de recorrido: lineal.
Fecha de realización: Viernes 6 de
Septiembre 2019
7 Participantes: La mítica Celia
"La Hechicera du Sao Paulo", su hijo Darío "El Magnífico"
que aportó unos magníficos datos históricos, la debutante "Loli" que
aprobó su examen de ingreso en "El Pelotón Chiflado" con
sobresaliente, Mábel "Libre y Salvaje" que aportó grandes valiosos
datos científicos y demostró una vez más su impresionante estado de forma,
Eduardo "El Último Samurai" disfrutó de su ruta acuática mas
espectacular, Juan "El Ilustrado" ruta a ruta se está ganando un
puesto en el equipo titular y un servidor: Juan Ignacio Amador, que pasaba por
allí.
Material recomendado:
NEOPRENO, no es imprescindible, pero sí muy
recomendable para todo aquel que lo tenga, aunque sea uno cortito tipo surfero.
TUBO ESTANCO: Imprescindible para
proteger comida, cámara, llaves, móvil y todo aquello que sea susceptible de
estropearse con el agua. Además los tubos estancos se agradecen mucho en los
tramos largos de nado, pues nos hacen las veces de flotador.
Funda
estanca para cámaras y si se lleva cámara acuática, genial. Protección solar,
cremas, gorra, gafas de sol.
CALZADO: Botas de trecking o de barranquismo
quien la tenga (ideales para este tramo del río Guadiaro, muy rocoso con
terreno irregular la mayor parte del tiempo). También se pueden hacer en
zapatillas de deporte o en general cualquier calzado que sea fuerte y con buena
suela de agarre, pero las botas de trekking nos protegen de los golpes en los
tobillos.
BASTONES: o al menos uno de madera (que flote),
aunque a a mucha gente les puede resultar un estorbo en los largos tramos de
nado.
TOALLA + MUDA DE CALZADO Y ROPA CÓMODA que deberemos
dejarlo al comienzo de la jornada en el
maletero de los coches que se queden en la Urb. Sotogrande.
A TENER EN CUENTA:
1º) Es imprescindible
saber nadar pues existen algunos tramos de nado con pozas profundas muy largas,
aunque en muchos tramos del recorrido se puede caminar por la orilla.
2º) No
olvides llevar una muda de ropa que abulte muy poco en tu bote estanco, así
como unas chanclas para poder cambiarte cuando llegues al final de ruta. Junto
con dinero suficientepara tomarte algo al final de recorrido y ayudar a pagar
el taxi, necesario para recuperar los coches que habrá que dejar en el inicio
de recorrido.
Introducción
y algunas pinceladas históricas del lugar:
Con un poco de antelación sobre la
hora prevista llegamos con tiempo para desayunar tranquilamente en el punto de
encuentro, que en esta ocasión fue el Restaurante Montilla, aledaño a la
gasolinera, que hay en el tramo que enlaza la N-340 y la A-7 a la altura de
Torreguadiaro, desde donde tomamos la carretera comarcal que nos lleva hasta
San Martín del Tesorillo. Después de dejar a nuestra derecha la pedanía de San
Enrique de Guadiaro y a la izquierda la de Guadiaro, separadas por el río
Guadiaro que discurre paralelo a la izquierda de la carretera, sobre el río
llama la atención el denominado “Puente de Hierro”, a cuyos pies haríamos la
parada del almuerzo horas más tardes.
Atravesando
durante un corto trayecto una esquinita de la provincia de Málaga,
concretamente a la altura de la pedanía de “El Secadero”, que tal y como nos informó nuestro licenciado en
Historia Contemporánea "Darío el Magnífico": en la actualidad cuenta
con más de 1000 habitantes, dedicados principalmente al cultivo de cítricos, y
que perteneciente al municipio de Casares, junto a la ribera del río Guadiaro,
un núcleo de población surgido en la década de 1950 con las
instalación de tres familias procedentes de Casares que se lo compraron a Juan
March, el latifundista que vendió todas las tierras de la zona a agricultores del
campo de Gibraltar y sus alrededores. Segun el dicho popular su nombre viene
que antiguamente era un secadero de cereales, aunque el taxista que nos
trajo de vuelta al finalizar la ruta en Sotogrande, nos contó que el nombre de
"Secadero" se debía q que era el lugar hasta donde se transportaba la
grava que extraían del río Guadiaro y que expandían en una gran planicie para
que se secara.
Inmediatamente después del Secadero, atravesamos el río
Guadiaro, por un puentecillo desde donde se suele comenzar el descenso del
Guadiaro en kayaks en los meses que éste baja cargado. Un par de minutos
después de atravesar el puente sobre el Guadiaro, llegamos a SanMartín del
Tesorillo, declarado
colonia agrícola en 1879, comenzando su consolidación como núcleo poblacional a
partir de la década de 1930, tras su división en parcelas y la llegada de
colonos. El reconocimiento de la autonomía municipal y su término
jurisdiccional, de 4.857 hectáreas, fue aprobado por Decreto de la Junta de
Andalucía el 24 de abril de 1999.Tras comprar extensos latifundios a la casa de
Medina-Sidonia en 1869, Martín Larios y Larios, hijo de Martín Larios Herreros
(primer marqués de Larios y presidente de la Sociedad Industrial y Agrícola de
Guadiaro), fundó la primera colonia agrícola. Y precisamente de aquel Martín
Larios, le viene su nombre actual.
La
Sociedad Industrial y Agrícola de Guadiaro, junto con la Sociedad Larios de
Gibraltar, creó en la zona del Campo de Gibraltar varias colonias agrícolas,
entre ellas San Martín del Tesorillo, que se dedicaba al cultivo y la
transformación de trigo; San Pablo de Buceite, dedicada al cultivo y
transformación del aceite de oliva; y San Luis de Sabinillas, con producción de
azúcar. Todas estas localidades además de Guadiaro, San Enrique de Guadiaro y
Torreguadiaro, pertenecen al Ayuntamiento de San Roque.
Posteriormente
ya en los años cuarenta, concretamente en 1.944, D. Juan March, latifundista que
le compró todas estas tierras a los Larios, decide parcelar y vender todas sus
propiedades de esta zona, comenzando así la desintegración de la gran propiedad
latifundista para pasar a manos de pequeños propietarios, situación que se
mantiene hasta nuestros días.
Al
llegar a San Martín del Tesorillo, en pleno casco urbano, la carretera traza un
ángulo de 90º a nuestra izquierda, de tal modo que cambiamos nuestro rumbo N-O,
por rumbo S-O, poco después de dejar atrás las últimas casas de San Martín del
Tesorillo, una gran hilera de eucaliptos, alisos y sauces, delata la presencia
del río Hozgarganta, que prácticamente no se puede ver en
ningún momento debido a la densidad del bosque de ribera que lo envuelve y
dentro del cual estaremos muy pronto. El suave perfil ondulado de esta zona,
hace pensar que estos tramos del curso bajo de los ríos Hozgarganta y Guadiaro,
de los que a pena existen referencia en internet, están carentes de interés
paisajístico, pero nada mas lejos de la realidad.
Tal y como íbamos diciendo, unos 4 km más
allá de san Martín del Tesorillo, por la carretera que se dirige hacia Jimena
de la Frontera, poco antes de la cortijada de Montenegral Alto, justo antes de
que finalice un segundo tramo recto de carretera, que acaba con curva a la
derecha, sale un ramal a la izquierda donde se encuentra un pequeño barecillo
que podríamos considerar el inicio de ruta. A él se accede por una pista
terriza flanqueada de cipreses, donde podemos dejar nuestros vehículos y que a
penas 80 m mas allá nos conduce a un pequeño puentecillo desde donde podemos
acceder fácilmente al río Hozgarganta.
1ª Parte: Descenso de los últimos 5 km
del Hozgarganta:
Antes
de comenzar con la descripción habría que recordar que el río Hozgarganta:
que
discurre casi en su totalidad por la zona E y S-E de la provincia de Cádiz, es
uno de los ríos que se conservan en un estado más puro de toda Andalucía. Tiene
una longitud de 45 km, que van desde Ubrique hasta su desembocadura en el
Guadiaro, sus dos primeros tercios, discurren por una de las zonas mejor
conservadas de Los Alcornocales.
Su Nacimiento se localiza en la zona denominada como Mojón de
la Vibora (Ubrique), donde da lugar a la garganta de los Charcones que tras
unirse a la garganta del Enemigo pasa a denominarse como Pasada Blanca, arroyo
que a su misma vez se une con el de Pasadallana en la Garganta de La Sauceda,
donde otros ubican su nacimiento. El caso es que a partir de la unión de estos
dos arroyos en la zona conocida como Las Motillas, Cortes de la Frontera, pasa
a denominarse Hozgarganta.
A este río se le considerada el último virgen de Andalucía al
no tener embalses o presa desde su nacimiento hasta su desembocadura. A pesar
de ello hace años que se estudia la construcción de una presa a la altura de Jimena
de la Frontera, aunque informes
medioambientales desaconsejan estas infraestructuras así como el trasvase del
excedente de agua en este río de acusado estiaje. Esta
es una de las causas que motivan su riqueza biológica. Los depósitos aluviales asociados a su cauce están formados por
arcillas, arenas, limo y gravas, que dan lugar a un acuífero que abastece en
parte a las poblaciones de Jimena de la Frontera, San Pablo de Buceite y san
Martín del Tesorillo. El curso alto del río pierde gran parte de su caudal durante
los meses de verano, tal y como pudimos comprobar a comienzos del verano 2017,
cuando hicimos el descenso del río Hozgarganta desde desde el área recreativa
de Los Acebuches, hasta el Puente de la Pasada de Alcalá, a los pies de JImena
de la Frontera, donde nos encontramos la mayor acumulación de enormes pozas que
sustentan a la fauna local.
Si vamos a realizar esta ruta acuática en verano o a finales
de Primavera, donde el río a penas fluye y muchas de las grandes pozas el agua
está estancada, nos la encontraremos con un repulsivo color oscuro, que además
al pisar sus fondos fangosos irá acompañado de un desagradable olor de
putrefacción, que nos llevará a pensar aquello de dónde coño me estoy metiendo
yo. Sin embargo, no se trata de aguas residuales, ni mucho menos, lo que ocurre
es que al igual que el resto de los ríos que discurren por el parque natural de
Los Alcornocales, van arrastrando sedimentos de areniscas, que unido al
abundante humus, nos muestran unas aguas de color oscuro, algo tenebrosas, sobre
todo en los tramos de bosques de galería. Durante la mayor parte de nuestro
dioscurrir por este último tramo del Hozgarganta, iremos pisando abundantes nutrientes inorgánicos, muchos de los cuales
van disueltos en el agua y que necesitan los vegetales para crecer, y los
diversos tipos de materia orgánica, mucha de la cual proviene de la ribera y es
utilizada como alimento por diversos animales y descompuesta por los organismos
descomponedores donde se encuentran los hongos y las bacterias.
Este
tipo de rutas, no sólo son de gran belleza paisajística, sino de un gran
interés desde el punto de vista biológico, botánico y geológico. Tal y como nos
fue explicando la Bióloga Mabel Hidalgo Berutich en distintos puntos del
recorrido: Los ríos son sistemas muy especiales, diferentes, porque en los ríos
hay una aportación energética especialmente importante: la energía del
agua en movimiento, el fluir del agua. Y eso se nota mucho en un río como el
Hozgarganta con un estiaje muy alto entre el verano y el Invierno. En el río se
mueve todo lo que hay dentro del agua, todo está sometido a la capacidad de
arrastre de este flujo imparable de agua, que va río abajo moviendo nutrientes,
sedimentos y seres vivos. Esta aportación energética hace posible que los
hábitat cambien de una temporada a la siguiente, que los componentes que forman
el espacio en el que viven los seres vivos también cambien y que los seres
vivos desarrollen estrategias especiales para sobreponerse a las fuerzas de
arrastre o se dejen arrastrar cuando les convenga y retomen sus posiciones
cuando las condiciones sean favorables. Sin el fluir del agua, especialmente
fuerte y potente en determinadas épocas del año y más controlado en otras, los
ríos no son ríos. Cuando el agua se para y se estanca en los embalses o en
grandes pozas donde no fluye el agua, el ecosistema se transforma en otro
diferente cuyas direcciones principales en las que se producen los cambios no
son valle abajo sino en profundidad.
En
nuestro caso, la entrada en el lecho del río fue decepcionante los primeros
metros se encontraban prácticamente secos, tan sólo cubierto por matorral de
ribera, con apenas restos de barro, que unos metros más allá de iban
transformando en una especie de lodazal, que tan sólo pudimos esquivar hasta
unos 100 m mas allá, cuando las zarzas de ambas orillas, ya nos obligaron a ir
por dentro del río propiamente dicho. Conviene venir muy mentalizado para este
tipo de río de aguas turbias que nada tiene que ver con las idílicas aguas
transparentes o de tonos esmeralda del río Verde de Otivar o las pozas
turquesas del Bocaleones a la salida de la Garganta Verde, aquí hay que ponerle
grandes dosis de "humor amarillo" a nuestra aventura, sobre todo
cuando empezamos a caminar por un lecho fangoso y unas tenebrosas aguas oscuras
por donde pocos se atreverían a adentrarse en solitario. Sin embargo, no
tardamos en ser conscientes de que estamos adentrándonos en un ecosistema
plagado de vida. Este río es frecuentado por multitud de aves planeadoras como cigüeñas, milanos, halcón abejero, águila
calzada, culebrera, buitres, alimoches.
No obstante, como por otra parte era de
esperar en este tramo bajo del Hozgarganta nos fuimos encontrando con las mas
típicas de riberas como el martín pescador, el mirlo acuático, la lavandera, el
ruiseñor, que sólo identifiqué por su canto, numerosas garzas y al menos un par
de tipos de patos, que no pude distinguir bien, y que no tardaban en levantar
el vuelo tan pronto nos acercábamos a ellos, volando todos ellos de manera
coincidente, río abajo.De Jimena de la
Frontera hacia arriba predominan los venados y corzos, cuya población
es la más meridional del continente europeo y a veces incluso los podemos ver
junto a la carretera que nos lleva hasta La Sauceda. Entre los los depredadores
destacan los zorros, los ciervos, las elegantes ginetas, los tejones, la
nutria, el turón, la comadreja, el gato montés y la mayor colonia peninsular de
meloncillos.
A lo largo de estos últimos 5 km del
río Hozgarganta, iremos flanqueados por largas hileras de altos eucaliptos
algunos de los cuales han caído al agua, en la mayoría de los casos porque la
erosión del río se ha llevado la mayor parte del talud de tierra sobre el que
se agarraban sus profundas raíces, otras veces su caída se deberá al haberse
volcado demasiado hacia el lado donde lo han ido los predominantes vientos del
Estrecho. Para salvar estos troncos caídos, a veces lo haremos pasando por encima
y otras por debajo, aunque haya que meter la cabeza o parte de ella por debajo
del agua. También destacan los alisos, los fresnos, los sauces llorones, los
algarrobos. Formando un precioso bosque de galería y sotos fluviales donde en
algunos tramos los alisos y los fresnos, le roban el protagonismo a los
eucaliptos. Con especial mención a una preciosa planta de ribera que nos
acompañaría hasta las cercanías del estuario del Guadiaro: "La
Salicaria" (Lythrum solicaria) de la familia de las Litráceas. también conocida como la "Lisimaquia
roja" aunque en realidad es de color violeta, y su mata puede alcanzar una
altura de metro y medio repletas de flores color violeta.
Nuestra bióloga, especializada en botánica Mabel
Hidalgo Berutich nos informo que esta planta se encuentra en su apogeo desde
finales de primavera y durante el verano, en los pastizales y en las orillas de
ríos, canales y acequias de casi toda la península Ibérica, de hecho también es
conocida como "Arroyuela".
La salicaria ya era bien conocida en la época de Dioscórides, que la recomendaba para la disentería. También se cuenta que los ejércitos europeos de los siglos XVII y XVIII solían proveerse de reservas para combatir esta misma enfermedad, que causaba estragos en la tropa y la marinería.
La salicaria ya era bien conocida en la época de Dioscórides, que la recomendaba para la disentería. También se cuenta que los ejércitos europeos de los siglos XVII y XVIII solían proveerse de reservas para combatir esta misma enfermedad, que causaba estragos en la tropa y la marinería.
De la salicaria llama la atención su elevado contenido
en taninos, lo que explica su importancia como planta astringente, antidiarreica y antihemorrágica. Contiene
también flavonoides, mucílagos, antocianósidos y sales minerales de hierro. Los
herbolarios la dispensan principalmente como un excelente remedio natural para aliviar las diarreas nerviosas,
estacionales o víricas y las provocadas por cambios de agua, colitis,
intoxicaciones alimentarias leves o síndrome del colon irritable. La
infusión simple de salicaria también da
buenos resultados para detener las hemorragias nasales y bucales. Alivia
asimismo otras afecciones dermatológicas, como eccemas, forúnculos y urticarias. El uso tópico de salicaria con otras plantas afines ayuda a limpiar heridas, desgarros, cortes y
arañazos, y favorece su cicatrización (ver fórmula de herbolario). Las hojas frescas de salicaria en emplasto también ayudan a
cicatrizar heridas y quemaduras.
Al llegar a los 2,6 km desde el
inicio, el Hozgarganta describe un gran meandro en forma de cerrada curva a la
derecha, que atrochamos parcialmente, caminando por fuera, siempre paralelo al
mismo, hasta volver a adentrarnos en su cauce, por una zona que coincidía yo
con los dos últimos kilómetros donde el lecho es especialmente fangoso hasta el
punto que, de no llevar el calzado bien atado, se nos puede quedar sumergido en
el barro. Por este tramo, nos llamó la cantidad de barbos de distinto tamaño
que fueron saltando por delante, por el lado y por detrás nuestra y que en más
de una ocasión nos daban pequeños sustos, pues casis saltaban literalmente en
nuestra cara. Un cambio de temperaturas, ligeramente más fría, será la antesala
del lugar donde el Hozgarganta entrega sus aguas al Guadiaro.
2ª Parte: Desde la confluencia del
Hozgarganta y Guadiaro (km 5), hasta su desembocadura (km 12):
La "Y" que forman ambos
ríos, se encuentra a unos 5 km desde el inicio y está presidida por un precioso
sauce llorón. Hasta antes de llegar a este punto, no las tenía todas conmigo
para que pudiésemos llegar hasta la costa antes del atardecer, porque el
discurrir por el Hozgarganta se había visto ralentizado bastante avanzando
sobre su lecho fangoso o bien, debiendo afrontar largos tramos de nado, que ni
nos podíamos imaginar cuando recorríamos los primeros metros por el río sin
apenas agua, pero el Hozgarganta, siempre sorprende y pone a prueba tu
destreza, tu forma física, tu paciencia, y tu espíritu de aventura.
Sin embargo, dejar atrás el
Hozgarganta y enlazar con el Guadiaro, fue como salir de una carretera comarcal
con muchas curvas y firme en mal estado y adentrase en una autopista de cuatro
carriles o más, pues conforme uno va avanzando aguas abajo hacia el mar, el
caudal se va ensanchando paulatinamente. Un suelo de gravilla, pero mucho más
compacto nos permitió avanzar mucho más rápido, a veces por sus anchas orillas,
a veces por su lecho, poco profundo. Estamos en una zona catalogada de Especial Conservación de los Ríos Guadiaro y
Hozgarganta.
En comparación con el río Hozgarganta,
por el río Guadiaro, íbamos volando hasta el punto de que antes de darnos
cuenta alcanzamos el puente de hierro que une las pedanías de San Enrique de
Guadiaro en el margen izquierdo del río, fuera de nuestro campo de visión y la
localidad de Guadiaro, propiamente dicha, con la blanca espadaña del campanario
de su Iglesia presidiendo el horizonte al Sur. Impresionaba estar almorzando
debajo del puente, mientras los vehículos pasaban sobre él, algunos, a gran
velocidad y su estructura sonaba como si fuera a venirse abajo de un momento a
otro.
Luchando contra corriente, avanzábamos
desesperantemente despacio, al tiempo que las fuerzas se iban mermando, y fue
en aquel preciso instante cuando Mabel nos propuso que nos desplazraáramos hacia la orilla izquierda del río para ver si allí había menos profundidad, recordándonos que aunque teóricamente las "Fuerzas de Corioli" se suelen
relacionar con el movimiento de rotación de la Tierra que hace desviar los vientos con una dirección predominante que también queda plasmada en las corrientes oceánicas, y llega a influir incluso en la inercia de los ríos y a su vez en el desplazamiento de la tierra del fondo de los mismos.De tal modo que, por efecto
de la rotación de la tierra, en el hemisferio norte, la arena tiende a desplazarse
a la derecha en el fondo de los ríos con un caudal ancho, de manera que la
orilla izquierda por donde íbamos nadando, siempre es mas profunda que la
orilla derecha, donde si podíamos hacer pie. Justo lo contrario, ocurre en el
hemisferio Sur, que la tierra del fondo del río, tiende a desplazarse hacia la
izquierda.
Esta teoría, quedaría demostrada
cuando al divisar un camino alternativo que al menos durante unos 300 m
discurría paralelo a la orilla derecha, nuestros compañeros Eduardo "El
Último Samurai", Celia "la Hechicera du Sao Paulo" y la
debutante Loli, no se lo pensaron dos veces y nadaron hacia la lejana orilla
derecha, llamándonos poco después para informarnos de que desde la parte
central del cauce hacia su orilla derecha se hacía pie, por lo que no nos lo
pensamos dos veces y el resto del grupo nos trasladamos al centro del cauce,
hasta que ¡por fin!, casi veinticinco minutos después de nado continuo, mochila
en ristre volvíamos a caminar. Mientras tanto nuestro amigo Juan "El
Ilustrado", seguía navegando plácidamente con un flotador negro que se
había encontrado en la orilla la última vez que habíamos caminado por ella y que
a la postre terminaría convirtiéndose en uno de los protagonistas del último
tramo del recorrido.
De nuevo con los ánimos y las energías
renovadas, pasamos por debajo del puente de la A-7, aunque para llegar al mismo
tuvimos que afrontar otro largo trecho de nado obligado, sin hacer pie, hasta
poco después de llegar al mismo, donde volvimos a reagruparnos todo el grupo. A
partir de aquí el cauce del Guadiaro alcanza una anchura inaudita al resto de
los ríos que desembocan en el Mediterráneo andaluz, comparativamente podríamos
calificarlo como una especie de cauce amazónico. A partir del puente de la A-7
ya podemos percibir el olor a Mar. Esta zona conecta el litoral y los espacios protegidos de
la Red Natura 2000, Estuario del Río Guadiaro (ES6120003) y Fondos Marinos
Estuario del Río Guadiaro (ES6120034), con el cercano espacio de Los Alcornocales
(ES6170016), tiene un destacado valor ecológico que nos hacía sentir como
pequeñas cascaras de nuez atravesando la inmensa lámina de agua, que aún
teníamos que atravesar para llegar al último puente, que no es otro que el que
atraviesa la lujosa urbanización de Sotogrande, cuyas casas ya se dejaban
entrever al otro lado de las hileras de palmeras que flanquean algunos tramos
del estuario, una especie de sucursal de Miami o Beverly Hills a la andaluza,
donde se vive rodeado de lujos asiáticos, ignorando la belleza paisajística y
el alto valor ecológico del Estuario del Guadiaro que tuvimos el privilegio de
surcar hasta mas allá del último puente, afrontando otro último e interminable
tramo de nado, donde nos fuimos reagrupando como el Rosario de la Aurora, en un
último y titánico esfuerzo, para ahora sí, por fin, todos juntos, recorrer los
últimos metros del río hasta sentir sobre nosotros las olas del Mediterrraneo,
junto a las que nos hicimos la última foto de grupo.
Pues una fantastica lectura. Gracias por tremendo documento.
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