Capítulo 4:
Programa 8 bosques mágicos de Andalucía Sierra de Juárez / Sierra de Becerrero
(Sevilla)
Entorno: Sierra
de Juárez y del Becerrero (Al norte de Gilena y sur de Estepa, Sierra Sur de
Sevilla).
Cómo llegar: si venimos de Antequera, dirección Sevilla por la
A-92, hay que salirse a la altura de La
Roda de Andalucía, tomando la salida 123, coger dirección Pedrera, dejando este
municipio a la izquierda y poco después coger a la derecha y entrar en Gilena
por la calle principal, atravesándola y ya casi al final aparcar los coches en
una especie de rellano.Viniendo desde Sevilla el desvío está a la altura del km 97 de la A-92, justo después de Aguadulce, ya veremos el desvío hacia Gilena (salida 97), unos 8 km antes de llegar a Estepa.
Desde Ronda o Cádiz y otros puntos al el sur de Gilena, la mejor referencia
Campillos - Sierra de Yeguas - La Roda de Andalucia-Pedrera y Gilena.Tipo de ruta
: circular Longitud: 18 km
Dificultad:
Media (por la distancia, pues salvo a excepción de una cuesta puntual, las
pendientes son suaves y tendidas).
Tipo de
caminos: sendas y veredas
Mapa y
bibliografía: Biblioteca secreta de Don Manuel Manzanares “El Cartógrafo de su
Majestad”
Fecha de
realización: sábado 27 de diciembre de 2014, cielos despejados con bajas
temperaturas al inicio de la mañana, que apenas llegaron a los 11ºC al mediodía
y tendencia a nubes de transición al atardecer.
Desde la
provincia de Córdoba vinieron Rafa “El Califa” (desde Cabra ) y Héctor “El
Caimán de Puente Genil”, Mª Luisa “El Duendecillo de sierra Horconera” y sus
amigos Anabel PLaza y Javi Serrano: desde Puente Genil.
Desde
Sevilla: Ilde “El Vendaval del Moncayo”, El Indomable Jaime y Juan Enrique “El
Profeta de Nervión”. Desde
distintos puntos de la provincia de Málaga: “Rosa de la Comarca”, “Guillermina”
que aquel día debutaba con nosotros como nueva socia al igual que Jorge “El
Titán del Guadalevín”, Herminia “La Centella de O Cebreiro”, Miguel Fortes “El
Duque de la Viñuela”; Paco “El Generoso” que batió el record de la cesta de
navidad mas grande jamás vista en una ruta de senderismo, Eduardo “El Último
Samurai”, Paco Jaime “El Marqués de Cáceres”, Ilse “La gacela de la Selva Negra”,
Juan Ignacio Amador “El Comandante” y nuestros anfitriones de lujo Manuel
Manzanares “El cartógrafo de su majestad” y su mujer Carmen “Galadriel”, que
una vez mas nos volvieron a sorprender con esta ruta de coleccionistra que
superó ampliamente todas nuestras expectativas.
Las sierras
de Juárez y la vecina sierra del Becerrero está cubierta de parajes de
gran interés paisajístico prácticamente desconocidos en comparación con otras
sierras y parques naturales mucho mas visitados, como suele ocurrir en otras
zonas, a esta sierra se la conoce popularmente con el nombre del pueblo que se
asienta a sus pies. En este caso, se la conoce localmente como sierra de
Gilena. Aunque técnicamente son mas bien, dos sierrezuelas unidas
coorespondiendo la mayor parte de la sierra de Juárez a Gilena y la sierra del
Becerrero al t.m. de Estepa y en menor extensión a Lora de Estepa y Pedrera.
En ambas
sierras se suceden bosques de pino carrasco y piñonero, restos de encinares y
acebuchal; que albergan numerosas especies de animales y plantas. Está
protegida por el Plan de Protección Especial del Medio Físico de la Provincia
de Sevilla, como " Complejo Serrano de interés Ambiental", con sus
3.910 has es un referente en la comarca.
El punto mas
alto corresponde a la sierra del Becerrero con 846 msnm, un cerro alomado que
se encuentra asaeteado por antenas de repetición y que debido a las bajas
temperaturas invernales en la zona, suele amanecer nevado, mas de una mañana
cada invierno, así como algunas montañas mas bajas de la zona, como el cerro
donde se encuentra el castillo de Estepa.
La
vegetación predominante es el bosque mediterráneo con encinas, acebuches, coscoja,
cornicabra, madroños y pinos de repoblación pero lo que la hace un área
relevante son sus especies rupícolas que se refugian en los cortados calizos
entre los que destacan el "Rupicapnos africana" y "Narcissus
fernandesii" en peligro de extinción. En cuanto a las especies de fauna
destacan por su variedad, las aves, teniendo como principales a las
rapaces: Aguila Perdicera y Culebrera, Búho Real, Cernícalo Primilla y Halcón
Peregrino y otras como Piquituerto, Collalba Negra, Pito Real, Vencejo Real,
por citar algunas. En definitiva, una sierra de media o baja montaña, pero
no por ello, menos interesante y que sorprenderá a muchos.
Desde el punto de encuentro ya corría con generosidad el Anis del MOno que había traido Paco Jaime "El Marques de Cáceres"
Breve
descripción de la ruta:
Como
punto de referencia para el inicio y final de esta ruta nos dirigimos a la
salida del pueblo de Gilena, justo al inicio de la carretera A-353 que nos
llevaría hasta Estepa. Pues bien en el margen izquierdo de la carretera se
encuentra un curioso recinto vallado que alberga dos de los símbolos principales de esta localidad por una parte: la ermita de Nuestra Señora de la
Salud (Patrona de Gilena) y por otra parte, un cuidado parquecito con su estanque, su bar y sus patitos, donde e
encuentra el manantial que allí se conoce como “El Ojo”, fuente pública que
suele dar muy buen agua, manteniendo un caudal regular todo el año.
Este manantial está considerado como nacimiento del arroyo de Gilena, que en su curso de Este a Oeste atraviesa las calles por medio de zanjas y desagua en el Salado de Osuna. Alrededor de su nacimiento hay un parque de ocio con abundante vegetación autóctona. De las aguas del "Ojo de Gilena" se utilizaba su energía hidráulica para mover los molinos de harina que construyeron los árabes a lo largo de la ribera, que una vez reconquistada la zona por los cristianos, estas tierras pasan a la Orden Militar de Santiago, siendo muy codiciados los molinos y huertas de Gilena por los alcaldes y comendadores para sus mayorazgos. Aunque es en el siglo XVII cuando realmente se origina el núcleo de población que llega hasta nuestros días.
Este manantial está considerado como nacimiento del arroyo de Gilena, que en su curso de Este a Oeste atraviesa las calles por medio de zanjas y desagua en el Salado de Osuna. Alrededor de su nacimiento hay un parque de ocio con abundante vegetación autóctona. De las aguas del "Ojo de Gilena" se utilizaba su energía hidráulica para mover los molinos de harina que construyeron los árabes a lo largo de la ribera, que una vez reconquistada la zona por los cristianos, estas tierras pasan a la Orden Militar de Santiago, siendo muy codiciados los molinos y huertas de Gilena por los alcaldes y comendadores para sus mayorazgos. Aunque es en el siglo XVII cuando realmente se origina el núcleo de población que llega hasta nuestros días.
Volviendo
a la descripción de la ruta, si nos ponemos frente a la fachada de la ermita,
en cuya esquina nos encontramos con el tradicional buzón amarillo de correos,
la ermita hace de cuña entre dos calles, una calle a su izquierda, que será por
donde llegaremos, completando el trazado circular y otra a la derecha, que es
la carretera propiamente dicha Gilena-Estepa A-353, por cuyo margen izquierdo
iniciaremos los primeros 400 m de recorrido, feo inicio, pero en ocasiones inevitable con la compañía del asfalto. No es
caro peaje, pues dejaremos atrás la carretera en escasos 5 minutos, tan pronto,
tomamos a la derecha el Camino del Caño, una pista terriza que discurre paralela
a una cantera de áridos que llevamos a nuestra izquierda. Al principio la pista
llanea y poco después comienza a ganar altura, estando atentos a un sendero que
sale a nuestra izquierda y se adentra en el olivar, llegando en escasos minutos
a un joven bosque de pinos de repoblación.
Encontrándonos con un cruce de balizas con el membrete “Red de senderos de la Sierra de Gilena”, coincidiendo nuestra trayectoria con la baliza que indica “Mirador” y que a partir de aquí nos llevará en tendida ascensión, en dirección N-E, el sendero está muy bien marcado, la mayor parte del tiempo caminamos bajo la sombra de los pinos, a veces los zig-zags son tan cerrados que podemos atrochar ladera arriba, siempre con cuidado de no pisar los preciosos lirios morados y narcisos blancos (Narcicus Papyraceus) que se alternaban con los lirios en los márgenes del camino.
Encontrándonos con un cruce de balizas con el membrete “Red de senderos de la Sierra de Gilena”, coincidiendo nuestra trayectoria con la baliza que indica “Mirador” y que a partir de aquí nos llevará en tendida ascensión, en dirección N-E, el sendero está muy bien marcado, la mayor parte del tiempo caminamos bajo la sombra de los pinos, a veces los zig-zags son tan cerrados que podemos atrochar ladera arriba, siempre con cuidado de no pisar los preciosos lirios morados y narcisos blancos (Narcicus Papyraceus) que se alternaban con los lirios en los márgenes del camino.
No
tardamos en salir a una pista terriza, que viene a cruzarse en nuestra
trayectria y que tomaremos durante un corto trecho a nuestra izquierda, pero la
abandonamos tan pronto llegamos a una curva cerrada de derecha, para tomar un
marcado sendero, que continúa ladera arriba, caminando de nuevo bajo la sombra
de los pinos, manteniéndonos en paralelo a una pequeña cañada y encontrándonos
de vez en cuando con algunas flechas rojas pintadas en alguna roca que
coinciden con nuestra trayectoria.
Conforme
vamos llegando a la parte alta de la loma el bosque se va despejando y los
páramos con matorral bajo, típicos de cotos de caza menor, se alternan con
pequeños bosquetes o pinos mas dispersos, llama la atención de rocas calizas
dispersas por la loma y a veces amontonadas artificialmente, durante un buen
rato, las antenas de repetición sobre el punto mas alto de la sierra de
Becerrero, se nos antojarán relativamente cercanas a menos de dos kilómetros a
nuestra derecha.
No obstante, nuestro guía “El Cartógrafo de su Majestad”
desaconsejó ampliar la ruta hasta este punto para evitar un tramo de 1 km y
otro de ida por un tramo de pista asfaltada que le restaría encanto, sin que el
entorno, superar en belleza a lo que aún nos quedaba por lo tanto, y siendo
estos días tan escasos de horas de luz, fuimos a lo práctico.
Durante
un corto trecho fuimos descendiendo hacia una cañada que llega hasta la cercana
localidad de Estepa, si bien esta localidad no llega a verse en todo el
recorrido. La localidad que sí podíamos contemplar desde este punto era, de
nuevo, Gilena a nuestra izquierda, al S-O de nuestra posición. Tras la cañada,
nueva ascensión, siempre de perfil suave, esta vez llegando hasta la parte alta
de la Loma de Las Flores, donde nos encontramos con una curiosa torre metálica
de vigilancia contra incendios.
Desde
esta loma, volvimos a descender esta vez de forma mas pronunciada y
zigzagueante, viniendo a salir a la altura de una curiosa cada de piedra, junto
a la carretera Ginela-Estepa A-353, entre los kilómetros 4 y 5, tomando la
carretera a nuestra derecha y caminando por ella unos 200 m dirección Estepa,
dejándola para adentrarnos por una pista terriza, mediante la cual
comenzamos adentrarnos en la sierra de
Juárez. La pista discurre por el perímetro del bosque, de manera que la mayor
parte del mismo lo llevamos a nuestra izquierda y a la derecha queda una ancha
vaguada salpicada de retamas, unos 300 m mas allá de donde la pista terriza se
convierte en vereda, decidimos almorzar en una zona soleada junto a unas
retamas en el margen del camino.
Después
del almuerzo con dulces navideños, bebidas a gogó y hasta gominolas de postre,
continuamos la caminata con perfil prácticamente llano, asando junto a algunos
pinos de grandes dimensiones, y después de atravesar una pequeña cañada,
afrontamos el tramo de subida mas pronunciado de toda la ruta se trata de la
Loma de Los Colchones, a caballo entre la linde de Estepa cuyo término
municipal queda a nuestra derecha y el de Gilena que va quedando a nuestra
izquierda, entre villancicos risas y bromas se fue demorando la cola del grupo
hasta reagruparnos en una zona llana, previa al mirador de la Acebuchosa,
emblemático enclave de la ruta, que da vistas hacia la localidad de Gilena a
nuestros pies, allí nos encontramos con varias balizas de la red de senderos de
la sierra de Gilena, pero nosotros nos desviamos a nuestra derecha, pasando
junto a una antigua era de grandes dimensiones y continuando el sendero ladera
arriba, que en suave perfil zigzagueante nos lleva hasta la cumbre de la Acebuchosa
propiamente dicha, unas barandillas de madera hacen las veces de balconada con
vistas a la campiña sevillana donde podemos contemplar al norte la localidad de
El Rubio y al oeste las localidades de Aguadulce y parte de Osuna. Junto a
estas barandillas de maadera nos encontramos con un elaborado poste, donde se
ha colocado una buena colección de tablillas que en las correspondientes direcciones,
lo mismo nos señala: Veleta a 172 km dirección ESTE, que cataratas de Iguazú
18.753 Km dirección suroeste o Noruega 6.124 km al norte.
La
elaborada colección de tablillas bien merecen la foto de rigor, así como los
restos del refugio de piedra que nos encontramos unos metros mas arriba, tras
el cual se encuentra la base cuadrangular de cemento del desaparecido vértice
geodésico (que tal vez haya sido derribado por un rayo o tal vez por algunos
vándalos).
Allí nos hicimos otra foto de grupo, esta cumbre tiene la peculiaridad de estar colonizada por el bosque de pinos que es el gran protagonista de la ruta, por lo que las mejores vistas del entorno las obtenemos hacia el norte y el oeste desde las mencionadas barandillas. Y hacia el sur desde el mirador de la Acebuchosa, al que regresamos en escasos minutos, esta vez descendiendo a través de un sendero, parcialmente cubierto por un curioso sistema de peldaños de madera, reforzados con una alambrada (imaginamos que para frenar su deterioro).
Allí nos hicimos otra foto de grupo, esta cumbre tiene la peculiaridad de estar colonizada por el bosque de pinos que es el gran protagonista de la ruta, por lo que las mejores vistas del entorno las obtenemos hacia el norte y el oeste desde las mencionadas barandillas. Y hacia el sur desde el mirador de la Acebuchosa, al que regresamos en escasos minutos, esta vez descendiendo a través de un sendero, parcialmente cubierto por un curioso sistema de peldaños de madera, reforzados con una alambrada (imaginamos que para frenar su deterioro).
De
regreso al mirador de la Acebuchosa, la inevitable foto de grupo con Gilena
allí abajo, casi a tiro de piedra y Pedrera, algo mas alejada en la misma
trayectoria.
Podríamos haber tomado la pista terriza, conocida como el camino de Los Corralones, que en menos de un kilómetro de descenso rectilíneo, nos hubiera llevado directo a Gilena, pero como la ruta era de perfil suave y aún quedaba luz suficiente. Seguimos con el plan previsto, de regresar sobre nuestros pasos a la Loma de Los Colchones, desviándonos poco después hacia la derecha, dirección N-E, es decir, casi en sentido contrario a Gilena, adentrándonos de nuevo en el denso pinar de la sierra de Juárez, por donde los rayos de sol de la tarde se filtraban entre las copas de los pinos, regalándonos curiosos juegos de luces y sombra, que alternado con el color claro de las abundantes rocas dispersas en los márgenes del sendero, de caprichoso trazado zig-zagueante, nos recordaba a ese otro pinar con mucho encanto, donde se encuentra el camping de Villanueva del Trabuco entre las sierra Gorda y la sierra de San Jorge.
En dirección, N-E, caminamos cerca de kilómetro y medio, girando casi 160º a la derecha, comenzando a caminar en dirección SUR, casi en línea recta con el mismo tipo de paisaje, pero de perfil descendente, hasta llegar al lugar donde unas barandillas de madera, marcan el perímetro del bosque de pinos y comienza el olivar, que rodea a la localidad de Gilena, donde llegamos bajo la luz de la tarde con la silueta de la crestería de la sierra del Torreón al sur de nuestra trayectoria, hasta ponernos a la altura de las casas de Gilena, entrando por la calle que nos llevaría de nuevo hasta el Manantial del Ojo, junto a la cercana ermita de Nuestra Señora de la Salud.
Podríamos haber tomado la pista terriza, conocida como el camino de Los Corralones, que en menos de un kilómetro de descenso rectilíneo, nos hubiera llevado directo a Gilena, pero como la ruta era de perfil suave y aún quedaba luz suficiente. Seguimos con el plan previsto, de regresar sobre nuestros pasos a la Loma de Los Colchones, desviándonos poco después hacia la derecha, dirección N-E, es decir, casi en sentido contrario a Gilena, adentrándonos de nuevo en el denso pinar de la sierra de Juárez, por donde los rayos de sol de la tarde se filtraban entre las copas de los pinos, regalándonos curiosos juegos de luces y sombra, que alternado con el color claro de las abundantes rocas dispersas en los márgenes del sendero, de caprichoso trazado zig-zagueante, nos recordaba a ese otro pinar con mucho encanto, donde se encuentra el camping de Villanueva del Trabuco entre las sierra Gorda y la sierra de San Jorge.
En dirección, N-E, caminamos cerca de kilómetro y medio, girando casi 160º a la derecha, comenzando a caminar en dirección SUR, casi en línea recta con el mismo tipo de paisaje, pero de perfil descendente, hasta llegar al lugar donde unas barandillas de madera, marcan el perímetro del bosque de pinos y comienza el olivar, que rodea a la localidad de Gilena, donde llegamos bajo la luz de la tarde con la silueta de la crestería de la sierra del Torreón al sur de nuestra trayectoria, hasta ponernos a la altura de las casas de Gilena, entrando por la calle que nos llevaría de nuevo hasta el Manantial del Ojo, junto a la cercana ermita de Nuestra Señora de la Salud.
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