Cómo llegar al inicio
de ruta: Desde el km 13 de la carretera San Pedro-Ronda, entramos al parque por
Conejeras como si fuésemos hacia el A.R. de Quejigales, después de remontar las
curvas que hay pasada la Nava de San Luis, tomamos el desvío a la derecha,
dirección Pinsapo de la Escalereta-Tolox, dejaremos a nuestra derecha, el desvío
hacia el Puntal de la Mesa y Pinsapo de la Escalereta, unos 3 km más allá la
Majá de Paco Agüera (inicio de la ruta de coleccionistas para llegar a la
Alcazaba) y unos 2 km más allá, después de una cerrada curva a la derecha y a
mitad de una recta en descenso, vemos una rampa con un murete de piedra medio
derruido, donde se intuye el inicio del sendero.
Con inicio y final:
en el punto del carril donde desemboca el sendero procedente del Pinsapar de La
Yedra (por donde nosotros bajamos después de bajar de La Alcazaba). Unos 2 km
más allá de la "Majá de Paco Agüera".
Localidad de referencia: Parauta.
Trazado: Circular, con ramal de inicio y final lineal.
Dificultad: Alta
Duración: 9 Horas
Distancia: 11,5 km
Desnivel Acumulado de
subida/bajada: 1.380 m
Punto más bajo: 1.105
m (donde dejamos los coches en el carril)
Punto más alto: 1.919
m Torrecilla
Pero hay que tener en
cuenta que perdemos altura y volvemos a ganar altura, al menos tres veces, pues
son tres las cañadas que tenemos que atravesar: dos a la ida y una a la vuelta,
mas algunos toboganes intermedio que al final acaban sumando casi 1.400 m.
Participantes:
Como guía, coordinador y anfitrión de lujo contamos con Jorge Castrillo
"El Titán del Guadalevín", acudieron
a la cita algunos de nuestros mas ilustres montañeros/as como: Maria José
Fernández "La Alpinista", el Doctor Leal, Salva "El
Ornitólogo", Elena "la Chica que hablaba con los árboles", Lena
"la Amazona bielorrusa", Arnaud "El Soltero de Oro", Isabel
Delgado "La Elegancia del Silencio", Manuel Navero "El Espíritu
de Viriato", Javier Andrés "El Pionero" y un servidor: Juan
Ignacio Amador.
A
TENER EN CUENTA: Esta ruta no es apta
para personas con vértigo. En esta ruta es obligatorio el uso de arnés y bagas
de anclaje o disipadores de vía ferrata. El casco también es muy recomendable,
pues pasamos por debajo el Tajo Bermejo y podría caernos alguna piedra movida
por una cabra montesa.
El
uso de botas de trekking o zapatillas de trekking es fundamental. Así como un
mínimo de 3´5 litros de agua por persona que pueden quedarse cortos por el
extenuante tramo de ascensión y la adrenalina que se quema en el Paso del
Cristiano y la aproximación al mismo, que también quemará parte de nuestras
energías. Sobre todo si la jornada es soleada y con poco viento (quedarse sin
agua a media subida puede ser fatal en una jornada calurosa).
Abstenerse
de hacer esta ruta en los meses de calor.
Hay algunos tramos sin
sendero por zonas muy descompuestas. La base del Tajo Bermejo es peligrosa por
la caída de piedras desde arriba del Tajo Bermejo. El Paso del Cristiano
técnicamente es fácil (Grado I) pero muy expuesto. Tiene una cuerda estática y
en diciembre 2018, el cable de vida se encontraba en muy buen estado, aunque algunos anclajes
están rotos, aparentemente por impactos de rocas. Recomendable llevar equipo de
ferrata por seguridad.
Bibliografía y
enlaces de referencia:
Enlace de referencia
a la Crónica Pasos Largos:
http://pasoslargos.com/es/hazte-socio/13-juan-mena.html
Crónica de Manuel
Limón:
Video del Paso del
Cristiano:
https://www.youtube.com/watch?v=9CqAsztKxn0
Descripción del recorrido:
La
ruta comienza unos 5 km más allá de la plazoleta cercana al Pinsapo de la
Escalereta, siempre en dirección Tolox, llevando a nuestra izquierda en primer
lugar Las Turquillas y más adelante las laderas que descienden del cerro
Alcazaba, con el imponente perfil del Torrecilla siempre frente a nosotros y a
nuestra derecha una profunda caída hacia el valle del río Verde.
Una
vez aparcado los vehículos en la zona conocida como "El Cargadero"
(aprox. 1.050 m), caminamos un corto trecho por el carril que rápidamente
abandonamos por el sendero, que ladera arriba se dirige hacia el "Pinsapar
de la Yedra", el sendero mantiene un perfil ascendente por la Loma del
Pastizal, pero no demasiado empinado en sus inicios, lo cual es ideal para ir
calentando músculos poco a poco. A nuestra izquierda tenemos la muela rocosa
que corona al cerro Alcazaba que pronto perderemos de vista hasta un poco mas adelante, lo que
sí podemos ver es una zona de cortados con algunas covachas en el lugar conocido
como la Mesilla, que podríamos considerar como su antecumbre. En menos de media
hora habremos llegado al "Puerto de la Perdiz", lugar desde donde
podemos intuir el siguiente tramo de la ruta con la vista puesta en el Tajo
Bermejo, que visto desde la distancia se antoja de difícil acceso y mucho más
la progresión por el "Paso del Cristiano" que mas que verse se intuye
más allá, aunque sólo quienes ya lo han hecho con anterioridad podrán ubicarlo
desde esta posición.
En
el "Puerto de la Perdiz" abandonamos el sendero del "Pinsapar de
la Yedra" por donde vamos a regresar, y tomaremos un ramal de difuminada
senda de cabras a la derecha, que a veces se verá invadida de maleza,
principalmente aulagas, zarzas, piornal y grandes sabinas que nos obligarán a
caminar sobre las mismas o a dar pequeños rodeos, sin que sea demasiado
complicado adivinar la continuidad de la senda para cualquier montañero con un
mínimo de experiencia. El primer hito que nos encontramos por esta difuminada
senda de cabras es "la Fuente de Perdiz", pilón excavado en la roca,
actualmente invadido de zarzas y matagallos.
A continuación salvamos la barranquera por donde discurre el cauce (generalmente seco) del arroyo de Pilones, que marca la divisoria entre las cumbres del Cerro Alcazaba, a nuestra espalda y imponente mole de La Torrecilla frente a nosotros, y una vez superada esta barranquera, llevaremos La Torrecilla a nuestro costado izquierdo, y a nuestra derecha, la imponente caída hacia el Valle del río Verde. Superada esta primera barranmquera, nos espera un pronunciado tramo de ascensión, que podemos hacerlo bien de forma directa para después faldear, o bien en perpendicular poco a poco, de forma gradual, por aquí el sendero resulta menos visible por la abundancia de lapiaz y esparto, además se presta a ascender por donde a cada uno le resulte mas asequible.
A continuación salvamos la barranquera por donde discurre el cauce (generalmente seco) del arroyo de Pilones, que marca la divisoria entre las cumbres del Cerro Alcazaba, a nuestra espalda y imponente mole de La Torrecilla frente a nosotros, y una vez superada esta barranquera, llevaremos La Torrecilla a nuestro costado izquierdo, y a nuestra derecha, la imponente caída hacia el Valle del río Verde. Superada esta primera barranmquera, nos espera un pronunciado tramo de ascensión, que podemos hacerlo bien de forma directa para después faldear, o bien en perpendicular poco a poco, de forma gradual, por aquí el sendero resulta menos visible por la abundancia de lapiaz y esparto, además se presta a ascender por donde a cada uno le resulte mas asequible.
Una
segunda barranquera por donde discurre el cauce seco del "Arroyo de las
Cuevas del Moro", ya nos deja muy cerca de nuestra llegada al "Tajo
Bermejo" que con la alternancia de vetas negras y de color anaranjado,
marrón y bermejo, nos recuerda a otros tajos del Parque como el Tajo de la
Caina o el Tajo Añicle (Sector Tolox-Yunquera). Sin lugar a dudas, es uno de
los hitos geológicos más destacados de nuestro itinerario, tal y como hicieron
algunos compañeros, aunque todavía queda un último tramo hasta llegar al "Paso del
Cristiano" no es ninguna tontería colocarse el casco, a partir de aquí,
porque gran parte del siguiente tramo caminaremos bajo altos tajos de donde nos
podría caer una piedrecilla en cualquier momento desplazada por alguna cabra
montesa o por pequeños desprendimientos que se pueden producir en cualquier
montaña con grandes escarpes como esto (aunque casi siempre tendamos a pensar,
que no vamos a tener tan mala suerte que nos va a tocar a nosotros, la verdad
es que sería el colmo de la mala suerte, pero "quien evita la ocasión,
evita el peligro").
El
Tajo Bermejo nos sorprende tanto por su magnificencia, que nos hace retomar
conciencia sobre "qué poca cosa somos al lado de una montaña", como
de las pequeñas maravillas que atesora, líquenes fosilizados en sus paredes,
restos de antiguos refugios de pastores, una solitaria y tremenda encina
tricentenaria, muy fácil de distinguir desde la distancia. Una mágica encina que
nos cautivó por su belleza, bajo la cual nos hicimos la primera foto de grupo.
Los andenes que se encuentran a los pies del Tajo Bermejo, aunque no resulten
visibles desde la distancia, nos dan tregua con varios metros de anchura para
caminar sin temor a la verticalidad de la profunda caída que tenemos a nuestra
derecha, siempre hacia el Valle del Río Verde.
Y es por ello que también merece
la pena recrearnos con tan magníficas vistas, destacando como principales hitos
orográficos: La atalaya del Cerro Alcazaba al N-O, que la mayor parte de este
primer tramo hemos llevado a nuestra izquierda o a nuestra espalda, al igual
que los míticos cerros Abanto y Alcojona al Oeste que albergan las barranqueras
que dan origen al nacimiento del río Verde; la Crestería de Sierra Palmitera al
S-O por encima de la cual pronto comenzaremos a ver el peñón de Gibraltar y
toda la zona del Estrecho, que en aquella jornada de cielos cristalinos nos
permitió recrearnos con el Rif de Marruecos. El inabordable cerro del Duque al
Sur, y la Sierra Real y Sierra Blanca de Istán, Marbella y Ojén al S-O con todo
el perfil del Salto del Lobo hasta La Concha, y entre todos estos hitos y
nosotros, allí abajo el valle del Río Verde y su red de carriles aledaños que
desde allí arriba vemos como finas líneas curvas que se antojan muy lejanas.
hacia el Este y hacia el Norte, las mismas laderas del Torrecilla nos impiden
ver más allá.
volvemos
a adentrarnos por zona farragosa y abrupta, por donde parece imposible que
pueda continuar el desdibujado sendero que atraviesa una última barranquera más
pequeña, pero de agreste perfil, conocida como "Cañada de Blas", ahora
sí que debemos estar atentos porque no caminaremos ni 50 m mas allá hasta
llegar a otra encina solitaria, que una vez superada, nos da tregua con un
pequeño rellano para que los compañeros procedan a colocarse como mínimo: arnés
y bagas de anclaje, que siempre podemos reforzar con un casco y un puño.
Desde aquí, giraremos casi 120 º a nuestra izquierda, remontando una pendiente rocosa que nos situará en la entrada del denominado "Paso del Cristiano", estos pasos expuestos localmente son conocidos en la Sierra de las Nieves como "coladas", siendo las más conocidas: "la Colada del Tejo" (ruta Cerro Corona-Torrecilla) y "la Colada del paso del Cristiano", que describimos brevemente a continuación, pudiéndola dividir en tres partes: Primero debemos superar una chimenea de unos 15 m con cuerda fija, se trata de una pared casi vertical, que en su parte izquierda presenta una canal donde nos resultará más fácil la progresión por tener varios salientes para apoyar los pies para quienes sean más habiles en la trepada. Sin embargo la cuerda fija discurre por su parte central, algo más lisa y empinada, pero con un par de salientes que nos sirven de descansillo a media subida, que en cualquier caso resultará muy fácil para quienes dominen las trepadas. Si en el grupo lleváis alguien un poco mas torpe, una cuerda extra, siempre viene bien para asegurarnos el arnés con un compañero que te asegure desde arriba.
Desde aquí, giraremos casi 120 º a nuestra izquierda, remontando una pendiente rocosa que nos situará en la entrada del denominado "Paso del Cristiano", estos pasos expuestos localmente son conocidos en la Sierra de las Nieves como "coladas", siendo las más conocidas: "la Colada del Tejo" (ruta Cerro Corona-Torrecilla) y "la Colada del paso del Cristiano", que describimos brevemente a continuación, pudiéndola dividir en tres partes: Primero debemos superar una chimenea de unos 15 m con cuerda fija, se trata de una pared casi vertical, que en su parte izquierda presenta una canal donde nos resultará más fácil la progresión por tener varios salientes para apoyar los pies para quienes sean más habiles en la trepada. Sin embargo la cuerda fija discurre por su parte central, algo más lisa y empinada, pero con un par de salientes que nos sirven de descansillo a media subida, que en cualquier caso resultará muy fácil para quienes dominen las trepadas. Si en el grupo lleváis alguien un poco mas torpe, una cuerda extra, siempre viene bien para asegurarnos el arnés con un compañero que te asegure desde arriba.
El
segundo tramo, es un sencillo tobogán de unos 10 m de longitud, en este caso,
incluso para mí, que con diferencia era "el único torpe del grupo"
resultó muy fácil, hasta el punto de que los mas experimentados lo pudieron pasar caminando (aunque siempre asegurados), como Lena en esta imagen.
Y
en tercer lugar llegamos al último tramo, seguramente el más fotografiado, por
ser el más expuesto a una tremenda caída hacia la izquierda, pero curiosamente,
el que hice más tranquilo, pues en todo momento vamos asegurados con las bagas
de anclaje a un cable de acero (que a fecha Diciembre 2018), presentaba unas
grapas muy bien fijadas. Su longitud aproximada, si la memoria no me falla con
la tensión del momento, es de unos 20 m de largo, tres o cuatro tramos, en cada
uno de ellos debemos desenganchar una baga de anclaje y pasarla al siguiente,
igual que en una vía ferrata. A pesar de mi vértigo, lo hice relativamente
tranquilo porque la mitad del tiempo se hace caminando con algo de repisa y la
salida es con un poco de tobogán donde debemos trepar un poco, pero es una
trepada más sencilla que en el primer tramo y que nos ha servido a modo de buen
entrenamiento.
No
quisiera alentar a que cualquier persona pueda realizar este paso, pero también
afirmo que cualquier persona sin vértigo, y sobre todo con un mínimo de
experiencia en vías ferratas, con el equipo necesario y siempre yendo
acompañado de alguien con experiencia que domine las trepadas, podrá superar
este paso sin problemas. Yo tengo vértigo y mi truco fue: estar todo lo
tranquilo que pude, mirar a la pared en los pasos más expuestos y concentrarme
al 100% en cada paso, siguiendo las instrucciones de los compañeros mas
cercanos y con la tranquilidad de tener a mi Gran Amigo y hermano del Alma
Jorge Castrillo Orellana "El Titán" cerca de mí en todo momento.
Llevaban
razón amigos como Manuel Limón, Paco Castillo, el Doctor Leal, Herminia o Jorge Castrillo cuando previamente al Día-D,
me decían que técnicamente era mucho más sencillo de lo que parecía. Sin embargo,
una vez finalizado este mítico paso, aún
queda salir de allí por dos cortos andenes con caídas abismales a la izquierda,
hasta que por fin llegamos a un otro bosquete de encinas donde aprovechamos
para quitarnos arneses, cascos, bagas, etc... y disfrutar de los últimos metros
de sombra, antes de encarar los siguientes 500 m finales de ascensión ininterrumpida
por la ladera de la solana.
Nada
mas reanudar la marcha, comprobé que Jorge llevaba razón cuando tras su
preparatoria me comentaba: "Juani, lo más duro no es el Paso del
Cristiano, sino lo que viene después, un extenuante lapiaz de piedra suelta,
conocido como CANCHAL DE LAS MONTESAS", que de hecho, puso a prueba la
resistencia física y mental de cada uno de nosotros, que en zig-zag, fuimos
superando la fuerte pendiente, hasta comenzar a caminar por la primera de las
denominadas "Plazoletas" donde caminamos sobre los restos de antiguos
glaciares, tramos de caliza compacta de fuerte pendiente, pero donde las botas
agarran muy bien y sus redondeadas gradas favorecen ganar altura rápidamente de
forma muy cómoda. Intercalándose con algunos tramos de lascas sueltas, entre
las que destacaban cristalinos ejemplares de calcita (color ámbar), como si
fueran caramelos gigantes brillando al sol, la tentación de coger uno era
grande para mi colección de minerales, pero lo justo que iba de fuerzas y las
broncas que me echa María cada vez que llego con una nueva piedra a casa, me
disuadieron de profanar la montaña dejándolo todo tal y como estaba.
Llegados a la tercera Plazoleta (tercera huella de glaciar), la cumbre ya queda a tiro de piedra y ver las siluetas y escuchar las voces de excursionistas que han llegado a la cumbre por el sendero tradicional, hace que ya te de el subidón y te recuperes rápidamente del esfuerzo que conlleva esta extenuante ascensión.
Tal y como estaba previsto, el descenso lo realizamos en dirección N-O, hacia Puerto Alto, donde quejigos centenarios recortan la silueta del cielo dibujando fantasmagóricas estelas a lo Tim Burton junto al inexistente sendero, que trazan nuestros pies, haciendo buena la frase de "caminante no hay camino, se hace camino al andar". Y así comenzamos a cruzar la cabecera del Arroyo Pilones, formada por dos pequeñas barranqueras generalmente secas, después de pasar por una represa, caminaremos en paralelo a una de ellas o directamente por dentro de la misma barranquera, generalmente seca y de fácil tránsito, hasta que llega un momento que por nuestra derecha se nos une la Cañada del Cedro o de Horcajuelos, momento a partir del cual, ya tenemos a la vista el Pinsapar de la Yedra, al que accederemos faldeando a media altura de la margen derecha del barranco de Pilones, que según el sentido de la marcha, a partir de este momento quedará abajo, a nuestra izquierda.
Llegados a la tercera Plazoleta (tercera huella de glaciar), la cumbre ya queda a tiro de piedra y ver las siluetas y escuchar las voces de excursionistas que han llegado a la cumbre por el sendero tradicional, hace que ya te de el subidón y te recuperes rápidamente del esfuerzo que conlleva esta extenuante ascensión.
Tal y como estaba previsto, el descenso lo realizamos en dirección N-O, hacia Puerto Alto, donde quejigos centenarios recortan la silueta del cielo dibujando fantasmagóricas estelas a lo Tim Burton junto al inexistente sendero, que trazan nuestros pies, haciendo buena la frase de "caminante no hay camino, se hace camino al andar". Y así comenzamos a cruzar la cabecera del Arroyo Pilones, formada por dos pequeñas barranqueras generalmente secas, después de pasar por una represa, caminaremos en paralelo a una de ellas o directamente por dentro de la misma barranquera, generalmente seca y de fácil tránsito, hasta que llega un momento que por nuestra derecha se nos une la Cañada del Cedro o de Horcajuelos, momento a partir del cual, ya tenemos a la vista el Pinsapar de la Yedra, al que accederemos faldeando a media altura de la margen derecha del barranco de Pilones, que según el sentido de la marcha, a partir de este momento quedará abajo, a nuestra izquierda.
El
acceso al solitario y maltrecho pinsapar de Cubero es un tanto agrio, pues se
realiza faldeando un aulagar por donde debemos abrirnos paso como mejor
podamos, por tenues restos de difuminados senderos de cabras, que desaparecen
cada pocos pasos. Y una vez que llegamos al "olvidado o/y abandonado Pinsapar
de La Yedra" (al menos entre 2012 que lo visité por primera vez y la fecha
de realización de esta ruta en Diciembre de 2018), cuesta mucho encontrar el
antiguo sendero.
Sirva
como referencia caminar en todo momento, paralelos al Barranco de Pilones, que
en todo momento llevaremos a nuestra izquierda, a unos 70-90 m de distancia,
aunque obviamente en poco tiempo la distancia se irá ampliando respecto al
barranco, pues nosotros debemos intentar mantener la curva de desnivel y el
barranco, cada vez estará más bajo, y por lo tanto más alejado de nosotros.
Mientras tanto, como os iba diciendo, debemos faldear por una empinada ladera
que va a convertir nuestro tránsito en una especie de jinkana entre árboles caídos
que se cruzan en nuestra trayectoria, lascas desprendidas que se desplazan bajo
nuestros pies y zonas de tierra húmeda con tendencia a hacernos resbalar en
cualquier momento.
Este tramo no es que sea especialmente difícil, ni peligroso, pero sí resulta algo incómodo y requiere de mucha paciencia y sentido del humor, hasta que después de pasar lo que parece el vallado de un antiguo vivero, que debemos dejar a nuestra derecha, comenzamos a ver hitos de piedra, que manteniéndose sobre la misma curva de desnivel (más o menos), nos conducirán hasta el antiguo sendero, muy desdibujado en los primeros metros, pero cada vez más claro y aunque angosto, muy bien dibujado conforme vamos dejando atrás este misterioso pinsapar, con ejemplares de gran porte y algunos retoños, aunque más de la mitad de los adultos sean ya cadáveres de antiguos colosos que se interponían en nuestra trayectoria pasando a veces por encima, a veces por debajo.
Este tramo no es que sea especialmente difícil, ni peligroso, pero sí resulta algo incómodo y requiere de mucha paciencia y sentido del humor, hasta que después de pasar lo que parece el vallado de un antiguo vivero, que debemos dejar a nuestra derecha, comenzamos a ver hitos de piedra, que manteniéndose sobre la misma curva de desnivel (más o menos), nos conducirán hasta el antiguo sendero, muy desdibujado en los primeros metros, pero cada vez más claro y aunque angosto, muy bien dibujado conforme vamos dejando atrás este misterioso pinsapar, con ejemplares de gran porte y algunos retoños, aunque más de la mitad de los adultos sean ya cadáveres de antiguos colosos que se interponían en nuestra trayectoria pasando a veces por encima, a veces por debajo.
Con
la última media hora del atardecer, comenzamos a caminar por el cada vez mejor
dibujado sendero que en cuestión de 15 minutos, nos conduciría hasta el Puerto
de la Perdiz, donde lo habíamos abandonado por la mañana, para desviarnos hacia
el Tajo Bermejo y el Paso del Cristiano, con lo cual, a partir de aquí ya sólo
restaba caminar sobre nuestros pasos para regresar hasta los coches. que
habíamos dejado a primera hora de la mañana en el punto ya mencionado al inicio
de la crónica.
Ya
de noche, salimos con nuestros vehículos 4x4 o "todo caminos"
recorriendo de vuelta el CAMEL TROPIC de no menos de 45 minutos de laboriosa conducción
negociando baches hasta poco antes del Camping Conejeras, muy cerquita ya de la
carretera de San Pedro, donde la pista da una pequeña tregua con tramo
asfaltado donde regresamos a la "mal llamada civilización". Llegando
minutos después a la Venta El Navasillo, donde nos tomamos la copa de despedida
tras una jornada montañera de las más espectaculares que recuerdo haber vivido
en los últimos años. Agradeciendole a todos mis compañeros de ruta su solidaridad y buen hacer y muy especialmente a mi hermano del alma Jorge "El Titán del Guadalevín" por tan magnífica propuesta y por protegerme con su hacha y con su escudo en el fragor de la batalla, cuando progesábamos AL FILO DE LO IMPOSIBLE.
No hay comentarios :
Publicar un comentario