Hora y punto de encuentro: En nuestro caso quedamos las 8.30 am de la mañana (ya desayunados) en la primera
rotonda que nos encontramos al llegar a Cortes de la Frontera (tal y
como llegamos desde Benaoján), esta rotonda coincide con un Instituto y el
carril que sube a los Llanos de Líbar, que será nuestro final de ruta, aquí
dejamos uno o dos coches de enlace. Y con el resto de vehículos, nos
desplazamos hasta Benaoján para empezar la ruta.
Trazado: Lineal
Distancia
aprox: 18,1 km
Desnivel de subida: 1.219 m Desnivel de bajada: 1.205 m
Punto más
alto: 1.400 msnm (El Palo)
Punto más
bajos: Inicio en el barrio alto de Benaoján: 660 m y final en la rotonda del
Instituto de Cortes 620 msnm
Duración: 9-10 horas (según paradas)
Nivel de
Dificultad: Alto
Tipo de terreno: un 60% zona de
lapiaz a lo largo de todo el cordal con algunas trazas de tenues veredas de
ganado y dolinas que alivian la progresión, un 25% por senderos y bien
definidos y 15% pista terriza al inicio por Los Llanos del Pozuelo y
parcialmente asfaltada al final por el camino que sube desde Cortes a los
Llanos de Libar, aunque sus amplias curvas son atrochadas por una vereda
empedrada.
9 Participantes: Jorge Castrillo
"Aterriza como puedas" que fue nuestro guía, anfitrión y autor de muchas fotos de esta crónica. Maria José
Fernández "la Peregrina que llegó a Finisterre", que con junto con su
marido colaboraron de forma extraordinaria a agilizar el transfer de Cortes a
Benaoján y viceversa antes de iniciar la ruta y después de finalizarla; Emilia
"Mafalda", Isabel Delgado "Yo y el Universo", Elena
"La Chica que hablaba con los árboles", El Padre Carras, Salva
"El Ornitólogo", Cristobal "El Hombre del Tiempo" invitado
de honor, federado con Almoradú que debutó con nosotros dejando el pabellón muy
alto y un servidor: Juan Ignacio Amador.
1º)
Como en toda travesía que comienza en un punto y finaliza en otro esta ruta
requiere de dejar vehículos de enlace al final e inicio de recorrido. Siendo lo
lógico establecer como punto de encuentro el final previsto para dejar allí
algún /os coches de enlace y trasladarnos con el resto de vehículos hasta el inicio.
2º)
¿Qué es mejor empezar la ruta desde Cortes o desde Benaoján?
Cualquiera
de las dos opciones tiene sus pros y sus contras.
Empezar
en Benaoján tiene la ventaja de que la ascensión hasta el Puerto de la Cufría
por los Llanos del Pozuelo y vereda de La Escalereta se hace muy llevadero y es
ideal para ir calentando motores poco a poco.
Empezar
desde Cortes, requiere de una gran condición física, porque conlleva afrontar
de golpe, casi el 70% del total acumulado de ascensión de toda la ruta hasta el
Martín Gil. Lo bueno es que a partir de ahí, la ruta se hace mas llevadera.
Track de esta ruta:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-benaojan-a-cortes-por-el-tunio-el-palo-y-el-martin-gil-23648152
Bibliografía:
http://www.rutasyfotos.com/2017/04/montejaque-ventana-palo-martin-gil-cortes.html
http://www.picobarro.com/2017/2017-36_Translibica_2017.htm
http://pavostrotones.blogspot.com.es/2013/11/benaojan-cueva-de-la-pileta-monte-prieto.html
Tal
y como llegamos desde Cortes de la Frontera al barrio alto de Benaoján, en el margen derecho de la carretera nos encontramos con un pequeño
aparcamiento donde Maria José dejó su vehículo. Y a la izquierda, de la
carretera un cartel de Sendero Benaoján-Llanos de Líbar marca el inicio del
recorrido que afrontamos subiendo una empinada rampa. Dejando a nuestra espalda
las últimas casas del pueblo y algún que otro desvencijado corralón entre
gallinas y ladridos de perros que delatan nuestra marcha. Poco a poco vamos
ganando altura entre bancales de almendros y olivos, las flores del inicio de primavera iban aportando las primeras pinceladas de color al paisaje, incluidas unas preciosas orquídeas.
En pocos minutos, llegamos
a una verja de hierro, que sorteamos por la izquierda. Pronto empezamos a contemplar atrás y nuestra
izquierda, dirección N-E, la ciudad de Ronda, entre la bruma que comenzaba a
disiparse en la distancia.
Conforme
vamos ganando altura, comenzamos a tener vistas hacia el Cancho del Conio al
S-E, así como de la carretera Cortes-Benaoján ladera abajo; Atrás, a nuestra izquierda:
la barriada de la Estación de Benaoján. Poco antes de completar el segundo
kilómetro de recorrido, enlazamos con una pista terriza donde el perfil de se
suaviza y atravesaremos dos llanos conocidos genéricamente como “Del Pozuelo”,
de hecho muchos vecinos de Benaoján también conocen como “Cortijos del Pozuelo”
a los tres cortijos por los que vamos a pasar a continuación.
Sin embargo, hay
quien afirma que el primer llano que atravesamos se conocía antiguamente como
Llano de San Bartolomé, donde nos encontramos con un primer cortijo a nuestra
derecha, a los pies de los tajos del imponente cerro Ventana, conocido como
"Cortijo del Pozuelo".
En
apenas cinco minutos, llegamos al segundo, mucho mayor, conocido como Llano del
Pozuelo, presidido por el Cortijo de Gloria, (a la izquierda del camino), junto
al cual llama la atención el esqueleto de un Renault 4, mientras las vacas
retintas nos observan desde la distancia, indiferentes a nuestra presencia.
Continuando por la misma pista, unos 100 m más adelante, nos encontramos con
una verja de hierro que dejaremos cerrada a nuestro paso, y también a la
izquierda del camino, las ruinas del Cortijo de Monte Prieto que también
contemplamos desde allí, donde nos encontramos una pequeña yeguada de caballos
y un par de mulos, todos de color marrón. Justo en el margen izquierdo del
camino, tras la alambrada que marca el perímetro de este cortijo nos
encontramos con dos pilones tallados en la roca y el pozo que le da nombre a
estos Llanos (“del Pozuelo”). Justo al otro lado del camino, a nuestra derecha,
una hondonada del terreno ha propiciado que se forme una profunda laguna tras
los días de lluvia, que hace las veces de abrevadero para la fauna y ganadería
de la zona.
Desde las inmediaciones del cortijo del Monte Prieto, podemos
observar el Puerto España situado entre el Cancho de Los tajos Negros y el
cerro Prieto que le da nombre al cortijo y que yo había rebautizado
erróneamente como Alto de la Zahibe, por cuya ladera vamos a ir ascendiendo más
tarde, desde el Puerto de la Cufría.
Conviene
hacer una aclaración sobre la duplicidad que nos encontramos con la toponimia
de "LOS LLANOS DEL POZUELO", se trata de dos poljes que no tienen
nada que ver el uno con el otro, más allá de que comparten el mismo nombre y se
encuentran relativamente cerca. Por un lado tenemos: Los Llanos del Pozuelo (830 msnm), situados al Sureste del cerro Ventana, por
donde discurre la ruta que estamos describiendo aquí. Y por otra parte un polje
diez veces mayor (900 msnm) situado al oeste del cerro Ventana por donde
discurre el Camino de Los Llanos de Líbar, presidido por un conjunto de casas
que forman una gran cortijada habitada, conocido por los
"montejaqueños" como "Llano del Pozuelo de Montejaque".
Conforme vamos ganando altura entre altas
retamas, y grandes palmitos, comenzamos a encontrarnos con algunos tramos de
camino empedrado, correspondiente a la Vereda de “La Escalereta”, que me recuerda
al famoso camino del Puerto de la Escaleruela situado entre el Camorro Alto y
el Torcal de Antequera.
Tal
y como vamos ganando altura por la vereda de La Escalereta, a veces a nuestra
izquierda, a veces a nuestra espalda, siempre en dirección ESTE, tenemos vistas
hacia el Cancho del Conio, la Sierra del Oreganal y gran parte de la divisoria
Guadiaro-Genal: Castillejos-Espartina, Peñón de Benadalid-cerro Poyato y Hacho
de Gaucín .
Ya en la parte alta, desaparece el empedrado y el sendero terrizo
se bifurca se difumina de vez en cuando entre pequeñas cárcavas flanqueadas por
el cerrado matorral de retamas, grandes palmitos, matagallo, gamones, majuelos,
gamones, jaguarzos, aulagas y algunos chaparros dispersos. Poco antes de llegar
al Puerto de la Cufría, atravesamos un par de pequeñas dolinas, conocidas
localmente como hoyos, aunque a simple vista parecen pequeños praditos llanos.
Pocos
metros antes de llegar al Puerto de la Cufría, que tampoco es que sea un
enclave muy bien definido por lo alomado del terreno, debemos iniciar la
ascensión hacia el MOnte Prieto, al que yo había denominado erróneamente Alto de La Zahibe (que no existe), pero que en cualquier caso, es la loma que tenemos a nuestra
izquierda en el sentido de la marcha, concretamente a la altura del segundo,
hoyo o dolina que atravesamos, unos 500 m mas allá, de haber dejado atrás el
último tramo de la Vereda empedrada de La Escalereta.
Unos 200 m mas allá, llegamos al collado donde se encuentra la emblemática
roca en forma de "Pinza de Cangrejo", que nos sirve como referencia
para llegar hasta el recóndito "Pilón de la Zahibe", única surgencia
de agua de todo el cordal de la Sierra de Líbar que entre todos deberíamos
cuidar como oro en paño y que además es de una importancia vital para la
supervivencia del ganado y la fauna de la zona en los meses del estío.
Tomando
como referencia la roca conocida como la "Pinza del Cangrejo", que dejaremos a nuestra izquierda,
iniciamos el descenso hacia el fondo de una pequeña dolina pedregosa, siguiendo
un tenue sendero en dirección S-O, hacia donde ya divisamos fácilmente el
camorro que marca el punto más alto del Tunio (1.329 m) hacia el
que nos vamos a encaminar, atravesando un semiderruido murete de piedra. Pronto
caminaremos paralelo a un murete de piedra que iremos llevando durante un
trecho a nuestra derecha, por donde también se nos une, el sendero que sube
desde la Fuente de Saucillo, que es el acceso más tradicional para acceder al
Tunio, si venimos por el Camino de los Llanos de Líbar. A nuestra derecha
(OESTE), tenemos vistas hacia la sierra del Mojón
Alto.
La
superficie de estas lomas está formada por
un amplio lapiaz, donde lo único que crece son pastizales y piornales. Aunque
durante la primera mitad de aproximación al Tunio, la loma por la que vamos
ascendiendo nos impide vislumbrar el camorro que nos marca su cumbre, no
tardaremos mucho en tenerlo a la vista.
Justo antes de llegar a este camorro
atravesaremos una dolina y una angarilla, pudiendo rodear el camorro bien por
su izquierda, bien por su derecha. Acceder al punto más elevado formado por un cónico
castillete, a base de bloques calizos requiere de una trepada y posterior
destrepe que requiere de buena práctica y destreza, y desde luego no apta para personas con vértigo.
No obstante, lo más destacable del Tunio es su famosa "Cara" que se
encuentra en el extremo sur de la plataforma rocosa que surge a partir de la
base del Camorro de la cumbre propiamente del Tunio. Cara y cumbre, pueden distar
aproximadamente unos 50 m lineales, estando la cara unos 30 m más bajo que la
cumbre propiamente dicha.
En
el Tunio (1.329 m) casi todo me recuerda al Torcal de Antequera, entre dolinas,
estratos superpuestos, pilones y
curiosas formaciones imitativas, como la famosa cara del Tunio, que como hemos
dicho se encuentra unos 50 m al sur del punto más alto, a modo de mascarón de
proa de una plataforma rocosa, sobre la cual se puede subir.
Lugar propicio
para hacernos la foto más emblemática de grupo de la jornada. Frente a la cara
del Tunio, nos encontramos con un total de seis pilas repartidas por la zona, que
fueron excavadas en esta sierra, por la mano del hombre y que se llenaban de
agua al atardecer para que se congelaran con la helada de la noche; de manera
que al amanecer eran recogidos los bloques de hielo, que posteriormente se guardaban
en los neveros más cercanos.
Al
descender del Tunio, camino del Palo,
mantendremos en todo momento dirección S,S-O, pasando por Los Llanos del
Nevero, que toma su nombre del antiguo nevero, cuyos restos podemos ver a la izquierda del sendero.
Y a partir de aquí comienza una ascensión continua y relativamente tendida hasta el vértice geodésico del Palo, siguiendo lo que parece una incipiente vaguada por la que poco a poco vamos ganando altura, atravesando alguna que otra dolina y pasando cerca de las ruinas de viejos corrales.
Por el cordal de la Sierra de Líbar abunda el esparto, las carrasquillas, el piornal y el matorral almohadillado en general, así como las plantas rupícolas, en grietas y zonas de umbría, así como pastizal de montaña, destacando los piornos azules y las carrasquillas. Tal y como nos vamos aproximando a la cumbre de El Palo (1.400 m), llegará un momento en que más de uno tendrá la tentación de alcanzar la cumbre en línea recta por su vertiente norte atravesando su accidentado lapiaz o canchal.
Pero mi recomendación es escorarnos ligeramente a la izquierda, manteniéndonos en la mencionada vaguada y atravesando pequeñas dolinas por su vertiente Este, que es mucho más cómoda y llevadera, hasta que alcanzamos un collado que ya nos deja a menos de 50 m lineales del v.g. que tendremos a nuestra derecha, al que llegaremos sin mayores dificultades.
Desde la cumbre del Palo las vistas 360º alrededor son sencillamente, espectaculares, entre los hitos más importantes podemos destacar: Al S-O la sierra de Los Pinos y Salamadre; al Oeste el Navazo Alto de Villaluenga y la sierra del Endrinal, al NO: La crestería del Pinar, Las Grajas (tapando al Lagarín) y el cerro Malaver por encima del Mojón Alto; al Norte, todo lo que llevamos andado con el Tunio al fondo y por encima el cerro Ventana y a su izquierda El Terril. Al N-O: Las localidades de Arriate y Ronda por encima de la cual vemos el Cancho de la Pepa (junto al puerto del Viento) y La Peineta de Sierra Hidalga.
Y a partir de aquí comienza una ascensión continua y relativamente tendida hasta el vértice geodésico del Palo, siguiendo lo que parece una incipiente vaguada por la que poco a poco vamos ganando altura, atravesando alguna que otra dolina y pasando cerca de las ruinas de viejos corrales.
Por el cordal de la Sierra de Líbar abunda el esparto, las carrasquillas, el piornal y el matorral almohadillado en general, así como las plantas rupícolas, en grietas y zonas de umbría, así como pastizal de montaña, destacando los piornos azules y las carrasquillas. Tal y como nos vamos aproximando a la cumbre de El Palo (1.400 m), llegará un momento en que más de uno tendrá la tentación de alcanzar la cumbre en línea recta por su vertiente norte atravesando su accidentado lapiaz o canchal.
Pero mi recomendación es escorarnos ligeramente a la izquierda, manteniéndonos en la mencionada vaguada y atravesando pequeñas dolinas por su vertiente Este, que es mucho más cómoda y llevadera, hasta que alcanzamos un collado que ya nos deja a menos de 50 m lineales del v.g. que tendremos a nuestra derecha, al que llegaremos sin mayores dificultades.
Desde la cumbre del Palo las vistas 360º alrededor son sencillamente, espectaculares, entre los hitos más importantes podemos destacar: Al S-O la sierra de Los Pinos y Salamadre; al Oeste el Navazo Alto de Villaluenga y la sierra del Endrinal, al NO: La crestería del Pinar, Las Grajas (tapando al Lagarín) y el cerro Malaver por encima del Mojón Alto; al Norte, todo lo que llevamos andado con el Tunio al fondo y por encima el cerro Ventana y a su izquierda El Terril. Al N-O: Las localidades de Arriate y Ronda por encima de la cual vemos el Cancho de la Pepa (junto al puerto del Viento) y La Peineta de Sierra Hidalga.
Al Este: la sierra de Las Nieves,
por encima del Conio y la sierra del Oreganal, al otro lado del valle del
Guadiaro; Al S-E el trayecto del valle del Guadiaro que va de Cortes de la
Frontera hacia Las Buitreras, las siluetas de Los Reales, Crestellina y el
cerro de Las Chapas formando una media luna, al igual que el Hacho de Gaucín; y
completando el círculo al SUR la imponente mole del Martín Gil ( sierra
Blanquilla),nuestro siguiente objetivo.
Tramo 3: DESDE EL PALO AL MARTÍN GIL:
Tramo 3: DESDE EL PALO AL MARTÍN GIL:
Comenzamos
el descenso en dirección predominantemente S-O hacia el puerto del Gastor, ubicado entre El Palo y el Martín Gil. la
primera parte del descenso es muy llevadera, porque la pendiente es suave y nos
lleva a una cercana dolina, desde la que incluso debemos volver a recuperar
algo de altura para llegar al siguiente collado.
Pero llega un momento en que el perfil de la bajada aumenta, no tanto en lo que a pendiente se refiere, sino al incómodo canchal por el que tenemos que ir descendiendo con toda la atención puesta en cada paso, sorteando grietas o encajonamientos entre roca y roca, o bien eligiendo los bloques sobre los que caminar, en muchas ocasiones, con poca superficie para colocar la planta de nuestras botas.
Este descenso me recuerda un poco a la escalonada bajada del Castillón de Cuevas del Becerro, por lo escalonado del lapiaz donde abundan grietas y encajonamientos que nos obligan a tener los cinco sentidos en cada paso la mayor parte del trayecto.
Conforme vamos llegando al puerto del Gastor, el perfil, se va suavizando el perfil. A lo largo de esta bajada, a nuestra derecha, dirección OESTE, vamos disfrutando de amplias vistas sobre los Llanos de Líbar y el Puerto del Correo; mientras que al ESTE tenemos el Valle del Guadiaro con Jimera de Líbar allí abajo y Atajate y Faraján mucho más lejanos en el valle del Genal; y al SUR la desafiante mole del Martín Gil, que se antoja un cerro duro de subir.
Pero llega un momento en que el perfil de la bajada aumenta, no tanto en lo que a pendiente se refiere, sino al incómodo canchal por el que tenemos que ir descendiendo con toda la atención puesta en cada paso, sorteando grietas o encajonamientos entre roca y roca, o bien eligiendo los bloques sobre los que caminar, en muchas ocasiones, con poca superficie para colocar la planta de nuestras botas.
Este descenso me recuerda un poco a la escalonada bajada del Castillón de Cuevas del Becerro, por lo escalonado del lapiaz donde abundan grietas y encajonamientos que nos obligan a tener los cinco sentidos en cada paso la mayor parte del trayecto.
Conforme vamos llegando al puerto del Gastor, el perfil, se va suavizando el perfil. A lo largo de esta bajada, a nuestra derecha, dirección OESTE, vamos disfrutando de amplias vistas sobre los Llanos de Líbar y el Puerto del Correo; mientras que al ESTE tenemos el Valle del Guadiaro con Jimera de Líbar allí abajo y Atajate y Faraján mucho más lejanos en el valle del Genal; y al SUR la desafiante mole del Martín Gil, que se antoja un cerro duro de subir.
Muy
cerca del Puerto del Gastor, se encuentra el cordel de linde, donde confluyen
la línea interprovincial Málaga-Cádiz, que delimita los términos municipales de
Jimera de Líbar y Cortes de la Frontera (Málaga), a nuestra izquierda, con
Villaluenga del Rosario (Cádiz), a nuestra derecha.
Desde
el Puerto del Gastor, cruzamos el muro y alambrada de la linde por una
angarilla, que encontraremos unos 40 m a la derecha del lugar donde el murete
de piedra y la alambrada forman el ángulo recto que da vistas al Valle del
Guadiaro, con Jimera de Líbar allí abajo.
Una vez al otro lado de la valla, comenzaremos a ganar altura en paralelo a una alambrada que llevamos a nuestra izquierda, que nos lleva directos a una primera elevación, que conviene dejar a nuestra izquierda, sin dejar de perder altura, pero dejándola a nuestra izquierda.
El paso bajo unas encinas dispersas nos confirmará que vamos por el camino correcto. Llegamos a una segunda alambrada, esta última bastante más oxidada y estropeada que la anterior, desde donde volveremos a perder algo de altura, dirigiendo nuestros pasos hacia un bosquete de encinas al que llegaremos descendiendo perpendicularmente a nuestra izquierda, en busca de una última angarilla, que ya nos deja dentro del mencionado bosquete de encinas, desde donde empieza la ascensión definitiva, llevando al principio como referencia una vaguada con algo de hierba que pasa bajo varios chaparros, por los que vamos ganando altura de forma escalonada y con el lujo de alguna sombrita de vez en cuando, hasta que ya en la parte más alta, debemos abandonar la cómoda presencia de la pequeña vaguada y seguir ascendiendo de forma perpendicular a nuestra izquierda por donde nos resulte menos incómodo entre el abundante lapiaz y pequeñas dolinas que se van alternando hasta que llegamos a la cumbre del Martín Gil (1.395 m), que no vemos hasta que estamos prácticamente arriba del todo, un escuálido palo de hierro y un cercano montón de piedra hace las veces de vértice geodésico donde nos hicimos la foto de grupo.
Desde el Martín Gil, las vistas son prácticamente las mismas que desde El Palo, que ahora es nuestro principal referente al Norte de nuestra posición, y lógicamente se amplían las vistas al S-O con Cortes de la Frontera allí abajo y la parte más cercana a nosotros del cordal de Sierra Blanquilla, por donde discurre la primera parte de nuestro descenso.
Una vez al otro lado de la valla, comenzaremos a ganar altura en paralelo a una alambrada que llevamos a nuestra izquierda, que nos lleva directos a una primera elevación, que conviene dejar a nuestra izquierda, sin dejar de perder altura, pero dejándola a nuestra izquierda.
El paso bajo unas encinas dispersas nos confirmará que vamos por el camino correcto. Llegamos a una segunda alambrada, esta última bastante más oxidada y estropeada que la anterior, desde donde volveremos a perder algo de altura, dirigiendo nuestros pasos hacia un bosquete de encinas al que llegaremos descendiendo perpendicularmente a nuestra izquierda, en busca de una última angarilla, que ya nos deja dentro del mencionado bosquete de encinas, desde donde empieza la ascensión definitiva, llevando al principio como referencia una vaguada con algo de hierba que pasa bajo varios chaparros, por los que vamos ganando altura de forma escalonada y con el lujo de alguna sombrita de vez en cuando, hasta que ya en la parte más alta, debemos abandonar la cómoda presencia de la pequeña vaguada y seguir ascendiendo de forma perpendicular a nuestra izquierda por donde nos resulte menos incómodo entre el abundante lapiaz y pequeñas dolinas que se van alternando hasta que llegamos a la cumbre del Martín Gil (1.395 m), que no vemos hasta que estamos prácticamente arriba del todo, un escuálido palo de hierro y un cercano montón de piedra hace las veces de vértice geodésico donde nos hicimos la foto de grupo.
Desde el Martín Gil, las vistas son prácticamente las mismas que desde El Palo, que ahora es nuestro principal referente al Norte de nuestra posición, y lógicamente se amplían las vistas al S-O con Cortes de la Frontera allí abajo y la parte más cercana a nosotros del cordal de Sierra Blanquilla, por donde discurre la primera parte de nuestro descenso.
Desde
la cumbre del Martín Gil, descendemos a una dolina conocida como "Puerto
Llano", frecuentada en ocasiones por una yeguada de caballos marrones y
blancos.
Y en nuestro caso, tomamos como referencia un tenue sendero de ganado que discurre paralelo al cordal, quedando este siempre a nuestra izquierda, de manera que a nuestra derecha llevamos toda la caída de la ladera hacia los Llanos de Líbar, dando vistas a gran parte de la Sierra del Endrinal y más cercanos a nosotros el Hoyo del Quejigo y la Salamadre.
Frente a nosotros vamos teniendo vistas hacia la Sierra de Los Pinos, que asoma por encima de la imponente mole caliza del Peñón de Líbar, a la derecha del cual se encuentra el Hoyo de Cortes, presidido por el cortijo de Edmundo.
Y en nuestro caso, tomamos como referencia un tenue sendero de ganado que discurre paralelo al cordal, quedando este siempre a nuestra izquierda, de manera que a nuestra derecha llevamos toda la caída de la ladera hacia los Llanos de Líbar, dando vistas a gran parte de la Sierra del Endrinal y más cercanos a nosotros el Hoyo del Quejigo y la Salamadre.
Frente a nosotros vamos teniendo vistas hacia la Sierra de Los Pinos, que asoma por encima de la imponente mole caliza del Peñón de Líbar, a la derecha del cual se encuentra el Hoyo de Cortes, presidido por el cortijo de Edmundo.
Al
llegar a la altura de un peñón intermedio de la crestería que Jorge y yo,
creíamos se trata del Peñón de Las Arenitas, Jorge y yo, no pudimos resistir la
tentación de coronarlo. No sería hasta dos días después observando el track con
detenimiento, cuando me percaté de que en realidad el Peñón de las Arenitas
quedaba unos 400 m mas allá por la línea del cordal, pero al tener otro espolón
intermedio, nos impedía su visión.
En cualquier caso, a partir de esta "conquista de lo inútil", los compañeros que nos precedían fueron ampliando su diferencia con nosotros, mientras nosotros nos recreamos con algunas fotos paisajísticas.
Siguiendo su estela, zigzagueando ladera abajo, hasta que por fin conectamos con la pista terriza conocida en Cortes como el Camino de Líbar, viniendo a salir justo, frente por frente a los pies de la cara oeste de esa magnífica fortaleza pétrea que es El Peñón de Líbar.
Llegando unos 20 minutos después al puerto del mismo nombre, donde la pista que viene por cortes se bifurca formando una "Y", al N-E sigue hacia Los Llanos de Líbar (que es el camino por donde llegamos a este cruce), y al OESTE remonta la ladera a través de una sucesión de largos zigzags que conducen a la Sierra de Los Pinos.
En cualquier caso, a partir de esta "conquista de lo inútil", los compañeros que nos precedían fueron ampliando su diferencia con nosotros, mientras nosotros nos recreamos con algunas fotos paisajísticas.
Siguiendo su estela, zigzagueando ladera abajo, hasta que por fin conectamos con la pista terriza conocida en Cortes como el Camino de Líbar, viniendo a salir justo, frente por frente a los pies de la cara oeste de esa magnífica fortaleza pétrea que es El Peñón de Líbar.
Llegando unos 20 minutos después al puerto del mismo nombre, donde la pista que viene por cortes se bifurca formando una "Y", al N-E sigue hacia Los Llanos de Líbar (que es el camino por donde llegamos a este cruce), y al OESTE remonta la ladera a través de una sucesión de largos zigzags que conducen a la Sierra de Los Pinos.
Una
vez en este cruce de pistas que es el Puerto de Líbar, conviene estar atentos
para no seguir descendiendo por la pista, sino a través de un empedrado
sendero, bien señalizado, que nos ayudará a ahorrarnos los largos zigzags de la
pista, hasta que viene a unirse con la misma pista 1 km más abajo, a la altura
de una fuente con un gran pilón de donde manaba un generoso caño de agua,
conocido como "El Pilar de Cortes El Viejo" (junto al cortijo del
Rosario).
Tanta agua llevaba la fuente que inundaba parte de la pista terriza por donde debimos tener precaución para no resbalar durante un buen trecho, hasta que por fin el agua se desviaba por un regato paralelo y un kilómetro más allá del pilar, volvíamos a abandonar la pista por otro trecho de sendero que sin margen de error nos llevaría hasta la parte de atrás del Instituto de Cortes, que rodeamos hasta regresar a la rotonda, donde habíamos dejado nuestros vehículos a primera hora de la mañana.
Tanta agua llevaba la fuente que inundaba parte de la pista terriza por donde debimos tener precaución para no resbalar durante un buen trecho, hasta que por fin el agua se desviaba por un regato paralelo y un kilómetro más allá del pilar, volvíamos a abandonar la pista por otro trecho de sendero que sin margen de error nos llevaría hasta la parte de atrás del Instituto de Cortes, que rodeamos hasta regresar a la rotonda, donde habíamos dejado nuestros vehículos a primera hora de la mañana.
No es una conquista de lo inútil, sino algo más de aventurilla. Por mi parte ya estaba más que satisfecho de piedras... `por ese día esdtupendo
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras Eduardo. Un lujo haber compartido tan bonita aventura con un gran montañero como tú.
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